Amigos y amigas, la semana que pasó, nos ha brindado muestras palpables de la proverbial paciencia del chileno.
Situaciones que cuando suceden en otro país del continente, la población completa se vuelca a las calles, y no queda títere con cabeza. Cuando suceden en nuestro país, no pasa absolutamente nada, salvo algunas quejas en redes sociales.
No nos terminamos de reponer de la noticia, de que las empresas eléctricas de todo el país, cambiarían los medidores “de la luz”, por otros “inteligentes”. Un costo de 90 mil pesos por cada uno, y de cargo del cliente, que reportará ventas por mil millones de dólares. Unos 600 mil millones de pesos. Estamos hablando de cifras mayores, hay allí un verdadero negocio.
Luego supimos, de que las isapres subían en un 5% promedio el valor de los planes de salud. Lo más insólito fue la justificación, primero el consabido alegato de que las patologías han aumentado. Luego, el absurdo. Se alegó que las isapres debían transferir al costo de los planes, el costo de pagar miles de sentencias condenatorias en tribunales.
Escuche bien, por haber perdido recursos de protección de afiliados, que han recurrido por el alza injustificada de los planes de salud. El perro se da toda la vuelta, y lo único que agarra es su propia cola.
Se suma a lo anterior, la entrada en vigencia de la ley que obliga a cotizar al personal a honorarios. Sí, precisamente esos cientos de miles, que trabajan igual que alguien con contrato, pero no tienen derecho a seguridad social, ni a beneficios laborales. Sin decir mucho a lo medios, se modificó la ley en enero de 2019, y se ordenó a la Tesorería retener de las devoluciones de impuestos, las cotizaciones previsionales para AFP y Salud, del período julio 2019 a junio 2020. Osea pago anticipado de imposiciones. Varios que esperaban una devolución de dinero, quedaron helados y sin que nadie diera una explicación satisfactoria.
Incorporar al sistema de AFP a cientos de miles de cotizantes, con este sistema de cobro anticipado, representa una vez más, un negocio de millones de dólares. Es más papita pal lorito.
Como lo anticipamos hace una semana atrás, las reuniones de la oposición con el presidente Piñera, fueron total y absolutamente infructuosas. No está en el diseño presidencial, dar su brazo a torcer en nada de sus iniciativas legales. La oposición ya notificó, que no tendrá los votos para aprobar la reforma tributaria si no se elimina los beneficios al 1% más rico. Tampoco se aprobará la idea de legislar el control preventivo de identidad a niños de 14 años. En materia de pensiones, pese que se le han entregado sesudos y muy documentados estudios al ejecutivo. Este insiste en su esquema de entregar a la capitalización individual el incremento en la cotización previsional.
Y Suma y sigue. A través de las pantallas de TV, todo Chile pudo impactarse, con las prácticas violentas y perversas de un empresario con sus trabajadores. No sólo malos tratos de palabra, azotes con los pantalones abajo, y otras agresiones, que eran filmadas por sus “compañeros de trabajo”. El nivel de indignidad de la situación, lamentablemente se prolongó por mas de un año, sin que nadie se atreviera a denunciar. Vejaciones que fácilmente pueden catalogarse como torturas, finalmente están siendo investigadas en la justicia penal, como abusos sexuales. Extraña la falta absoluta de confianza de los trabajadores en los organismos fiscalizadores, y en las policías. Aguantar en silencio los abusos, sólo puede acarrear daño para todos los involucrados.
Finalmente, y para demostrar que en Chile, la paciencia no tiene límites. Bastó una frase del presidente referente al consumo de drogas, para que de inmediato saltarán varios parlamentarios de su sector, y también de la oposición, a exhibir poco menos que las muestras de orina, para disputarse el primer puesto y ser el mejor alumno de la clase. Impactó la farandulización de una situación de salud, que en Chile afecta a miles de personas. La drogodependencia, no es algo que se preste para hacer show en TV y ganar votos, es un flagelo que lleva a la muerte prematura a cientos de personas en nuestro país.
No es sano, aguantar tanto, pero hay esperanzas.