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LOS TROGLODITAS por PABLO CRUZ

En la década del 70, Isabel Allende, quien se hizo famosa con  su primer libro, “La casa de los espíritus”, escribía una columna en la revista Paula, que se llamaba Los Impertinentes.

Su lema era “Civilice a su troglodita”, aludiendo a que las parejas de las mujeres eran unos trogloditas, unos cavernarios, por la forma en que las trataban.

En cada número de la revista aparecía un comentario lleno de humor sobre las costumbres que, según Isabel Allende, teníamos los hombres. Y aunque eran comentarios para la risa, escritos con muy fino humor, era verdad que éramos bastante cavernarios.

Casi cinco décadas después, hay sectores, especialmente en el mundo político, y concretamente parlamentario, todavía muy trogloditas.

Son esos cavernarios los que votaron en contra de que las mujeres tuvieran el mismo valor que los hombres en el cambio constitucional que la gran mayoría de los chilenos estamos pidiendo. Los políticos trogloditas no son muy partidarios de los cambios, así es que no les gusta la paridad de género, la participación de pueblos indígenas, competir con independientes y  las asambleas constitucionales.

Por ellos, ojalá que las cosas sigan iguales y son tan cavernarios que hasta aprobaron, en la ley del plebiscito, que si la mayoría no aprueba una nueva Constitución, hay que seguir con la de Pinochet-Lagos.

El gran argumento de los trogloditas, indignados con la aprobación de la paridad de género, es que había un acuerdo de hacer las reformas de una manera solamente.

Los cavernarios siguen creyendo que la reforma constitucional es tema de ellos, y no de la gente, que ya sabrá demostrarles, en próxima elecciones, que son cada vez menos los partidarios de los trogloditas, y que no pueden ser civilizados, como escribía Isabel Allende.