Con la intención de reemplazar a los Submarinos de la clase “Oberon” tras 30 años de servicio, en 1997 la Armada de Chile firmó un contrato con el Consorcio Franco – Español formado por DCN y Bazán, actualmente Naval Group y Navantia, para la construcción de dos Submarinos clase «Scorpéne». Uno de ellos era el SS-22 “Carrera”, nombrado así en homenaje al General José Miguel Carrera y su trascendencia para la historia de país.
Su fabricación se inició el 2004, culminando un día como hoy, 20 de julio, pero del año 2006. Fue en dicha fecha que, en una ceremonia en el puerto de Cartagena y presidida por la Ministra de Defensa, Vivian Blanlot, se hizo entrega de la Unidad de manera oficial. Su primer Comandante fue el Capitán de Navío Elio Corcuera, encargado de navegar el submarino a su puerto base, Valparaíso, al cual arribó el 13 de diciembre del 2006.
Desde entonces, hace ya 15 años, el SS-22 “Carrera” ha materializado una presencia efectiva en la dimensión submarina del territorio chileno y de las áreas de responsabilidad nacional, de una manera prolongada y discreta, gracias a los múltiples sensores acústicos, ópticos y electromagnéticos que proveen una vigilancia bajo y sobre el mar.
Esta trascendental contribución a la fiscalización de nuestros espacios jurisdiccionales, a la Política de Defensa Nacional y a las Áreas de Misión de la Defensa Nacional, convierten a esta Unidad subacuática en una de las más polivalentes de la Armada de Chile en la última década, teniendo además una destacada participación a nivel internacional.
Este último mes patrulló cerca de 83.900 millas náuticas, alrededor de 155.382 kilómetros, de aguas de responsabilidad nacional en el Pacífico, ejerciendo una vigilancia activa y contribuyente a proteger los recursos de la Zona Económica Exclusiva. Cabe destacar, que previo a este despliegue y como parte de las rutinas normales de mantenimiento, en el mes de marzo el Submarino Carrera finalizó un ciclo de mantenimiento programado, realizados por ASMAR desde su incorporación al servicio el año 2006.
Lo anterior, es sumamente relevante, debido a que la mantención del submarino se llevó a cabo con una importante participación de la empresa nacional, demostrando que la capacidad industrial de Chile ha evolucionado coherentemente, aumentando sistemáticamente la participación de la pequeña y mediana empresa en el mantenimiento, reparación y modernización de equipos y sistemas a bordo de los submarinos.