Debo partir confesando que mi primer impulso fue titular este artículo como “Cabeza de adoquín”,
que según academic.com significa: “tonto; soso; idiota; estúpido; cf. ganso, mamerto, gil, pavo,
ganso, cabeza de chorlito, cabeza hueca, cabeza de alcornoque, pedazo de adoquín.” Pero mi
sensibilidad me señaló que la de algún otro podría sentirse dispuesta a ponerse el sayo, así es que
lo deseché. Entremos en materia:
Como casi todos los lectores sabrán, nuestra Plaza Muñoz Gamero a diferencia de otras que
permanecen descuidadas, es amorosamente sometida periódicamente a refacciones,
remodelaciones y una que otra repavimentación. La última -realizada el año 2022- resultó un total
desastre, que como ocurre casi naturalmente, será solventado por el siempre dispuesto señor
Moya.
Según la información proporcionada por un concejal de nuestro municipio, la obra que consistió
en reemplazar toda la superficie pavimentada con mezcla de cemento, por un nuevo pavimento
en base a adoquines de varios colores, tuvo un costo de alrededor de novecientos millones de
pesos, que se fueron literalmente a la basura. Además de quedar nuestro espacio público
nuevamente en malas condiciones de uso tras un largo periodo inaccesible, habrá que hacer toda
“la pega” de nuevo, a un costo que difícilmente si se hace bien, pueda salir más barato, mal que
mal cualquier contratista con dos dedos de frente va a alegar que, si pagaron lo que pagaron por
una payasada, cómo él va a cobrar menos por hacerlo bien.
También el concejal me contó que ahora estaban en el proceso de ver el cobro de la boleta de
garantía, asunto que deberá manejar el Gobierno Regional, dado que de allá vinieron los fondos,
así es que como veremos, en esta sopa hay variedad de ingredientes. El problema con la boleta de
garantía, es que como suele ser en estos contratos, cubriría sólo un 10% del precio, es decir que
vamos a recuperar unos noventa millones, si es que se logra el cobro. También es decir que a
nuestro querido señor Moya se le van a haber hecho arenisca unos ochocientos millones; como en
estas obras el margen y los imprevistos que calcula el proponente, rondan el 30%, el contratista va
a haber recuperado sus costos, y le va a quedar cerca de un 20% de utilidad, lo que tampoco es
malo ¿no?
Primeros ingredientes:
El mandante y gestor de la obra, fue como sabemos, nuestra Ilustre Municipalidad, que para estos
efectos está dotada y obligada por ley a ello, de un funcionario especializado, que en ciudades
como la nuestra debe contar con el título profesional de arquitecto o ingeniero civil (en nuestro
caso, un arquitecto), y que recibe un estipendio mensual que según información recabada en el
portal de noticias del ramo dconstrucción.cl, alcanzaba para 2019 un promedio de $ 7.000.000.-
para fungir como Director de Obras Municipales (DOM), y es de suponer que algo habrá mejorado
el “sueldo reguleque” en cinco años. Para ganarse su emolumento, dicho funcionario tiene que
realizar entre otras las siguientes funciones, según dispone el art. 24 de la Ley Orgánica
Constitucional de Municipalidades: “b. Fiscalizar las obras en uso, a fin de verificar el
cumplimiento de las disposiciones legales y técnicas que las rijan; c. Aplicar normas ambientales
relacionadas con obras de construcción y urbanización; f. Dirigir las construcciones que sean de
responsabilidad municipal, sean ejecutadas directamente o a través de terceros”. Por su parte, Por
su parte, el artículo 9° de la Ley General de Urbanismo y Construcción señala estas funciones: “a.
Estudiar los antecedentes, dar los permisos de ejecución de obras, conocer de los reclamos
durante las faenas y dar recepción final de ellas, todo de acuerdo a las disposiciones sobre
construcción contempladas en esta ley, la Ordenanza General, los Planes Reguladores, sus
Ordenanzas Locales y las Normas y Reglamentos respectivos aprobados por el Ministerio de la
Vivienda y Urbanismo; b. Dirigir las construcciones municipales que ejecute directamente el
Municipio, y supervigilar estas construcciones cuando se contraten con terceros.”
