1.- El paro de actividades generalmente es la respuesta de los trabajadores en un proceso de negociación colectiva, a lo que eufemísticamente se le llama huelga legal. Sostenemos que los trabajadores tienen la obligación de educarse en sus derechos y es
esa educación la que les llevará a presentar sus demandas a los patrones y si estas no son respondidas, tendrán que hacer uso de la huelga o el paro. Es el nivel de organización lo que permitirá en algún momento llegar al paro, sin tener que esperar se cumplan los plazos de los que habla la ley.
Los trabajadores organizados, hombres y mujeres abusados en sus derechos, serán capaces de utilizar las herramientas que estimen convenientes para que se les responda a sus demandas.
En los inicios de nuestras luchas, la acción directa fue la herramienta de los trabajadores para demandar respuestas del capital.
2.- La huelga general es la acción que en un país determinado, o en todos ellos al mismo tiempo, realizan todos los trabajadores con el objetivo de demandar del Estado y de los patrones respuestas a sus demandas.
Aquí no hay proceso de negociación colectiva y sólo es factible su realización cuando todos los trabajadores – mujeres y hombres – cuentan con un alto nivel de organización y están dispuestos a ir a la huelga y sostenerla, hasta que sus demandas sean respondidas por los detentadores del poder.
Estas huelgas generales son aún más efectivas si cuentan al mismo tiempo con el apoyo de las organizaciones y los partidos populares. Mientras todo estos elementos no se conjuguen al mismo tiempo, será muy temprano para hablar de la huelga general.
Lamentablemente se ha hecho una cuestión común convocar a la huelga general, desconociendo el nivel de organización de la clase trabajadora y, lo que es más grave, se utiliza dicha convocatoria para acompañar demandas y aspiraciones que muchas veces ni siquiera son conocidas por todos los afectados.
Para colmo de males, se demoniza a una u otra estructura existente, a sabiendas de que las mismas no cuentan ni con las bases ni las condiciones para convocar a una manifestación cualquiera, que pueda inquietar al sistema. Resulta paradójico demandar que tomen la batuta aquellos que claramente le dieron la espalda a la clase.
Dicho de forma clara y aunque moleste. O nos ponemos en el empeño de educar a los trabajadores – hombres y mujeres – en sus derechos, promoviendo en todo lugar la construcción de sindicatos o el paro y la huelga general seguirán siendo sueños inalcanzables.