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QUE LA GUERRA NO ME SEA INDIFERENTE

Amigos y amigas, escribo estas líneas embargado por una profunda pena, al igual
que ustedes, estoy impactado por los hechos que hemos conocido, primero el ataque
terrorista a territorio de Israel, con múltiples muertos y heridos de población civil, y más
recientemente, la cruenta represalia militar sobre la franja de Gaza. El horror de los
jóvenes que fueron sorprendidos mientras disfrutaban de un festival de música, las
familias que les fueron arrebatados sus hijos e hijas, víctimas de secuestro. Y luego las
bombas cayendo sobre un territorio densamente poblado, donde habita el pueblo
palestino, y que carece de ejército o fuerzas militares. No creo que con lo que hemos
vivido en Chile en los últimos cincuenta años, podamos permanecer inermes, ante el mal
desatado sobre tantas víctimas inocentes. No voy a ahondar aquí en el origen del conflicto
árabe-israelí, porque de esa materia se ha escrito bastante, y lo que abunda son las
posturas partisanas de lado y lado. Yo simplemente, abogo por la paz, al igual que sienten
millones de personas por todo el mundo, que no sea el poder militar, el que determine el
destino de los pueblos. Que de una vez por todas se escuche a los organismos
internacionales, que llevan décadas advirtiendo, del polvorín que se está formando en
medio oriente. En Chile somos privilegiados, vivimos en una sociedad libre y democrática,
y hemos aprendido, no sin dolor, a resolver nuestras diferencias conversando, y si no,
votando en las urnas. En nuestro suelo reside la mayor comunidad palestina, fuera de su
país, también residen en Chile, miles de personas de ascendencia judía. Todas estas
personas conviven en paz, cohabitan en nuestro territorio, aceptando nuestras reglas,
nuestros usos y costumbres. Lo hace posible, una sociedad laica, tolerante, donde la
libertad de culto se respeta, desde los orígenes de la república. La inmensa mayoría de las
personas de origen árabe o palestino, están por la paz y la convivencia pacífica. Del mismo
modo, sucede con la población israelí. Lamentablemente, por un lado, en el extremo,
existen líderes de movimientos terroristas, que propugnan la destrucción del estado
israelí, y la muerte de los judíos y cristianos, estos liderazgos acallan e invisibilizan, a
liderazgos moderados, que no están por la muerte y destrucción. En el otro extremo, un
liderazgo autoritario y ultra conservador, conduce Israel con mano de hierro, impulsando
una guerra sin cuartel, y sin respeto a regla alguna. Ambos extremos, se retroalimentan. El
ataque terrorista ha fortalecido un liderazgo israelí, que estaba en una baja en su
popularidad, y en medio de múltiples críticas. Hoy el tambor del combate, no para de
sonar, y prestos están miles de jóvenes, hombres y mujeres, a marchar a la batalla. Pasó
desapercibido, la información que daba cuenta, de una notificación del gobierno egipcio al
gobierno israelí, de que se preparaba un ataque a su territorio. Una información
confirmada por el gobierno israelí, que habría tomado conocimiento semanas antes, sin
haber tomado ninguna acción. La máquina de inteligencia y de guerra más acerada del
mundo, fue sorprendida de la forma más alevosa y cruel, y nadie da explicaciones, ni paga
las consecuencias. Se sabe que un mando medio, asumió la responsabilidad, renunciando

a su cargo. Pero el liderazgo principal, no da pie atrás, y ya anuncia que el mapa de Gaza
va a cambiar por los próximos cincuenta años.
La muerte y destrucción, afecta como ha sido siempre, a los más débiles, a los más
dependientes, los niños y niñas, los adultos mayores, los enfermos. El asedio sobre la
franja de Gaza, rompe con todas las convenciones internacionales sobre la guerra, se
ataca a civiles desarmados, una población que cuenta con más de un millón de niños y
niñas. Ellos sufren hoy con sus padres, el sitio de Israel. A la usanza medieval, se ha
cortado los suministros de agua, comida, también el gas y la luz eléctrica, intentando
doblegar a una población palestina, que ha vivido bajo asedio los últimos 75 años. Nada
bueno, saldrá de este capítulo del conflicto, ni Israel podrá destruir totalmente a los
grupos terroristas, que por esencia no se comportan como ejércitos convencionales, ni los
grupos radicales islámicos, van a conseguir su objetivo de destruir el estado de Israel.
Estados Unidos y la Unión europea, se han cuadrado detrás de Israel, sin critica ni
cuestionamiento alguno, y el liderazgo militar israelí actúa en consecuencia, desatando un
ataque por aire, mar y tierra, sobre un territorio sin defensa alguna.
Veo dormir a mis hijos, en la tranquilidad y el silencio de la noche de Punta Arenas, pienso
en mi hermana que vive en Israel, y que debe estar alerta a las alarmas de ataque con
misiles, para ir los refugios. Pienso en las mujeres y en los niños de Gaza, sintiendo el
terror de las explosiones y las llamaradas. Pienso en el misterio que entraña, que, en la
tierra considerada santa, por las tres grandes religiones monoteístas, no pueda reinar la
paz, y, por el contrario, viva presa de las furias de la sangre y el dolor, desde hace siglos.
En la tranquilidad de la noche magallánica, elevo una oración pidiendo porque vuelva la
paz, y cesen las balas y las bombas.
Amigos y amigas, que la guerra no nos sea indiferente.
Ernesto Sepúlveda Tornero