Esto de los días finales de la negociación colectiva da para muchos e interesantes comentarios, pero si no partimos por fijar la base de todo lo que ocurre en esos días, todo el trabajo se puede ir al carajo.
Es cierto que a los más noveles se los comen los nervios, que la presión de la empresa se hace casi insoportable y que los que estaban más firmes titubean, pero todo eso es parte de un proceso que debemos saber sobrellevar.
Lo dijimos en el Pulso anterior, la legislación fija los plazos y nosotros no vamos a pasar por sobre ellos para darle el gusto al patrón.
Tuvieron 40 días para hacer una buena oferta y vienen ahora, con la votación de la huelga encima, a hacer algunas concesiones, condicionadas por cierto a que no se vote. Chantaje. Puro y vulgar chantaje.
2.- Las nuevas ofertas entregadas después de los plazos, no tienen mayor validez.
Puede haber genuina buena disposicion de querer avanzar desde nuestra contraparte, la empresa, pero no se puede informar nada a las bases, pues esto las confunde.
Nada que llegue fuera de plazo tiene validez legal y no se vota sobre eso.
¿Podemos perder algo por rechazar eso que ofrecen fuera de plazo? Claro, existe la posibilidad de que la empresa retire lo ofrecido si votamos a la huelga, pero más se va a perder si los trabajadores no concurren a votar creyendo en una oferta al margen de la ley.
La huelga es un riesgo pero es algo que se debe tener presente desde que se presenta el proyecto.
No queremos la huelga, pero debemos preparanos para llevarla adelante si nos fuerzan a ello.