Este es un nuevo trabajo en varios capítulos, que hemos resuelto publicar a propósito de un nuevo 1 de mayo. Comenzamos el mismo haciendo una afirmación.
Desde que los seres humanos iniciaran su proceso evolutivo en contacto directo con la naturaleza hasta ese momento inexplorada, han estado vinculados al “trabajo”, proceso que es definido en el diccionario como “la acción y el efecto de trabajar”.
Para “trabajar”, una de las tantas acepciones existentes establece que es “la ocupación en cualquier actividad física o intelectual”.
Ergo, el hombre – ser animado racional, varón o mujer, según el diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición – los hombres y las mujeres según las expresiones actuales – siempre han debido trabajar para proveer sustento.
2.- El trabajo es una acción vital propia del ser humano, quien puede discernir el cómo y el cuándo desarrollarla.
Y sin embargo, parte importante de la historia humana da cuenta de cómo unos abusan de otros, ya sea esclavizando o mal pagando por esa fuerza humana que ocupan a su arbitrio.
En el mismo desarrollo de esta historia, el hombre fue aprendiendo a utilizar su fuerza de trabajo, inventó y desarrolló herramientas. En algunos casos las usó para realizar y mejorar sus labores, en otros estas herramientas estuvieron a disposición del que se servía de esa fuerza de trabajo para su propio beneficio y del sector que representaba.
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