En las últimas semanas, hemos sido testigos de los esfuerzos que se despliegan por todo Chile, para contener la pandemia. Cientos de miles de funcionarios de Salud, y de atención primaria procuran revertir la tasa de contagios, trazar y aislar a los contactos estrechos. En paralelo, se ha ido avanzando, no con poca dificultad, en una agenda de iniciativas en apoyo a las personas y a las familias. Y se alista un paquete de medidas de reactivación, destinadas a apoyar a los sectores productivos y a las empresas más golpeadas por la crisis. La oposición en el congreso ha logrado introducir importantes modificaciones a los proyectos del gobierno. Y está ya escrito en la historia, la modificación constitucional, que permitió retirar de las AFP, el 10% de sus ahorros, a millones de personas. El grado de incertidumbre con que hemos vivido todo el primer semestre del presente año, ha tenido pequeños alivios, con la reducción de la tasa de contagios a nivel nacional. Sin embargo, persiste la preocupación sobre todo en regiones, donde se está produciendo un rebrote. Está comprobado que, sólo asumiendo una conducta de autocuidado, y de prevención, se logra mantener los contagios en el mínimo.
Con todo esto en mente, debemos como país enfrentar procesos que son fundamentales en nuestra democracia. Un plebiscito el 25 de octubre, que muy probablemente conducirá al cambio de la actual constitución política. Es un evento político mayor. Y debemos asumirlo como corresponde a una democracia madura. En un ambiente de tolerancia y de discusión pacífica, donde las posturas se expongan con altura de miras. Tal vez, no es el mejor momento, pero es el que nos tocó, y debemos poner cada uno de nuestra parte, para evitar el clima de polarización, que buscan instalar los sectores mas extremos.
El próximo año, tendremos por primera vez elecciones de gobernador regional. Otro hito histórico. Las regiones, las provincias, hemos esperado desde los albores de la patria, para que se nos reconozca nuestro derecho a dirigir nuestros propios destinos. Puede que, en este caso, tampoco sea con todas las atribuciones que se desean, pero es un paso fundamental. Dentro del mismo 2021, se elegirá alcaldes, concejales, y consejeros regionales. Y concluirá el año con elecciones presidenciales, de parlamentarios y eventualmente de integrantes de la comisión constituyentes.
Pareciera ser una vorágine de eventos, que ahora se ven tan distantes, y, sin embargo, requieren de nuestra responsabilidad y nuestra participación. Tenemos por delante desafíos que nos permitirán construir esos grandes acuerdos, que tanta falta le hacen a nuestro país. El nuevo orden no lo va a decidir ni un grupo de parlamentarios, ni tampoco un gobierno hundido en las cifras de aprobación. La participación amplia y mayoritaria de la población garantiza, que nadie pretenda imponer sus puntos de vista a otro. Existen consensos amplios, en materias fundamentales, las diferencias son más bien acotadas, y aun esas, podrán canalizarse adecuadamente.
No es momento de atemorizarse, ni de titubear, estamos enfrentando una prueba de vida, como sociedad, para superar la crisis sanitaria y social y económica. Y estamos a la vez llamados, a renovar nuestro contrato social, el pacto social, que regula nuestra vida en comunidad. Son tiempos difíciles, apremiantes, pero nos sorprende en un período de madurez como sociedad, como los que ya hemos vivido en nuestra historia. Debemos mantenernos serenos y confiados, y prepararnos para participar activamente.
Debemos generar un clima de paz y de tranquilidad, para que los esfuerzos que realizan los trabajadores, las empresas, los políticos de gobierno y de oposición, surtan frutos. Las familias y hogares, requieren, la estabilidad y la seguridad que les brindan nuestros empleos, nuestras fábricas y comercios funcionando. En un clima de paz y concordia, podemos enfrentar todas estas tareas juntos. En un ambiente de entendimiento, de propuestas constructivas, en un debate abierto y plural, podremos salir con bien de la misión histórica que debemos cumplir.
Ernesto Sepúlveda Tornero