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PULSO SINDICAL

En noviembre de 1884 se resuelve la fecha que queda en la historia.
“En Chicago se reunió el IV Congreso de la AFL en 1884. Uno de los autores de la proposición que meses más tarde sacudiría a los Estados Unidos, Frank K. Foster, afirmó ante sus compañeros:
“Una demanda concertada y sostenida por una organización completa producirá más efecto que la promulgación de millares de leyes, cuya vigencia dependerá siempre del humor de los políticos…» En el curso de sus intervenciones, Foster sugería que todos los sindicatos manifestaran su voluntad unánime, apoyados por la organización entera, haciendo una huelga general por la jornada de 8 horas”.
Hasta que uno de los delegados, dando cuenta de que consideraba importantes los planteamientos de Foster, hizo la propuesta que quedó en la historia.

Gabriel Edmonston, que compartía ese punto de vista (el de Foster), hizo entonces una proposición práctica:
A partir del 1° de mayo de 1886 se obligaría a los industriales a respetar sin más la jornada de 8 horas. Donde los patrones se negaran, se declararía la huelga de inmediato.
La proposición de Gabriel Edmonston (aprobada por el Congreso) decía:
“La Federación de Sindicatos Organizados y Uniones Laborales de los Estados Unidos y Canadá ha resuelto que la duración de la jornada de trabajo, desde el 1º de mayo de 1886, será de 8 horas, y recomendamos a las organizaciones sindicales de todo el país, hacer respetar esta resolución a partir de la fecha convenida”.
Es el inicio de una lucha que a 138 años de su declaratoria aún no logramos consumar en el mundo entero.
La tarea sigue pendiente.