El anhelo que a futuro los espacios públicos puedan ser definidos también con la participación de las y los niños fue uno de los temas abordados en el reciente conversatorio sobre Educación e Infancia que se realizó en Santiago en el marco de la reciente Bienal de Arquitectura y Urbanismo.
La XXII versión de este evento se realizó entre el 14 y 22 de enero en Santiago y para ello se implementó una especie de domo inflable frente al Palacio de La Moneda en una organización mediante la alianza entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y el Colegio de Arquitectos de Chile.
Bajo la temática “Hábitats vulnerables”, la past president del Colegio de Arquitectos de Chile, Jadille Baza, expresó que “es pertinente, porque encarna la urgencia y la oportunidad de reflexionar sobre el rol creativo y transformador de la arquitectura y el urbanismo frente al déficit habitacional y la vulnerabilidad de nuestras ciudades, territorios y el medioambiente”.
En representación de la Universidad de Magallanes (UMAG) participó la vicerrectora Académica, Anahí Cárcamo, quien fue invitada a participar en el conversatorio sobre Educación e Infancia y el espacio público, discutiéndose cómo se relaciona allí la arquitectura.
Sostuvo que allí se analizó cómo se piensa a la infancia desde la escuela, desde el espacio público. “Cómo podemos trabajar en conjunto para lograr mejores espacios para la infancia. Todos pensamos en mejores espacios para la infancia, con ellos como participantes, no como espectadores, sino que tomando decisiones. Un poco lo que piensa Franco Tonucci, arquitecto italiano, que es lo que trabajamos en pedagogías, especialmente en educación parvularia, que las ciudades cuando son pensadas desde los niños son más sanas y más amables para todos sus habitantes, no pensada desde el adulto, sino que desde la infancia. Eso hace que sea más inclusiva”, afirmó Cárcamo.
Para la académica es trascendente, tal como lo plantea el sociólogo de infancia Matías Kun, pensar cómo se instala el tema de la pedagogía de la naturaleza, quizás dando señales en las escuelas con espacios exteriores que sean más naturales y no prime el concreto, sino espacios con vegetación, tierra, árboles, agua, que son elementos naturales propios y atractivos para la infancia y que atrae a niñas y niños.
“Quizás se puede partir por allí, pero también instalando política pública, otras maneras de ver la educación y los sentidos de aprendizaje en las niñas y en los niños”, acotó la vicerrectora Académica, quien adelantó que se analizó cómo trabajar las universidades con el Colegio de Arquitectos y con el Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio a objeto de instalar distintos lenguajes en la educación con las niñas y niños y en los espacios que ellos ocupan.
“Allí yo tomé un poco los principios de este pedagogo italiano que es Francesco Tonucci, que habla que las ciudades deben ser pensadas desde los niños y con los niños como participantes activos, como en los espacios públicos o espacios sin segregación y como convergemos como ciudad en los espacios públicos. También vimos la importancia de relacionarnos entre la pedagogía y la arquitectura como una relación importante para la formación de nuestros futuros pedagogos y futuros arquitectos”, aseveró Anahí Cárcamo, quien acotó que se espera en marzo un nuevo diálogo para planificar un trabajo conjunto posiblemente con las demás universidades públicas, que también son espacios públicos.