Tal vez por ignorancia propia, no he sabido de ninguna acción para hacer efectivas las
responsabilidades que mandan las leyes citadas, lo único que he sabido en cuanto al DOM fue una
nota de prensa vista en uno de los canales regionales el día 20 de julio pasado, en que entre otras
cosas declara: “Debido al ciclo hielo-deshielo del invierno se han producido algunos deterioros” lo
que complementa con su idea de que todo va a estar solucionado para septiembre 2023. Señaló
además: “Esta es una piedra tipo laja (…) que en estricto rigor sufre también mucho deterioro al
efecto hielo deshielo que les comentaba, que tiene que ver con que si se somete a una gran
cantidad de escarcha por un tiempo muy prolongado puede producir -eso lo dice el proveedor-
puede producir algunos resquebrajamientos.” Esto, para nosotros los familiares del Sr. Moya, que
pagamos la obra y también el sueldo del DOM, resulta de gran interés:
La carrera de arquitectura contempla un ramo de estudio de materiales, porque es obvio que si se
diseña algo, el profesional debe estar seguro de que responderá las solicitaciones que se someta.
Si el proveedor le dijo al DOM que esto era posible, resulta indiferente si se lo dijo durante la
propuesta, durante la ejecución o incluso después. El DOM de acuerdo a lo que le manda la ley,
debió estudiar y aprobar el proyecto ¿No se le ocurrió preguntar cómo se iría a comportar el
material en las condiciones locales? Si usted señor lector, que en una de esas no tiene ni
profesión, ve que le van a poner fonolita en su techo ¿no preguntaría: “oye y esa custión
aguantará pa’ los vientos y la nieve de acá”?
Lo anterior no es menor, porque si el contratista puede probar que hizo ver previamente que el
material no era idóneo para la obra, adiós cobro de boleta de garantía, y la pérdida es total y
completa.
Ingredientes finales:
El problema con este asunto, vuelve a ser -ya sé, soy majadero- el que las instituciones funcionan
como funcionan, y el cargo del DOM es casi más seguro que ser Papa, porque es un enredo en el
que el funcionario trabaja EN un municipio -lo que por algo es una preposición distinta de “para”
un municipio- pero no depende de este y ni el alcalde puede hacer más con él que saludarlo.
Citaré textualmente al sitio dconstruccion.cl que al respecto nos dice: “Los directores cuentan con
autonomía respecto del alcalde y éstos no tienen la facultad para destituirlos. El único método
para pedir su remoción es a través de la seremi de Vivienda y Urbanismo, mediante un sumario de
la Contraloría.”
O sea que estamos condenados a seguir en las mismas, porque que se sepa, salvo tratar de cobrar
la boleta de garantía y gastarse otra poca plata del Sr. Moya en probar una solución provisoria
para la plaza, nadie ha pretendido siquiera que en este asunto haya alguien responsable, pero
responsable de verdad, que dé la cara o ponga su cargo a disposición, o algo que se parezca a un
mea culpa que sea, que para ser honesto conmigo mismo, no me alcanza. Pero de sumarios de
Contraloría no he oído nada, la Municipalidad supongo que asume que el DOM es del Minvu, y la
plata vía GORE es de Moya, y el Minvu con su Seremi también o fomentan mi consabida
ignorancia, o juegan el juego que mejor juegan muchas de nuestras autoridades: hacerse los
muertos y cobrar a fin de mes. Y las instituciones funcionan con funcionarios con cargos semi
perpetuos, que no responden a quien les paga, y que su verdadero jefe, en este caso el Minvu, “no
está ni ahí” con el funcionario, porque ni lo ve, salvo por cuestiones en que las obras lo requieran.
Para ponerme como periodista de la tele, y por si el lector no ha hecho la suma, entre lo gastado
en la pega que se fue al tacho, los simulacros de reparación, y la nueva obra definitiva, de los
2.000 millones de pesos no le baja la gracia al Sr. Moya, y para ello contamos con el gentil auspicio
de un DOM que no hizo la pega, de un H. Concejo que aprobó sin preguntar algo esencial como es
el material que se iba a usar, un GORE que hizo lo mismo, y a estas alturas al menos algún concejal
habrá revisado el libro de obra para saber si por lo menos el DOM la inspeccionó, cuántas veces y
cuales fueron sus observaciones, aunque no se remedie ni explique con ello la falta basal.
Lo bueno de investigar este asunto, es que siempre se aprende algo, y lo comparto con mis
lectores, porque para eso es el conocimiento: La Vía Apia tiene unos 2.300 años, y aún aguanta, es
decir, en esos años no había GORE, no había Concejo, no había Minvu, no había Seremi, y menos
había DOM, pero las cosas se hacían bien. Con razón la Roma de entonces fue lo que fue.