Pese a la propaganda opositora, en la que llevaban el pandero la Radio Agricultura, los diarios Tribuna y el Mercurio y el Canal 13 de TV, los más humildes se sentían parte activa de un proceso y lo expresaban en multitudinarias manifestaciones.Miles de jóvenes, junto a trabajadores de distintas áreas, artistas populares, profesionales consecuentes y autoridades gubernamentales se esforzaban diariamente en jornadas de trabajo voluntario, en la ciudad y el campo. Los centros juveniles se multiplicaron en todos los barrios, las campañas de aseo y ornato eran asumidas por jóvenes y adultos, el deporte y la recreación le ganaban la lucha a la apatía y la desesperanza. Los trabajadores pudieron ir con sus familias a cabañas populares en la playa , algunos por primera vez en sus vidas. Millones de libros se imprimían en ediciones de bolsillo a bajo costo y los trabajadores y sus hijos pudieron deleitarse con la lectura de los clásicos universales, que hasta entonces les eran vedados. En muchas de las empresas que estaban bajo la dirección de los trabajadores se aumentó la producción y se recurrió con éxito a la creatividad y al ingenio para mantener el funcionamiento de maquinarias, ante la carencia de repuestos e insumos, debido al bloqueo que aplicaba principalmente el gobierno de los Estados Unidos, que no perdonaba la nacionalización del cobre, aprobada por el Congreso Pleno en 1971.
Entre 1970 y 1973 se nacionalizó también el salitre, el carbón, y se estatizó la banca. Se había profundizado y culminado el proceso de la reforma agraria, entregando a los campesinos pobres la tierra para que la trabajaran. Todo esto ha sido desconocido sistemáticamente por la derecha y el centro político chileno. Ellos insisten en la carencia de logros del gobierno de la Unidad Popular y justifican el golpe. Por eso es muy importante que se busque y se lea lo que dice respecto del gobierno de Allende, Andrés Domínguez en su libro “El poder y los derechos Humanos”:
2.- En marzo de 1973 se realizaron elecciones parlamentarias y los adversarios políticos de Allende y de la Unidad Popular, a estas alturas enemigos declarados de su gobierno, daban por hecho que contarían con los parlamentarios suficientes para destituir al mandatario en el Congreso Nacional. Contra todo pronóstico de la oposición, la Unidad Popular obtuvo el 44% de la votación en las elecciones parlamentarias del 4 de marzo de 1973. Si bien es cierto tal porcentaje significaba una baja respecto del apoyo obtenido en 1971, es claro que en 3 años aumentó en más de un 6% la votación con la que Allende llegó a la presidencia, pese a todos los elementos que tenía en contra.
Este era un signo inequívoco del enorme apoyo popular que tenía el gobierno.
Para la derecha había quedado claro después de esta elección que el apoyo al gobierno de Allende era contundente y que no les quedaba otra que jugársela por más subversión y terrorismo.
Desde ese momento el golpe era cuestión de tiempo.
*Del libro “Testimonio, Cerro Chena, un campo de prisioneros