La Intendencia de Magallanes difundió el miércoles 30 pasado, un comunicado en el que informaba que “la máxima autoridad”, o sea el Intendente, había invitado a diversos representantes de la sociedad, “como dirigentes sociales, sindicatos, fundaciones, asociaciones y representantes del mundo público y privado, a una jornada ciudadana”, con el fin de escucharlas y “comenzar a reconstruir confianzas a partir del diálogo”.
Esta “jornada ciudadana” se repitió en todo el país.
Nadie se acuerda qué político, en qué gobierno, inventó las mesas de trabajo, pero sin duda fue un político bastante pillo.
Cuando un gremio o alguna organización hacía demandas y protestas y amenazaban con un paro, el gobierno los convocaba a una mesa de trabajo. En esta mesa, se reunían los demandantes y representantes del gobierno de turno, que anunciaban, con orgullo, que el gobierno estaba abierto al diálogo y a escuchar las demandas. Se hacían largas reuniones, durante largo tiempo, anunciándose al final que se había llegado a un acuerdo y que el gobierno iba a tomar medidas. Se terminaba la amenaza de paro y los trabajadores comenzaban a esperar las medidas anunciadas. Generalmente un año después, los trabajadores denunciaban que no se había cumplido ningún acuerdo y volvían al paro.
Y es que no se daban cuenta que las mesas de trabajo no eran para dar soluciones, sino para contener protestas y asegurar que el gobierno estaba abierto al diálogo.
Parecidas a estas mesas de trabajo son estas jornadas ciudadanas, en las que los Intendentes, empleados del Presidente, convocan a la gente, anunciando que están dispuestos al diálogo y a escuchar las demandas y así, como decimos los chilenos, chutear el problema para adelante.
Yo, que asistí a esta jornada, creo que la estrategia no les resultó esta vez. El funcionario que dirigió la reunión, venido del norte, trató de imponer su esquema, dividir a los asistentes en comisiones -otro invento político para chutear problemas- pero la gente no aceptó.
La gente, que le preguntó a los representantes del gobierno si habían escuchado lo que se gritaba en las calles, a lo que confesaron que no, reiteró las demandas para terminar con un sistema económico que se derrumbó, basado en empobrecer a las mayorías para enriquecer a las minorías.
Un sistema creado por la dictadura y que los gobiernos de la Concertación, de la Nueva Mayoría y de la derecha siguen administrando, porque les conviene.
Quedó demostrado que los chilenos no quieren diálogos ni mesas de trabajo sino cambios, soluciones ahora.