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LAS AYUDAS QUE NO LLEGAN por Rolando Martínez

El gobierno se propuso distribuir casi 34 mil cajas de alimentos para llegar a los hogares más vulnerables y que lo están pasando mal por la crisis económica derivada por la pandemia que afecta al mundo.

Sin embargo, parece que estas ayudas no están llegando a todos los hogares. Al menos, así lo han dicho los dirigentes de las juntas de vecinos que recurren a campañas propias para paliar la falta de apoyo. Así también ocurrió que por medio de una cadena de radioemisoras se sumó otra cruzada solidaria que se realizó con éxito el sábado último.

Hay ollas comunes que se desarrollan en sectores poblacionales y aunque desde el gobierno se realice el esfuerzo para alcanzar a todos los sectores, parece que no es suficiente.

Así también los dirigentes vecinales extrañan una masiva salida de las autoridades de gobierno. Y en este aspecto, uno puede afirmar que si bien hemos visto visitas a terreno de algunas de ellas, encabezadas por el intendente de Magallanes, José Fernández, se esperaría un mayor despliegue de todos los secretarios regionales ministeriales que con sus equipos de trabajo acudan a todos los sectores poblacionales.

Que uno vea un gobierno en terreno, en la calle, como si todos estuvieran en campaña política. Que lleguen a los barrios a conversar con los vecinos, a escuchar las demandas sociales, a conocer las necesidades.

“Empaparse” con las carencias que hoy enfrentan vecinos desempleados, suspendidos de sus trabajos, otros con emprendimientos en crisis y también aquellos trabajadores informales que hoy no perciben los ingresos que obtenían antes de la pandemia.

Estos son los tiempos en que nuevamente aflora la solidaridad y la unidad. Algo que se está viendo no solo en nuestra región o en el país, sino que en todo el mundo.

Hace unas semanas, en uno de los diarios de España se destacaba que las parroquias se han convertido en centros de acopio de ayudas para quienes sufren de los efectos de las crisis. La fundación Cáritas, de Barcelona, ha atendido unos 3 mil hogares en promedio al mes, una cifra que duplica a los hogares que eran asistidos en igual época hace un año.

Además, las Cáritas parroquiales, órganos locales de la ONG, distribuyen a diario alimentos para más de 9.500 hogares. El director de la entidad diocesana, Salvador Busquets, advierte que se han triplicado las familias que se acercan por primera vez a Cáritas o que retornan después de un período en que ya no necesitaban ayuda. La situación la califica de trágica.

Al volver nuestra mirada a la región de Magallanes las parroquias de la Iglesia Católica, que siempre mantienen sus programas de ayuda social, también experimentan aumentos en las demandas por ayuda.

Se distribuyen en promedio unas 400 cajas de alimentos en programas canalizados a través de los voluntariados de acción social de las parroquias. A modo de ejemplo, en la parroquia Catedral, antes de la pandemia, se asistía con alimentos cada mes a 26 familias y desde hace tres meses esa cantidad aumentó a 40 familias.

Estamos en una realidad irreversible por ahora y solo queda actuar a favor de los más desvalidos.

Por eso es clave que la institucionalidad, a partir del gobierno regional, del municipio y de otros organismos, funcione de manera diligente, eficaz, sin tanta demora ni burocracia, para que ese apoyo sea efectivo a favor de quienes lo pasan mal ahora.

La solidaridad exige actuar rápido y responder ante la desesperación de familias que aún sienten que no les ha llegado ayuda alguna.