Hoy, la radiotelefonía, la cultura y las letras de Magallanes están de luto. Extrañaremos la voz cálida, la palabra certera, la oración arrolladora de Juan Miranda, un noble de las comunicaciones.
Tras su partida no es una sola voz que calla, sino que miles que encontraban eco y representación en sus entrevistas.
Hombre sencillo, humilde, llevó hasta lo más alto la radiotelefonía. En maratónicas y extensas jornadas informó, entrevistó e iluminó a varias generaciones de comunicadores magallánicos con su temple y generosos consejos.
Escribió y retrató libros de historias campesinas. Hizo teatro. Música… Un hombre curioso que recogió el espíritu renacentista, con voracidad de conocimiento.
Hoy, cuando parte, no queda más que agradecer y valorar haberlo conocido, aprendido algo de él… quienes tuvimos la oportunidad de ser sus compañeros de labores, echaremos de menos a quien fue, sobre todo, un excelente hombre, cordial, alegre, ameno, una gran persona, un tremendo ser humano, como pocos.
Sin duda, nos deja mucha sabiduría y un soporte ético tan necesario en estos tiempos.
En cambio, nosotros, como suele ocurrir con las grandes figuras en Chile, quedamos en deuda. A esta altura ya no alcanza ningún homenaje y agradecimiento.
Es una tarde triste y silenciosa cuando parte un comunicador. Nuestras condolencias a su hija y a toda la familia magallánica que valora y llora la partida de un amigo, de los buenos.
¡ADIÓS, JUAN! GRACIAS NUEVAMENTE…