Este 29 de noviembre se conmemoran los cuarenta años, de la firma del “Tratado de Paz y Amistad” entre Argentina y Chile en 1984, que puso término al conflicto limítrofe, entre ambos países. Un conflicto que tuvo a las dos naciones hermanas, al borde de una guerra, en diciembre del año 1978, en plena dictadura militar en ambos países. La firma del tratado fue recibida con alborozo en la Patagonia chileno-argentina, tierra donde el tránsito y la relación es cotidiana entre los pueblos hermanos, y la frontera en miles de kilómetros, la marca una alambrada o un simple hito geográfico.
La fecha en cuestión ha sido recordada cada vez por los dos países, con sendos actos protocolares
del más alto nivel político y diplomático. Para el décimo aniversario de la firma en 1994, gobernaba en Chile Patricio Aylwin y en Argentina, Carlos Menem, Se efectuaron ceremonias bilaterales, en Santiago y Buenos Aires, con participación de funcionarios del más alto nivel diplomático y líderes políticos. Reafirmando el compromiso de resolver pacíficamente las controversias, destacando el éxito alcanzado por el diálogo.
Asimismo, se efectuaron actividades culturales y exposiciones artísticas, promoviendo el intercambio. Se hizo reconocimiento a la gestión del Vaticano, el que, a través de la mediación del Papa, pudo destrabar el conflicto. Se rindió homenaje, por esto, tanto al Papa Juan Pablo II como al cardenal Antonio Samoré.
La conmemoración de los veinte años del tratado, les correspondió encabezarla en 2004 al presidente Ricardo Lagos y a Néstor Kirchner. En esa oportunidad se inauguraron pasos fronterizos, y se anunció la modernización de otros como el Paso Integración Austral en la región de Magallanes y de la antártica chilena.
Se efectuaron seminarios y foros académicos, para analizar el tratado en contexto de la resolución de conflictos. internacionales. También en esta ocasión se realizaron eventos artísticos, con música, cine y literatura, en ambos lados de la frontera, para fortalecer los lazos de hermandad entre nuestros pueblos.
Los treinta años de la firma del tratado, en 2014, le correspondió a la presidenta Michelle Bachelet y a la presidenta Cristina Fernández, encabezar las actividades, La ceremonia principal, se efectuó en el Congreso de la Nación Argentina. Se trató de un acto solemne con participación de las máximas autoridades de ambos países, y discursos de ambas mandatarias, exaltando la firma del tratado, como ejemplo de logro diplomático de Chile y Argentina. Se efectuaron actos simbólicos en pasos fronterizos, con actividades culturales y deportivas, para resaltando la unión de las comunidades argentinas y chilenas. Para dar mayor realce a la conmemoración, se efectuaron foros internacionales, en Santiago y Buenos Aires, en el ámbito del derecho internacional y la cooperación bilateral. Se presentaron documentales que narraban los detalles del conflicto del Beagle, el papel del Vaticano en la mediación y la firma del tratado. Se lanzaron libros
conmemorativos escritos por historiadores y protagonistas del momento histórico de la firma. Se realizaron presentaciones conjuntas, de orquestas y compañías de teatro de ambos países, relevando la hermandad cultural. Finamente se rindió homenaje a los ciudadanos, académicos y organizaciones que trabajaron para promover la paz y la integración entre Chile y Argentina.
Para la conmemoración del cuadragésimo aniversario de la firma del trato de Paz y Amistad, la
comunidad chileno-argentina, en especial quienes habitamos la Patagonia austral esperamos expectantes las señales del estado central de ambos países. Mal que mal es en el vasto territorio de la región de Magallanes y de la antártica chilena, donde se vivió con urgencia y dramatismo, aquel año 1978, en que Chile y Argentina, vivimos en peligro. A lejanos cuarenta años de la firma del tratado, cuesta imaginar la zozobra constante en que pasaban sus días los magallánicos y magallánicas. Con advertencias y recomendaciones sobre los alimentos, agua, velas y otros enseres, que debía guardarse en caso de emergencia. Y con el ruido de aviones en vuelo nocturno, trayendo pertrechos y tropas, para defender nuestra soberanía. No es para tomar a la ligera, el riesgo de una guerra fratricida al que estuvimos expuestos. Con regímenes dictatoriales a ambos
lados del “alambre”, con toda clase de restricciones a las libertades, sin participación ciudadana, ni un congreso electo democráticamente, que pudiera opinar al respecto. El destino de la patria, nunca fue más incierto y más frágil que en aquel momento. Y, sin embargo, la mediación papal, logró lo que parecía lejano, un acuerdo entre los dos países, que alejó el riesgo de enfrentamiento, y pavimentó el camino para el afianzamiento de los lazos, y la construcción de una paz duradera.
