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VOLVER A CREER

El pasado martes, el Banco Central emitió su informe de política monetaria, conocido como
IPOM. Es el verdadero barómetro de la economía chilena, confeccionado en la reunión de política
monetaria (RPM) del Consejo del Banco Central de Chile. Se informó que el acuerdo del Consejo fue reducir la tasa de interés de política monetaria en 25 puntos base, hasta 5,5%, y que esta decisión fue adoptada por la unanimidad de sus miembros. La cifra está en línea con lo que venían adelantando los expertos de bancos y entidades financieras, y confirma que el Banco continúa hacia una normalización de las tasas. Recordemos que la inflación de dos dígitos que tenía el país, al inicio de la actual administración, obligó a un ajuste de la política monetaria, con alzas históricas de la tasa. Para los chilenos de a pie, es una buena noticia, ya que las tasas de créditos comerciales a corto plazo se han reducido, incentivando la adquisición de bienes y servicios. La decisión del Banco Central, considera en el escenario externo, un anuncio del presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, en que informa del inicio del proceso de recorte de tasas. En la economía del país del norte, también se ha producido una disminución de la inflación, y también allí el mercado del trabajo ha empezado a debilitarse.
En cuanto al crecimiento de la economía, el Central, informa que en el segundo trimestre hubo
una caída de actividad, el PIB total y no minero cayó 0,6% de trimestre a trimestre. Y el PIB total tuvo una caída de 1,6% anual, en tanto el PIB no minero cayó un 1%. Si bien el IMACEC del mes de julio mostró un alza significativa respecto a julio de 2023, el incremento responde a factores puntuales, en un contexto de volatilidad de las cifras mensuales. Asimismo, se da cuenta, que, desde el punto de vista de la demanda, se refleja una caída del consumo y la estabilidad de la inversión.
En cuanto a las proyecciones de nuestra economía, el Banco central reduce la proyección de
crecimiento para este año 2024, en un rango entre 2,25 y 2,75%, fundamentalmente por el resultado del segundo trimestre. En tanto, para 2025 y 2026, las proyecciones de crecimiento se mantienen en un rango entre 1,5 y 2,5%. Se proyecta que el consumo privado retomará su impulso, por el menor costo del crédito y el aumento de los salarios reales. Se estima que para 2025 y 2026, el consumo privado crecerá a tasas del orden de 2% anual. Asimismo, de acuerdo a los requerimientos de la meta de balance estructura, se reducirá el consumo de gobierno, en particular para este año.
Si bien, las proyecciones de menor nivel de consumo, reduce las presiones inflacionarias, que
nos ha costado tanto combatir, por otra parte, incide en la brecha de actividad. Asimismo, el Banco Central llama a “monitorear cuidadosamente”, la desaceleración del empleo.
No obstante, todos los esfuerzos realizados, con el alza de tasas y la restricción del gasto
público, el Central debió revisar la meta de inflación para este año, la que en junio se había fijado en 4,2% y que ahora se fija en 4,5%, lo que se explica por el impacto del alza de las tarifas eléctricas producidas en junio y julio, por la depreciación del peso, ocurrida los últimos meses, y por un factor externo, el alza de las tarifas de los fletes marítimos, ocurrida en todo el mundo. Se confirma que, en un horizonte de dos años, la inflación llegará a la meta fijada de 3%, lo que ocurriría, de no mediar circunstancias imprevistas, en los primeros meses del año 2026.
Tal vez la cifra más inquietante, es la estimación de crecimiento tendencial no minero, que para
el período 2025-2034 se estima un crecimiento promedio de 1,8%. En otras palabras, la proyección de crecimiento del país, para los próximos diez años, sin considerar la actividad minera, será de un magro 1,8%.

Esta síntesis de cifras del informe del Banco central, puede resultar tediosa, pero la hago con el
propósito de llamar la atención, de todas esas personas que luchan cada día por llevar el pan a sus
casas, y que miran muy de lejos las decisiones políticas que afectan sus vidas. Chile puede y debe
crecer más si de verdad queremos alcanzar el desarrollo. El crecimiento económico es esencial para lograr este objetivo, y ya lo hemos hecho. En los 20 años de gobiernos progresistas desde 1990 a 2009 se creció como nunca antes en Chile, en promedio Chile creció 5,1%, versus 2,9% durante los 17 años de la dictadura. Las claves del crecimiento logrado en el período 1990-2009 la clase política actual las debe buscar, en lo que constituyó el principal activo de la Concertación de partidos por la democracia, su capacidad de lograr acuerdos, y su capacidad de gestión para implementarlos. La mayor parte de aquellos años sin mayoría parlamentaria, y con todos los enclaves autoritarios presentes, se logró, lo que ahora parece tan distante.
En una época de desconfianza en las instituciones, cuando se abren cada día nuevas cajas de
pandora, y el ciudadano de a pie, está harto de malas noticias, se deben buscar aquellos temas que nos convocan a todos. No tiene sentido, hacer un gesto político sólo al sector de afines al gobierno, presentando iniciativas que serán un saludo a la bandera, porque el progresismo no tiene los votos.
¿Para qué perder energía en tales intentos?, el verdadero liderazgo está en poder concitar el apoyo de los incondicionales, que siempre va a estar, pero también de los de la vereda de enfrente. Para eso se eligen los presidentes y las presidentas de la república, para que tomen decisiones pensando en Chile, y pensando en el futuro, no sólo en el próximo año.
Es difícil hacer el cambio, ya que es más fácil contentar al sector afín, hay seguridad allí, un
círculo cercano (o varios círculos de distinto nivel como sugirió un político), es lo más cómodo también.
Quien podría culpar al presidente Boric, si hace lo que todos esperan, nadie por cierto en su sector
político. Pero ir más allá, y pararse en los hombros de los gigantes y la giganta, que lo precedieron,
eso ya es otra cosa. Generar ese clima de dialogo, que permita forjar acuerdos amplios en materia de crecimiento económico, en materia de seguridad, se ve difícil, pero ¿no es precisamente a lo difícil a lo que estamos llamados, quienes creemos en una sociedad mejor? Si no se está dispuesto a hacer lo que hay que hacer, para superar los grandes y antiguos dolores de Chile, entonces no vale la pena llegar al gobierno. Cuando se reflexione sobre esto, en los círculos del poder, seguro surgirán quienes prefieren seguir con su 30%. Basta mirar la historia, para ver donde termina eso. Y quienes aún caminamos por estas tierras, tenemos el deber de no olvidar, donde nos conduce, la obcecación, el sectarismo, y la obsecuencia.
El pueblo de Chile clama al cielo, por un respiro, una esperanza, un alivio, ya no se resiste más
el clima de crispación, las insidias y ataques cotidianos, contaminan el aire, en medio del mayor
escándalo de corrupción de los últimos 30 años.
Necesitamos recuperar un sentido de bien superior, de interés general, que está por sobre las
disputas de grupo, es la única forma de salvar las bases de la sociedad democrática, y construir los
cimientos de nuestra prosperidad