Sin duda que la noticia de los últimos días – manoseada hasta el hartazgo por los medios de comunicación y diferentes parlamentarios – fue la visita fallida de la ministra del interior a la región de la Araucanía o al Wallmapu. Más allá de la denominación que en definitiva se utilice, lo que no debe olvidarse es que hasta el inicio de la mal llamada pacificación de la Araucanía por parte del Estado chileno, apoyado en el Ejército e iniciada en 1861 con el general Cornelio Saavedra, todas las tierras de la zona eran propiedad de los mapuche y otros pueblos.Puede gustar o no a los puristas, pero lo sucedido en el Wallmapu fue un genocidio que culminó con la entrega de las tierras quitadas a los pueblos ancestrales, tierras que fueron puestas en manos de colonos nacionales y extranjeros, quienes con posterioridad y bajo deversos subterfugios fueron extendiendo sus dominios y acorralaron hasta expulsar a los dueños originales de sus tierras.¿Que a algunos les molesta la autoridad y firmeza con que los mapuche reclaman lo que es suyo?, Cierto, pero aquel que se permita decir que son terroristas y que solo dañan y desobedecen el orden establecido, simplemente no conocen nada de la historia.2.- ¿Fue una buena medida la visita de la ministra del interior?, a todas luces se ve como algo precipitado, que aunque esté rodeado de buenas intenciones no se corresponde con lo que está sucediendo. Estamos en presencia de una manifestación firme y clara que exige restitución de lo apropiado en mala lid. Es la respuesta que corresponde hacia quienes por más de una centuria han robado, discriminado, perseguido a un pueblo valiente y altivo. Un rechazo a aquellos que por ser dueños del poder, se sienten con el derecho de avasallar y menospreciar a los reales dueños de las tierras.No es la solución llenar de soldados, vehículos y armamento de guerra un espacio que no les pertenece, no pueden creer que por que tienen el monopolio de las comunicaciones van a lograr que todos los ciudadanos les crean el discurso del orden y la seguridad.Lo que hacen es seguir aplicando los mismos métodos que utilizó Cornelio Saavedra quien, mas allá de que cumplió con el mandato que le asignó el Estado, no pudo someter per se a quienes le reclamaron el cumplimiento de tratados y acuerdos que intencionadamente hoy se ocultan. El pueblo mapuche pelea por lo que de justicia le pertenece y nada hay que pueda augurar que renunciará a ello.*****