Este 21 de septiembre, bajo la administración del gobernador Jorge Flíes, fue un día feriado en la región de Magallanes y de la antártica chilena, también en la provincia de Chiloé, región de Los Lagos. La Ley N° 21.704 publicada en el diario oficial el 14 de septiembre, así lo establece, en conmemoración de la toma de posesión del Estrecho de Magallanes por la goleta “Ancud”. Esta iniciativa tuvo su origen en mensaje del presidente Boric, de 20 de agosto de este año. Dentro de las razones que justifican esta ley, se señala la importancia que ha tenido para el estado de Chile, desde los albores de la república, el Estrecho de Magallanes, que da inicio a la posesión soberana e inalienable de Chile sobre el territorio austral. La gesta de la goleta Ancud y los 22 hombres y mujeres de su tripulación, es una de las hazañas más asombrosas de los navegantes chilotes, y prueba el coraje y valentía para asumir ese desafío. El informe financiero de la ley, consigna, que, como efecto de la menor recaudación de impuestos debido a la menor actividad económica como consecuencia del día feriado, se estima en 113 millones de pesos (moneda de 2024), la menor recaudación por tributación no minera. El menor ingreso fiscal que irrogue la aplicación de esta ley se financiará con cargo a las partidas presupuestarias respectivas de los servicios del Gobierno Central. Es una nota técnica que todas las leyes llevan, sin embargo, lleva a reflexionar sobre el impacto económico que ha tenido para el estado de Chile, haber tomado posesión del Estrecho de Magallanes, que fue durante medio siglo la principal vía marítima del continente. Desde luego, que se trata de cifras incalculables, sin considerar la importancia estratégica, que tendrá el Estrecho de Magallanes en el siglo XXI.
Pero, en este espacio queremos siempre rescatar algo de la historia, que va quedando en los entretelones de los grandes hitos. Hace un par de semanas, dirigentes sociales de Tierra del Fuego, recordaban que la reivindicación de la gesta de la goleta Ancud, fue obra de parlamentarios magallánicos, que nos precedieron. No es la actual administración, ni los parlamentarios actuales, quienes clavaron esta bandera. Son los continuadores de la tarea efectuada por décadas, por parlamentarios anteriores. Como el ex senador Pedro Muñoz Aburto, diputado por Magallanes, durante tres períodos, y senador por un período. Abogado, ligado siempre a la lucha por los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y por los derechos humanos, cuando se arriesgaba el pellejo cada día. A propósito de la hazaña de la goleta Ancud, en sesión ordinaria del Senado del 19 de mayo de 2009, el senador Muñoz, exponía:” Señor Presidente, una de las preocupaciones del Padre de la Patria Libertador Bernardo O’Higgins fue incorporar a la soberanía nacional las tierras australes. Posteriormente, el Presidente Manuel Bulnes encomendó al Intendente de Chiloé Domingo Espiñeira que constituyera un grupo de tripulantes para tomar posesión del Estrecho de Magallanes. Fue así como la tripulación de la goleta «Ancud», al mando del capitán de fragata Juan Williams Rebolledo, el 21 de septiembre de 1843 tomó posesión del Estrecho de Magallanes, 24 horas antes de que llegara al lugar una fragata gala. O sea, esa región pudo ser francesa y no chilena. Gracias a los navegantes chilotes se incorporó a la soberanía del país esa importante zona del territorio austral.” El senador Muñoz proponía en esa oportunidad declarar el 21 de septiembre como «Día del Navegante Chilote y del Territorio Chileno Austral», recordando que a lo largo de muchos años se solicitó, sin éxito, a los diferentes ministros de educación, incluir en los textos de Historia o de Ciencias Sociales la trascendencia que reviste ese día. La preocupación del senador Pedro Muñoz, fue asumida también por los parlamentarios magallánicos Carlos Bianchi y Carolina Goic. Y no debe quedar sólo en la declaración del día feriado regional para este año 2024, sino que debe establecerse como un feriado permanente en la región de Magallanes y de la antártica chilena, y en la provincia de Chiloé. Desde el pasado, se siguen oyendo con fuerza las palabras del general libertador Bernardo O’Higgins, quien en 1823 renuncia a su cargo de director supremo y parte a un auto exilio en Perú. Estando en su lecho de muerte el 24 de octubre de 1842, pronuncia estas proféticas palabras “Magallanes, Magallanes”. Fue el liderazgo preclaro del presidente Manuel Bulnes, quien encarga a su ministro Manuel Montt, disponer las medidas para que el estado de Chile tome posesión del estrecho y del territorio austral. El ministro Montt, mediante instrucción de abril de 1842, ordena al recién designado intendente de Chiloé, Domingo Espiñeira, informarse sobre la existencia de lugares en el Estrecho de Magallanes, con terrenos propicios para el cultivo y residencia de pobladores. Y de ser eso efectivo, equipara una expedición que explorara el territorio. Una pieza fundamental, para que el proyecto concluyera con éxito, fue este intendente de Chiloé, Domingo Espiñeira, muy ejecutivo. En cuanto obtuvo informes favorables, del territorio austral, dispuso la organización de la expedición. Y con otra prueba de su visión, designó para encabezarla