En abril de 2021, estamos llamados a vivir un nuevo desafío para lograr cambiar la Constitución, este camino que hemos transitado a partir del estallido social, esta explosión de emociones, angustia, temor, rabia, descontento, que se fue acumulando en el tiempo y que basto con la valentía de estudiantes y el arrojo de las mujeres para decir No Más.
El 25 de octubre pasado, reafirmamos la necesidad de elaborar una nueva carta fundamental, donde quienes la redacten, sean 100% elegidos y elegidas por la ciudadanía, un equipo paritario, y además donde se vean representados y representadas, hombres y mujeres de los pueblos originarios. Será la primera vez en la historia republicana de nuestro país, que la ciudadanía se verá involucrada en la redacción y donde las mujeres tendrán un rol fundamental.
Es aquí, donde me detengo, la importancia de este proceso, donde nuestras convicciones, saberes, experiencias, valores, se vean representados, sin temor, sin vergüenza, sin pequeñeces. Por ello, hemos decidido, “nótese que escribo -hemos-, porque definiciones como esta, no se toman al azar, sino de manera colectiva”, hemos definido nuestra participación, asumiendo el desafío inscribiendo mi Precandidatura a Constituyente, entendiendo que será la plataforma que garantizará que modifiquemos el modelo imperante que hoy esclaviza a chilenos y chilenas, modelo que se caracteriza por ser desigual, discriminador y poco solidario. Creo firmemente en que tenemos la oportunidad de aportar de manera concreta y que ese aporte se traduzca en la realización de las transformaciones que Chile requiere, transformación de todos aquellos temas que nos afectan cotidianamente como la salud, educación, sistema de protección social, sistema de pensiones, seguridad, igualdad y equidad, con un espíritu de responsabilidad y compromiso con el bien común.
Soy Trabajadora Social de profesión, compañera, madre, hija y hermana. Me he formado en la convicción de que es necesario e importante luchar día a día por una sociedad justa y solidaria, donde todas y todos seamos incluidos, donde podamos ser parte de manera real de procesos democráticos, que fortalezcan las organizaciones de las cuales somos parte.
Ser constituyente, permitirá discutir, dialogar y reflexionar en torno a las prioridades que ha levantado y levantará la ciudadanía. También nos permitirá instalar aquellos temas que se nos exige: un país descentralizado, plurinacional, con un nuevo sistema de pensiones, que garantice salud y educación gratuita y de calidad, derechos fundamentales para el desarrollo de una sociedad justa y equitativa. Es una invitación a trabajar en conjunto por una constitución que garantice el desarrollo pleno e integral de las personas, sin discriminación, con perspectiva de género, que reconozca todas las diversidades y disidencias.
Este año ha sido complejo, hemos vivido tiempos difíciles con una pandemia que nos sacudió y remeció duro en todo ámbito, y eso genera desidia, dolor, desesperanza, pero debemos tener la convicción de que somos capaces de levantarnos, y pensar en el futuro y generar los cambios necesarios, ahora más que nunca debemos entender nuestra responsabilidad política, social y cultural, esto se debe reflejar en la elección de nuestras candidaturas, la ciudadanía nos exige y demanda fortalecer las democracias internas, dejar de lado las prácticas que deslegitima la política partidaria y que generan desconfianza, y además de transparentar nuestros procesos. La elaboración de una nueva carta fundamental es de gran importancia, nos jugamos el futuro de Chile, nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas. Chile Despertó, hasta que la dignidad se haga costumbre.
Ingrid Melipillán Muñoz
Trabajadora Social
Colectivo Vanguardia Comunitaria