El movimiento sindical tiene serios problemas para articular una posición común y, lo que es más grave, carece de capacidad para responder en forma inmediata y contundente a los abusos de la patronal y a la incapacidad del gobierno para legislar en función de los intereses de las mayorías.
Se ha trabajado bajo premisas equivocadas.
Se ha pensado que el solo anuncio de jornadas de protesta y/ o paralización de actividades y la adhesión a éstas de unas cuantas “personalidades de la vida política” hará que la población, y en especial los trabajadores, dejen por algunas horas su rol de esclavos del capital y vayan tomando conciencia del rol que juegan en la sociedad.
2.- Están equivocados quienes promueven un sindicalismo dialogante y dependiente de los contactos con el poder político.
Por ahí no hay solución. No la hay con la mediación de la Iglesia, no la hay con autoridades políticas que declaran que hay que fomentar la organización y ampliar la negociación colectiva, pareciendo ignorar que tenemos una legislación mucho peor que la que existió hasta 1973.
No habrá soluciones con quienes se abandonaron al modelo y reniegan de lo que existió en materia laboral.
No hay solución mientras no se trabaje desde la base, educando en derechos, promoviendo organizaciones independientes y autónomas que encabecen las lucha