Nosotros no nos alegramos ante la muerte, nos duele, acongoja, nos obliga a meditar y sacar conclusiones.
Es un momento doloroso y duro para la familia cuando uno de sus integrantes, por cualquiera sea la razón, pierde la vida. Y todo esto más allá de quién sea el personaje y su paso por la vida.
Nosotros tampoco olvidamos y siempre recordaremos a aquellos que guardaron silencio o se mostraron indiferentes, mientras miles de compatriotas perdían la vida de las maneras más atroces. Tampoco podríamos olvidar como otros se enriquecieron a costa de triquiñuelas y negocios no muy claros y que, incluso, cuando fueron descubiertos en sus trampas se las ingeniaron para mantenerse en sus espacios y desde ahí seguir amasando fortunas, mientras miles no tenían ni para comer, carecían de empleos dignos y eras duramente golpeados, por pedir algo de igualdad y que no se les siguiera tratando como escoria.
La muerte es el término de una etapa y cada quien será evaluado por lo que hizo en su vida y recibirá el trato que merece por ello.
No será suficiente con que los medios de comunicación – que son el brazo informativo de los que más tienen y manipulan a su antojo a la opinión pública – ensalcen y llenen de alabanzas al que murió. Será en definitiva su actuar ante el pueblo el que diga si merece ser tratado con dignidad y respeto.
2.- Hagan la procesión todos los que han vivido recibiendo las dádivas del poder. Con cara de circunstancia califiquen como quieran al que ha partido, incluyendo términos como visionario, respetuoso y buen jefe de familia.
No obstante, tengan claro qué hay miles que dirán lo contrario y expondrán las razones de porque el lobo se vistió con traje de oveja.
El poder tendrá una imagen que es la que pretenden imponer y dejar para la posteridad. Mostrarán gestos adustos, mucho luto y una cantidad de cualidades del que partió que ni siquiera él sabía que tenía. Los que hacen la democracia están de duelo, pero luego del trance amargo seguirán haciendo lo mismo.
Sin embargo, todos los que sufrieron y sufren, los que fueron privados hasta de lo mínimo, los que nunca tuvieron una oportunidad, expresaran su sentir.
¿Alguien puede criticarlos? No, pues lo expuesto por ellos viene de la historia, de lo vivido y eso no se cambia, aunque se sea propietario o controlador de todos los medios de comunicación