En esta crisis sanitaria el velo del discurso exitista, que éramos el “jaguar” de Sudamérica, ha caído estrepitosamente.
Y esa caída no solo comenzó con el estallido social, cuando miles de chilenos marcharon en las calles por demandas sociales incumplidas, sino que la crisis sanitaria por la pandemia se encargó de que ese sello se sepultara aún más.
Claramente más de alguien me dirá que todas las naciones enfrentan la misma crisis, el mismo momento y no hay economía que soporte la avalancha que está dejando el covid 19 en términos de cierre de comercio, de industrias y millones de nuevos desempleados.
Pero si nosotros por años escuchamos el discurso exitista de tener una economía saludable, con una deuda externa controlada, el escenario cambia radicalmente con el momento actual.
Ya vemos que el desempleo en Chile alcanzó en el trimestre móvil marzo-abril y mayo, el índice más alto de los últimos 16 años con un indicador de 11,2% y aunque en la región igual aumentamos a 7%, seguramente en los próximos trimestres alcanzaremos los dos dígitos.
El número de desocupados llegó a 940 mil personas en el país, equivalente a un alza de 244 mil en relación al mismo período del año pasado, reveló el INE.
El incremento muestra además un alza de 4 puntos porcentuales en relación a marzo-mayo de 2019.
La directora nacional del Instituto Nacional de Estadísticas, Sandra Quijada, advirtió que es muy posible que si persisten las actuales condiciones, se obtengan peores indicadores de desempleo en los próximos meses.
Así hoy nos enfrentamos con una pobreza que está creciendo y que la Cepal ya había advertido, en mayo pasado, que llegaría a índices de casi 14%.
Es la pobreza que, lamentablemente, está multiplicándose por todos lados y además está siendo más visible. Quizás cuántas familias que, por años han arrastrado esta pobreza, recién ahora sienten que el mundo las está viendo como tales y que hasta antes de la pandemia estaban en el velo del desconocimiento.
Por eso la pobreza hoy tiene mil caras también en la Región de Magallanes.
Es la pobreza de quienes no tienen qué comer, no tienen como abrigarse, no tienen dónde vivir.
Pero también está la pobreza de actuar rápido de quienes deben resolver teniendo el poder para hacerlo, la falta de debate para aportar, la pobreza en el mundo político para trabajar de manera unida.
Afortunadamente la solidaridad ayuda a tapar las carencias, las deficiencias. Por múltiples caminos se están canalizando ayudas y eso es bueno. Lo hemos destacado en otras semanas.
Ojalá que esta solidaridad también crezca en el mundo de la política y se trabaje pensando en la ciudadanía, en quienes han demandado por años mejoras sociales y en el caso de los parlamentarios actúen pensando en aprobar el 10% de retiro de fondos de las AFP.
Si ello se concreta será otra señal de solidaridad. Dejar que libremente cada persona pueda elegir si quiere o no sacar un 10% de su ahorro previsional. Es cierto que quizás muchos no se beneficiarán por esta vía, dado que tienen pocos ahorros previsionales, o quizás llevan años sin imponerse siquiera por el mínimo.
Allí estará la astucia del gobierno y la política por pensar en ese otro grupo de personas. Por ahora es importante responder a la gran demanda de los chilenos que desde hace más de cuatro años han venido marchando por no más afp.
Muchos necesitan alguna ayuda económica y antes que incentivarlos a endeudarse, algo que reciban de sus fondos será beneficioso.
Como digo, la pobreza tiene mil caras y vale la pena fijarse en todas y no solo en algunas.
Pero también esperar que vengan mil oportunidades para quienes hoy enfrentan el difícil momento.