Según consigna el tercer informe evacuado por el Observatorio de la OIT, el 29 de abril recién pasado, el impacto de la pandemia, en la situación del trabajo, ha superado largamente, el efecto de la crisis de 2008. Es que los efectos económicos de la virtual paralización de los mercados, los prolongados cierres o cuarentenas, dispuestos por todo el mundo. Y en forma más patente, el impacto mundial de la fuerte ralentización de China ha generado una gran pérdida de horas de trabajo en el primer semestre de 2020. En estimaciones de la OIT, a nivel mundial, hubo una disminución de 4,5 por ciento de las horas de trabajo. Esto equivale a la pérdida de 130 millones de empleos a tiempo completo, en el primer trimestre de 2020.
En el segundo trimestre, se estima la pérdida de 305 millones de empleos a tiempo completo. Frente a este escenario tan adverso, la OIT ha recomendado a sus estados miembros, adoptar medidas para paliar el impacto económico de la pandemia. Sugiriendo implementar políticas destinadas a proteger los empleos, y a las empresas que los generan, así como asegurar la protección social de toda la población. Revisaremos las medidas adoptadas por Alemania y Nueva Zelanda.
En Alemania, el gobierno federal ha otorgado una garantía de atención para servicios sociales y asistencia social hasta fines de 2020.
El período de empleo a corto plazo en condiciones privilegiadas (tasa impositiva plana baja y suma global para la seguridad social) se ha incrementado de 70 a 115 días al año, para ayudar al personal estacional, especialmente en el sector agrícola y los agricultores.
Se otorgarán una serie de desgravaciones fiscales: moratorias de las deudas tributarias, pagos anticipados ajustados, secuestros suspendidos. En tanto, las empresas que resulten con pérdidas en 2020, pueden compensarlas con pagos anticipados de impuestos para 2019, ya pagados.
Se pagará una prima salarial única de hasta 1.000 euros a los empleados en atención geriátrica
“Se facilita el acceso a la “ayuda básica de ingresos”, para quienes buscan trabajo. Se incluye a los trabajadores independientes por cuenta propia. También se establece una ayuda de emergencia del gobierno federal, que se otorgará por única vez a pequeñas empresas. La condición es que las dificultades económicas están directamente relacionadas con la crisis de COVID 19 y los daños tuvieron lugar después del 11 de marzo de 2020”.
“El gobierno federal está extendiendo líneas de crédito y garantías estatales para las empresas a través del banco de inversión estatal federal KfW. El gobierno federal otorgará una indemnización de hasta el 100% de la suma del crédito. Protección de alquiler: los pagos tardíos o pendientes de arrendatarios entre el 1 de abril de 2020 y el 30 de junio de 2020 no pueden dar lugar a la rescisión del contrato de alquiler por 24 meses. Sin embargo, las deudas deben pagarse hasta el 30 de junio de 2022”.
Se incluye, asimismo, beneficios especiales para los estudiantes trabajadores, en enseñanza dual, o estudiantes en práctica. Además de conceder licencias pagadas a trabajadores que deban cuidar hijos de hasta 12 años. En paralelo, diversos sindicatos han acordado con las respectivas organizaciones patronales, congelamiento de sueldos y beneficios, y en algunos casos rebajas de sueldos, en forma excepcional.
Todo el paquete de medidas, equivale a un gasto federal suplementario de 156 mil millones de euros.
En Nueva Zelanda, A partir del 3 de abril, Nueva Zelanda está operando bajo un estado de emergencia de Nivel 4. Todas las escuelas y servicios no esenciales están cerrados y el gobierno ha emitido un paquete de estímulo integral para ayudar a reducir el impacto de la crisis COVID-19 en los trabajadores y las empresas.
El banco central de Nueva Zelanda ordenó a todos los bancos que dejen de pagar dividendos y canjeen notas de capital durante el cierre de COVID-19 para ayudar a estabilizar el sistema financiero al permitir que los bancos mantengan niveles más altos de capital.
