Resulta inentendible que la Comisión Experta no incluyera a la Antártica chilena como territorio especial
en el anteproyecto de la Constitución, como si lo hizo con Rapa Nui y el Archipiélago Juan Fernández. El
Consejo Constitucional debe rectificar este grave equívoco, incluyendo a la Provincia Antártica Chilena,
que comienza desde el sur del lago Fagnano, en Tierra del Fuego, y que concluye en el Polo Sur.
Los límites administrativos de esta Provincia, la más austral de Chile, no son resultado del azar, sino que
expresan una idea geopolítica de la mayor relevancia: el territorio de Chile comienza – o termina, según
se quiera ver – en la Antártica chilena. No hay país en el mundo más cercano a la Antártica, no hay
costas continentales en el planeta bañadas por el mismo océano austral que las antárticas y fueguinas.
Magallanes y la “Tierra de O’Higgins” viven bajo el mismo techo, forman una unidad indivisible y es
deber del Estado de Chile reconocer este vínculo, preservarlo y fortalecerlo en el tiempo, generación
tras generación. Especialmente ante un consenso antártico cada vez más frágil, con capacidades
limitadas ante la arremetida de las grandes potencias y confrontado las políticas antárticas de terceros
países cada vez más ambiciosas y focalizadas en la soberanía.
De cristalizarse la propuesta de la Comisión Experta, que deja fuera a la Provincia Antártica del artículo
139 del borrador (y que fuera avalado por la misma Cancillería en su discusión), provocará el
desmontaje de la norma antártica y su eventual descuido, desconociendo la relevancia que tiene para
Magallanes y como parte de la historia de Chile, de nuestra historia que – en palabras del Presidente
Gabriel Gonzalez Videla – “significa la resolución irrevocable de nuestra patria, de defender con la vida
si fuere necesario la integridad de nuestro territorio nacional, que se extiende desde Arica al Polo Sur” .
Por lo que en momentos en que los consejeros constitucionales se encuentran ingresando enmiendas al
anteproyecto y nuestro país vecino se aleja del “fair play”, creando mapas con evidentes intensiones
expansionistas sobre nuestro territorio antártico, resulta imperioso hoy más que nunca corregir este
vacío y atender al interés nacional, a través de su reconocimiento y promoción constitucional, siempre
en el marco del pleno respeto a los tratados ratificados y que se encuentran vigentes.