La historia de Magallanes, está íntimamente relacionada con episodios culmines de la
historia nacional. El general libertador Bernardo O´Higgins, que dejó el mando del país,
renunciando al cargo de director supremo en 1823, nunca dejó de insistir ante las autoridades
chilenas, de la importancia de este territorio. En su autoexilio en Perú, en su lecho de muerte,
pronunciaba estas palabras proféticas “Magallanes, Magallanes”. Es durante el gobierno del
presidente Manuel Bulnes, mediante instrucción expedida en abril de 1842 por su ministro
Manuel Montt, que se ordena al recién designado intendente de Chiloé, Domingo Espiñeira,
informarse sobre la existencia de lugares en el Estrecho de Magallanes, con terrenos
propicios para el cultivo y residencia de pobladores. Y de ser eso efectivo, equipara una
expedición que explorara el territorio. El diligente intendente Espiñeira, pronto obtuvo informes
favorables, por lo que puso manos a la obra, para formar esta expedición. Para encabezar
esta tarea, designó al capitán de Puerto de Ancud, capitán de fragata John Williams Wilson,
conocido por su nombre traducido de capitán Juan Guillermos. Al no encontrar disponible una
embarcación adecuada para el viaje, la primera tarea, fue construirla. De este modo se
dispuso la construcción de un bote de treinta toneladas, con aparejos de goleta. Era la mayor
embarcación fabricada en astilleros de Chiloé, el intendente Espiñeira encargó directamente a
Valparaíso todo el material y aparejos: clavos, planchas de cobre, lona, cadenas, anclas,
pinturas, brea, alquitrán. Para la construcción del casco, quilla, cuadernas, etc., se utilizó
nobles maderas nativas, robles, alerces, laurel y mañío. En tanto los remos se fabricaron de
avellano por su firmeza y elasticidad. El 22 de mayo de 1843, un año y un mes después de
asumir Espiñeira la Intendencia de Chiloé, la Goleta de Guerra Ancud dejaba su fondeadero, a
los vítores de ¡Viva Chile! (1)
La Goleta Ancud era comandada por el Capitán de la Marina Nacional don John
Williams Wilson o Juan Guillermos. La tripulación estaba conformada por el Piloto 2° adscrito
a la Marina Nacional Jorge Mabon, el Timonel Ricardo Didimus y seis marineros. La
guarnición destinada a cubrir el futuro Fuerte Bulnes constaba del Teniente de artillería
Manuel González Idalgo, un Sargento Segundo, un Cabo y cinco soldados. En el carácter de
naturalista voluntario, encargado de estudiar el clima y la agronomía, se incorporó el
explorador prusiano Bernardo Phillipi. También integraba la tripulación un carpintero llamado
Horacio Luis. Y las esposas de dos soldados, doña Venancia y doña Ignacia. Se dispuso en el
pañol y bodega de la goleta, víveres para la alimentación de veintidós personas durante siete
meses: porotos, charqui, harina flor, galletas marineras, té negro y té perla, ron, aguardiente,
vino corriente, vino dulce y vino de San Vicente. En tanto sobre cubierta, viajaban dos cerdos,
tres perros, una pareja de caprinos y un gallinero compuesto por diversas aves de corral.
En la costa oriental de la Isla Grande de Chiloé, la goleta recaló en Curaco de Vélez, donde
abordó el joven inglés Carl Miller Norton, que, por su experiencia en la navegación por los
canales, y por el Estrecho de Magallanes, fue incorporado como práctico de canales.
Asimismo, el capitán Williams, obtuvo copias de las cartas de navegación confeccionadas por
Fitz Roy, las que le fueron proporcionadas por los capitanes del bergantín goleta “Enterprise”
y la goleta “Betzei”, ambas norteamericanas. Tras un inicio de travesía que se frustró por
fuertes tormentas que dañaron el casco y el timón, debió efectuarse trabajosas reparaciones,
reponer los víveres dañados por el agua. Después de muchas vicisitudes, y de haber
enfrentado grandes tormentas en el trayecto, el 18 de septiembre de 1843 la goleta Ancud,
ingresa al Estrecho de Magallanes, llegando el 21 de septiembre al Puerto del Hambre. La
goleta luego navega frente a Punta Santa Ana, donde desembarcan, tomando posesión
solemnemente del Estrecho de Magallanes, y del territorio que lo circunda. Se desembarcó un
cañón, disparándose 21 salvas, las que fueron respondidas desde la goleta Ancud. Se afianza
de este modo el dominio y soberanía de Chile sobre el Estrecho de Magallanes y la
Patagonia. Al día siguiente, fondea junto a la Goleta Ancud, la fragata de guerra francesa “Le
Phaèton”, un buque a vapor, que pretendía efectuar actos de posesión del territorio para su
nación. El pabellón patrio flameando orgulloso en tierra chilena, disuade a los marinos
franceses de su cometido. El 30 de octubre de 1843 era bautizado el fuerte, con salvas de 21
cañonazos desde el cañón del fuerte y por el cañón de proa de la goleta Ancud, los que son
respondidos por el bergantín norteamericano “Sapewing”, fondeado en la rada. El capitán
Williams o capitán Guillermos, iza la bandera de Chile, y rompe una botella de vino en uno de
los muros del fuerte, quedando formalmente inaugurado.
Cuando estamos próximos a cumplir 181 años, desde el afianzamiento definitivo de nuestra
soberanía, sobre el Estrecho de Magallanes, y sobre el territorio patagónico, quienes
habitamos en esta tierra, hacemos carne la voz del padre de la patria “Magallanes,
Magallanes”. Y recordamos emocionados a los hombres y mujeres que surcaron los mares,
en la goleta Ancud.
Saludamos, la decisión del presidente de la República Gabriel Boric, anunciada en visita de
esta semana a Magallanes, donde anuncia que el día 21 de septiembre será día de feriado en
la región de Magallanes y de la antártica chilena. Honraremos la gesta de la goleta Ancud,
que brindó a la patria este territorio inmenso y maravilloso, con nuestro trabajo cotidiano, por
el bien y el desarrollo de la zona extrema Magallanes y de su gente.
Ernesto Sepúlveda Tornero