1.- Cuando hemos dicho a nuestros compañeros y amigos que nuestra organización sigue activa, no mentimos.
Son cientos las consultas que han llegado al wasap +56 9 84495328 desde que tuvimos que cerrar la sede el 26 de marzo y todas ellas han sido respondidas, tanto las de afiliados como de no afiliados a nuestra CGT.
Se ha logrado participar en mediaciones y negociaciones colectivas virtuales, en distintas ciudades y regiones del país e incluso se han conseguido avances que no se esperaban, todo esto principalmente por qué dirigentes y trabajadores han tenido confianza en el equipo asesor encabezado por nuestro presidente y cumplido rigurosamente las instrucciones que se han entregado.
Nuestras opiniones escritas y audios diarios llegan a cientos de organizaciones y nos enorgullecen todos los comentarios, así como los agradecimientos por lo que estamos haciendo. Lo sentimos como un deber y estamos orgullosos de mantener activa y funcionando nuestra Confederación General de Trabajadores.
Queremos destacar, la rápida respuesta que han tenido aquellos que consultan con nuestro asesor previsional, cómo iniciar sus trámites de pensiones por edad, cuotas mortuorias y pensiones de sobrevivencia, que recibe nuestro asesor previsional.
Aprovechamos de contarles que se ha habilitado el wasap +56 9 95133092, donde podrán hacer todas las consultas que quieran sobre estos y otros asuntos que les preocupen.
La educación sobre los derechos y la comunicación permanente con las bases, engrandecen a la organización.
2.- Es probable que existan las 3 clases sociales de las que se habla e incluso todas las sub clases que se desprenden de cada una de ellas. Y sin embargo, sigo convencido que las cosas se remiten a una cuestión bien simple.
Desde que en el mundo unos tuvieron más recursos que otros y aprovecharon estos recursos para construir palacios, armar ejércitos y explotar la fuerza de trabajo de los que poco o nada tenían ni tienen, se instalaron en las sociedades 2 clases.
Los pobres y los ricos, los abusadores y los abusados, o en palabras del sistema la clase alta y la clase baja.
Todo lo demás son creaciones de los que tienen el poder para aplacar y hasta anular las ansias de cambio social.
Han convencido a muchos, que la pobreza se puede superar si se trabaja como animal, polifuncionalizado y con flexibilidad, renunciando a derechos como la jornada diaria continua y el descanso dominical, la vida de hogar y la organización sindical y barrial.
Seguiremos creyendo en la igualdad y el respeto como valores fundamentales, la eliminación de la riqueza y el término de los vicios y costumbres que nos han hecho dividirnos entre pobres y ricos.
Somos sindicalistas, somos clase trabajadora.