Para la conmemoración de este año, El 21 de octubre se efectuó el seminario conmemorativo de la
firma del tratado, convocado por el Consejo Chileno de Relaciones Internacionales el Ministerio de Relaciones Exteriores en el Congreso de la Nación Argentina. Este seminario contó con la participación del canciller de Chile, Alberto Van Klaveren, el Arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí; el embajador Raúl Alconada Sempé, ex Subsecretario de RR.EE. y Culto de Argentina; el embajador (r) Milenko E. Skoknic, delegado chileno en la mediación papal; el embajador Martín García Moritán, delegado argentino en la mediación papal; el embajador de Argentina en Chile, Jorge Faurie; el embajador de Chile en Argentina, José Antonio Viera Gallo; la ex directora nacional de la Dirección de Fronteras y Límites del Estado, María Teresa Infante, y exministro Sergio Bitar, miembro del Foro Diálogo Estratégico Chile – Argentina 2030. Asimismo, concurrieron
a la ceremonia, en representación del parlamento chileno, el presidente del Senado de Chile José García Ruminot, y los senadores José Miguel Insulza, Luz Ebensperger, Francisco Chahuán y Juan Ignacio Latorre.
Esta ceremonia fue encabezada, por la presidenta del Senado de Argentina, Victoria Villarruel, legisladores y los máximos representantes diplomáticos de ambos países.
El caso es, que cuando todos esperábamos la confirmación de actividades entre las que se incluye un encuentro en El Vaticano, una ceremonia con participación de ambos presidentes, y un encuentro de cancilleres, ahora todo está por confirmarse. Versiones de prensa informan que durante el encuentro de países de G-20 efectuado en Río de Janeiro la semana pasada, al que Chile y Argentina fueron invitados, se habría producido un impasse no previsto. Se señala que, en dicha actividad, la delegación argentina habría expresado su contrariedad, ante expresiones críticas formuladas, por “quien encabeza la delegación chilena”, En el lenguaje críptico y alambicado usual en el ámbito diplomático, no se atribuye directamente al presidente Boric, tales dichos, pero es obvio que era él quien encabezaba la delegación. Asimismo, dichas expresiones,
se habrían vertido en medio de su intervención en el G-20, refiriéndose en forma crítica y en genérico a los gobiernos de corte neoliberal. Resulta insólito, por decir lo menos, que se busque excusas tan peregrinas, para suspender las actividades conmemorativas de los 40 años. La cercanía o lejanía ideológica, nunca fue óbice, para que los gobiernos de Chile y Argentina, en 1994, 2004 y 2014, hicieran sus mejores esfuerzos por conmemorar, el fruto más preciado de nuestras relaciones diplomáticas. Consagrar la paz, ya por largos cuarenta años consolidando una relación madura de amistad entre los pueblos argentino y chileno, no puede quedar entregado al vaivén de personalidades, de tan frágil temperamento. A esta fecha se ha descartado un
encuentro entre los presidentes de ambas naciones, por “motivos de agenda”, e incluso ya se descarta la concurrencia del canciller argentino, al encuentro que organiza El Vaticano en Roma.
Nunca ha sido, ni debe ser materia de nuestras relaciones diplomáticas, si hay coincidencia o no en las visiones de la sociedad o la economía, que tienen nuestros gobiernos. Principalmente porque las relaciones internacionales son entre estados, que a diferencia de los gobiernos que van y vienen, son permanentes. Es seguro que en Chile sólo un sector minoritario, adhiere a las posturas ideológicas ultras liberales del presidente Milei, pero, aunque fuera, al contrario, sería irrelevante, por cuanto quien dirige las relaciones internacionales de Chile es nuestro jefe de estado. En esto no ha habido dos opiniones, en el pasado, gobierno y oposición siempre han respetado las decisiones que en esta materia adopte, el o la presidenta de turno. Aunque nos parezca inverosímil la explicación, dicha en sordina, por los funcionarios de gobierno
argentino, estamos ante un hecho político de la mayor gravedad. No debe mirarse a la ligera, el gesto profundamente negativo que significa, suspender unilateralmente las principales actividades conmemorativas de este año. No puede sino tomarse como un gesto inamistoso del gobierno central argentino, que desde la Patagonia austral miramos con extrañeza y rechazo. Las relaciones de cercana vecindad que hemos cultivado en estos cuarenta años, en la Patagonia austral chileno-argentina, van más allá de los gobiernos centrales de turno. Estamos ciertos que, desde este territorio austral, en el que vivimos y hacemos patria, sabremos honrar la memoria de aquellos hombres y mujeres, que hace cuarenta años nos legaron la paz de la que hoy disfrutamos.
¡Viva la Patagonia chileno-argentina! ¡Vivan los 40 años del tratado de paz y amistad!
Ernesto Sepúlveda Tornero