Cuando ha transcurrido un mes desde el inicio del gobierno progresista, ya se ha descargado gran parte del arsenal mediático de la derecha económica, sobre las flaquezas, y errores no forzados del gabinete. Se podría decir, que este gobierno no tuvo “luna de miel”, ese período de algunas semanas, donde al inicio del gobierno, todo es “miel sobre hojuelas”, prensa favorable, buenas encuestas, y apoyo transversal. Si se quiere, se puede culpar a los propios errores ya mencionados, una especie de auto boicot, pero prefiero ser benevolente, con quien mora, en “La casa donde tanto se sufre”. Las tareas que tiene por delante el presidente Boric, son tantas, y tan desmesuradas las expectativas de la población, que sería injusto, no brindarle apoyo, para salir de estos primeros entuertos. Como decía, los desafíos son enormes, y poco el tiempo. Por esta razón, creo que el objetivo central del gobierno debiera ser, el nuevo sistema de seguridad social. Más allá de la discusión en la convención, que correrá por cuerda separada, y en los plazos que ya conocemos, con plebiscito de salida el día 04 de septiembre. Por la magnitud de la tarea, debiera concentrarse todos los esfuerzos y energías en la creación de este nuevo sistema de seguridad social. Contrarrestar la campaña comunicacional patrocinada por las propias AFP, y sus dueños, requiere una actitud activa. No basta con responder por twitter. Es una materia que se ha venido estudiando hace décadas, y existe un consenso más o menos transversal, en que la capitalización individual, no puede ser obligatoria, ni mucho menos la única alternativa para los trabajadores chilenos. El tema es escabroso, los fondos constituidos, en base a las cotizaciones que se extraen de las remuneraciones de los trabajadores, han acumulado ya unos 200 mil millones de dólares. Una cifra que representa varias veces el presupuesto fiscal. Como es sabido, esos recursos constituyen la base del sistema de capitales chileno, ya que las AFP, operan como administradoras de inversiones, y “colocan” estos recursos, en las empresas que cotizan en bolsa. La base de la bolsa de valores chilena, son estos capitales de los trabajadores chilenos. Es un sistema que ha funcionado con cambios menores desde su creación en 1980, y se impuso por la fuerza, durante la dictadura fascista de Pinochet y los grupos económicos, que le daban el sustento civil. En Estados Unidos, cuna de Milton Friedman, y donde se formaron los “Chicago Boys”, la derecha nunca ha logrado eliminar el sistema de seguridad social, con sistema de reparto, que existe hace 80 años. Se entiende, entonces, la razón por la que el sistema se impuso en Chile, sólo a los trabajadores civiles, persistiendo hasta el día de hoy, un sistema de seguridad social de reparto en las FFAA. Quienes detentaban el poder de las armas, se reservaron para sí, un verdadero sistema de seguridad social, y no aplicaron en sus filas, la capitalización individual, que predicaban, daría pensiones equivalentes al 100% de las remuneraciones.
La seguridad social en Estados Unidos, es desconocida para la mayoría de los trabajadores y trabajadoras chilenos. Ni las AFP, ni las grandes empresas, ni los activistas económicos de derecha, informan de su funcionamiento. Es curioso. Tan curioso, como que la presidenta de la asociación de AFP, es hoy una profesional, que trabajó toda su vida en los Estados Unidos, y vaya paradoja, esta pensionada por la seguridad social de ese país, con un sistema de reparto. Esta es una materia en disputa, en los Estados Unidos también intentaron durante el gobierno de Bush, eliminar la seguridad social, y pasar a un sistema de cuentas individuales. A continuación, citaré a Paul Krugman, premio nobel de economía del año 2008. En su libro “Contra los zombis” del año 2020, reproduce una serie de columnas, publicadas en “The New York Times”. El título del libro alude, a esas ideas que se vuelven a plantear una y otra vez, aunque existe abundante evidencia, para probar que son falsas. Se niegan a morir, como los zombis. “…la mayoría de los jubilados dependen de la Seguridad Social para obtener la mayor parte de sus ingresos y, para una tercera parte aproximadamente, es prácticamente su única fuente de ingresos…”. “Dos cosas, principalmente, salvaron a la Seguridad Social de la privatización: la inmensa oposición de la opinión pública cuando comprendió lo que estaba ocurriendo y la postura firme de los dirigentes demócratas, en especial de Nancy Pelosi, en contra de las estupideces de la élite. (Al preguntarle a Pelosi cuándo iba a presentar su propio plan para la Seguridad Social, respondió: «Nunca. ¿Le sirve nunca?».) “. “El informe anual del Consejo de Administración de la Seguridad Social, revela un sistema que goza de bastante buena salud financiera. De hecho, bastaría con pequeñas inyecciones de fondos para mantener el nivel actual de beneficios durante al menos los próximos setenta y cinco años.” El mayor riesgo al que se enfrenta ahora la Seguridad Social es político. ¿Utilizarán quienes odian el sistema tácticas para asustar y cálculos confusos para derribarlo? Después de que Alan Greenspan pidiera recortes de las prestaciones de la Seguridad Social, miembros republicanos del Congreso declararon que la respuesta era crear cuentas de jubilación privadas. Es asombroso que sigan pregonando este elixir milagroso; y más increíble aún que los periodistas continúen dejando que se salgan con la suya.”. “El problema de la Seguridad Social es en sí un asunto demográfico: a medida que la población envejezca, la cifra de jubilados aumentará con más rapidez que la de trabajadores. Como consecuencia, los gastos en prestaciones aumentarán en aproximadamente un 2 % del PIB a lo largo de los próximos treinta años y lentamente a partir de entonces.”.” ¿Debemos considerar emprender reformas modestas que reduzcan los gastos o amplíen la base de ingresos de la Seguridad Social? Sin duda. Pero cuidado con quienes afirman que debemos destruir el sistema para salvarlo”. Como podemos apreciar, el sistema de seguridad social en los Estados Unidos existe hace más de 80 años, y pese a los intentos de la derecha por transformarlo en un sistema de cuentas individuales, esto no ha sido aceptado por el rechazo de la población. Y por la fuerte oposición del partido Demócrata. La creación de un verdadero sistema de seguridad social en Chile, es un problema político, las razones económicas entregadas por los administradores de inversiones, no tienen asidero en la realidad. Son “idea zombi” que se repiten, aunque carezcan de evidencia para fundarlas. En los Estados Unidos la seguridad social se financia con un impuesto sobre las nóminas, nada muy diferente de lo que se puede hacer en Chile, con la contribución tripartita que ya está consensuada. La existencia de una agencia fiscal que administre los recursos, se ha probado eficaz tanto en el ejemplo del país del norte, como en la propia administración que se hace en Chile, con las pensiones de los uniformados. Si el gobierno del presidente Boric, quiere resolver los problemas que aquejan a Chile, debe partir por esta tarea, la más difícil, la que mayor resistencia encuentra en los grandes grupos económicos, del sector financiero y bursátil chileno. Para esto sí que encontrará un apoyo masivo y decidido en los trabajadores y trabajadoras chilenos.
Ernesto Sepúlveda Tornero