Hoy son muchos que están conmovidos por la trágica muerte del ciudadano de Minneapolis, estado de Minnessotta, George Floyd, quien falleció por asfixia a manos del policía Derek Chauvin, cuando este mantuvo su rodilla presionada contra la parte posterior del cuello del afroamericano por espacio de ocho minutos desoyendo las súplicas del ocasional detenido que no podía respirar.
El trágico hecho lamentablemente no es nuevo y se ha repetido muchas veces en procedimientos de policías norteamericanos y donde mayoritariamente las víctimas han sido ciudadanos afroamericanos.
Luego de este incidente, las protestas de rechazo de los norteamericanos demuestran que el racismo no está superado en algunos Estados y que los policías aplican procedimientos que ya debieran estar erradicados, como poner la rodilla sobre el cuello del detenido con una presión desmedida por parte del policía.
Mylan Masson, una ex oficial de policía que dirigió un programa de capacitación para la policía de Minneapolis durante 15 años -hasta el 2016- explicó a los medios periodísticos que esta es una técnica que ya no se usa debido a la vulnerabilidad. Incluso muchos entrenadores de cuerpos policíacos han tratado de prohibir o limitar el uso de estrangulamientos u otras maniobras en el cuello.
Este hecho, con una mala técnica aplicada por el policía y con resultado fatal, llama la atención no solo en Estados Unidos, donde la ciudadanía la ha repudiado con sucesivos desmanes públicos. También genera un rechazo internacional y una adhesión que se manifiesta por las redes sociales desde distintos lugares del planeta.
En Chile también hemos sido testigos de como algunos carabineros han aplicado esta técnica para reducir a maleantes, pero también lo han hecho con algunos de los manifestantes detenidos en el estallido social.
Vale la pena recordar, según información del Ministerio Público, que hasta febrero pasado, al cumplirse cuatro meses del movimiento social en Chile, se habían registrado 33 muertes, cuatro de ellas indagadas por acción de agentes del Estado y las otras 29 víctimas fallecidas en incidentes, como incendios a locales comerciales.
En los cuatro casos, atribuidos a agentes del Estado, se investiga responsabilidades de Carabineros, dos a funcionarios del Ejército y uno a personal de la Armada. En los cuatro casos hay investigaciones abiertas por homicicio y cuasidelito de homicidio.
En todos estos hechos ha habido un rechazo de la ciudadanía y eso demuestra de lo atento que están siempre los ciudadanos frente al actuar desmedido de las policías en todos los países. Claramente si no hubiese habido testigos en la detención de George Floyd, habría pasado inadvertido el desmedido actuar de Derek Chauvin.
Lo importante es que quienes cometen estos delitos lo reconozcan ante sus pares. Sus superiores sean responsables también para disponerlos a la justicia y cumplir con los procedimientos pertinentes.
Bueno también es quedarse con la imagen de solidaridad de muchos policías que ante los manifestantes optaron por inclinarse y arrodillarse en señal de adhesión a lo que ocurre en Estados Unidos.
Lo ideal sería que en todo el mundo los policías sean vistos siempre como personas entregadas al servicio por ayudar al prójimo, por ser amigos de los afligidos como lo hemos visto con los carabineros de Chile en los casos de catástrofes, pero no verlos como si fuesen verdaderos soldados preparados para enfrentarse a una guerra con un enemigo desarmado.