al capitán de Puerto de Ancud, capitán de fragata John Williams Wilson, conocido por su nombre traducido de capitán Juan Guillermos. El primer gran hito de la expedición, fue proveerse de los medios para realizar la travesía marítima, ya que no se contaba en Chiloé con una nave adecuada para el viaje. Se decide construir una nave especialmente acondicionada para la expedición. En una prueba de destreza magistral de los maestros carpinteros de bahía chilotes, se construyó una embarcación de treinta toneladas, con aparejos de goleta. Este proyecto de construcción naviera, superó todas las embarcaciones construidas anteriormente en los astilleros de Chiloé. Dada la lejanía con el centro del país, y que no se contaba con producción local de estos elementos, debió encargarse al distante puerto de Valparaíso, todos los materiales y aparejos necesarios. El intendente Espiñeira, encargó: clavos, planchas de cobre, lona, cadenas, anclas, pinturas, brea, alquitrán. También se aprovechó a riqueza del bosque nativo, y para la construcción del casco, quilla, cuadernas, etc., se utilizó nobles maderas nativas, como robles, alerces, laurel y mañío. Los remos se fabricaron de avellano por su firmeza y elasticidad. El 22 de mayo de 1843, un año y un mes después de que Domingo Espiñeira, asumiera la Intendencia de Chiloé, y recibiera la instrucción del ministro Manuel Montt, la Goleta de Guerra Ancud dejaba su fondeadero, a los vítores de ¡Viva Chile! (1)
Para nuestro mejor entendimiento, la Goleta Ancud era un buque, construido y equipado por el estado de Chile, que se incorpora a la escuadra nacional, lo que en estos días diríamos, a la Armada de Chile. Su comandante, fue el Capitán de la Marina Nacional don John Williams Wilson o capitán Juan Guillermos. La tripulación estaba conformada por el Piloto 2° adscrito a la Marina Nacional Jorge Mabon, el Timonel Ricardo Didimus y seis marineros. La guarnición destinada a cubrir el futuro Fuerte Bulnes constaba del Teniente de artillería Manuel González Idalgo, un Sargento Segundo, un Cabo y cinco soldados. En el carácter de naturalista voluntario, encargado de estudiar el clima y la agronomía, se incorporó el explorador prusiano Bernardo Phillipi. También integraba la tripulación un carpintero llamado Horacio Luis. Y las esposas de dos soldados, doña Venancia y doña Ignacia. Se dispuso en el pañol y bodega de la goleta, víveres para la alimentación de veintidós personas durante siete meses: porotos, charqui, harina flor, galletas marineras, té negro y té perla, ron, aguardiente, vino corriente, vino dulce y vino de San Vicente. En tanto sobre cubierta, viajaban dos cerdos, tres perros, una pareja de caprinos y un gallinero compuesto por diversas aves de corral. El viaje de la Goleta Ancud, estuvo lleno de vicisitudes y peligros, de muy extenso relato para incluir aquí, historia que les invito a leer. Los valientes hombres y mujeres de La Goleta Ancud, vencieron todas esas dificultades y penurias, y, el 18 de septiembre de 1843 surcan las aguas del Estrecho de Magallanes, llegando el 21 de septiembre al lugar denominado como Puerto del Hambre. La goleta luego navega frente a Punta Santa Ana, donde desembarcan, este acto constituye la solemne toma de posesión del Estrecho de Magallanes, y del territorio que lo circunda. Se desembarcó un cañón, disparándose 21 salvas, las que fueron respondidas desde la goleta Ancud.
El viaje señero del buque de la marina nacional Goleta Ancud, constituye una de las páginas más hermosas de la historia de Chile, escrita por hombres de la marina de Chile, y por hombres y mujeres civiles, navegantes chilotes e intrépidos colonos. Se afianza de este modo el dominio y soberanía de Chile sobre el Estrecho de Magallanes y la Patagonia. Como bien, lo recordaba el senador Pedro Muñoz en 2009, al día siguiente, del arribo de la Goleta Ancud, fondea junto a ella, la fragata de guerra francesa “Le Phaèton”, un buque a vapor, que pretendía efectuar actos de posesión del territorio para su nación. La presencia de los marinos chilenos, y nuestro pabellón patrio flameando orgulloso en tierra chilena, disuade a los marinos franceses de su cometido. Algunos días después, el 30 de octubre de 1843 se bautiza el fuerte, como Fuerte Bulnes, en honor al presidente que ordenó tomar posesión del estrecho y de estas tierras. En la ocasión se disparan salvas de 21 cañonazos desde el cañón del fuerte y por el cañón de proa de la goleta Ancud, los que son respondidos por el bergantín norteamericano “Sapewing”, fondeado en la rada. El capitán Guillermos, iza la bandera de Chile, y rompe una botella de vino en uno de los muros del fuerte, quedando formalmente inaugurado. A 181 años, de la gesta de la Goleta Ancud de la marina nacional, y de los navegantes chilotes de su tripulación, con más fuerza que nunca, resuenan las palabras proféticas del padre de la patria “Magallanes, Magallanes”. Sigue plenamente vigente el mandato de presidente Manuel Bulnes, debemos afianzar y consolidar cada día, el dominio soberano y perpetuo sobre el Estrecho de Magallanes y del territorio austral. Es nuestro mejor y mayor homenaje a los hombres y mujeres que surcaron los mares, para izar la bandera chilena en estas costas.
Ernesto Sepúlveda Tornero