El gobierno inyectará una cantidad inicial de $ 500 millones en el sector de la salud. Las asignaciones respaldarán la compra de equipos como ventiladores, un mayor financiamiento para atención primaria y servicios en el hogar, y una mayor capacidad de prueba.
En materia de vivienda, se congelarán los precios de alquiler durante 6 meses, y se impedirá la terminación de los alquileres. Los bancos en Nueva Zelanda diferirán los pagos de las hipotecas residenciales por hasta 6 meses para los propietarios afectados.
Las empresas afectadas negativamente por COVID-19 pueden solicitar el subsidio salarial. Las empresas en este esquema deben pagar a cada empleado por el que reciben el subsidio y mantener al menos el 80% de los ingresos anteriores a COVID-19 de los empleados.
El gobierno ha incentivado a los empleadores a mantener a los empleados a través del programa de subsidio salarial. Solo las empresas que califican como empresa esencial pueden permanecer abiertas. Para los trabajadores esenciales con niños de 5 a 14 años que trabajan fuera del hogar, hay fondos disponibles para servicios de cuidado infantil en el hogar. El gobierno otorgará licencia pagada a los trabajadores de empresas esenciales que se auto aíslan o enferman del virus.
En la página web de Business New Zealand (BusinessNZ), Se encuentra disponible una lista de verificación de requisitos de salud y seguridad para las empresas. La lista de verificación incluye escenarios y opciones para manejar a los empleados ausentes por enfermedad, o porque necesitan cuidar a alguien que está enfermo. O bien en los casos, en que el trabajador no está enfermo, pero elige mantenerse alejado del lugar de trabajo.
La situación en América Latina, dista mucho de los países desarrollados. La crisis por el Covid19, sorprende a la región en una posición de debilidad macroeconómica. Muchos países aún no se recuperan de la crisis de 2008-2010. Las tasas de crecimiento del período 2014-2018, en toda la región promediaron 1,4 %. Una cifra magra, agravada por la baja en los precios de commodities. Según informa la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, en su informe CEPAL/OIT de mayo de 2020: “Este escenario provocará la mayor crisis económica y social de la región. La contracción económica se situaría en torno al 5,3% del PIB regional, lo que podría provocar un aumento de la tasa de desocupación de al menos 3,4 puntos porcentuales, hasta alcanzar una tasa del 11,5% al final de 2021. En la medida en que la pandemia se alargue y las medidas de distanciamiento físico continúen siendo necesarias, cabe esperar que la contracción sea mayor que la proyectada y que el efecto sobre el desempleo sea todavía más grande”.
El retorno seguro a labores, en aquellas áreas sensibles de la economía y los trabajos prioritarios de la cadena de suministros, es lo primero que los países desarrollados implementaron. En términos comparativos, el nivel de gasto que esos países pueden enfrentar, es ampliamente superior, a los presupuestos de los países en vías de desarrollo. La situación particular de América Latina, graficada por el informe de Mayo de la Cepal, es muy delicada, ya que no cuenta con los recursos suficientes, para soportar una paralización prolongada. Esta constatación vuelve más urgente aún, la existencia de los consensos sociales y políticos mas amplios, para concordar las condiciones de la apertura.
La reseña de las medidas adoptadas, por Alemania y Nueva Zelanda, la hemos citado a título ejemplar. Pero, mas allá de las diferencias ostensibles en cuanto a recursos, se puede extraer de allí una enseñanza. Las medidas adoptadas, han sido comprometidas en un amplio dialogo social, tripartito. Tanto las organizaciones empresariales como las de trabajadores, fueron escuchadas, e incluso se desplegó negociaciones bipartitas, que beneficia a vastos ámbitos. Esto último, es mas claro en Alemania, y también en Francia, con negociaciones por rama productiva.
La otra enseñanza que podemos extraer de la experiencia comparada, es que en condiciones extremas como las que enfrentamos, no es momento de ponerse ortodoxos. Las soluciones adoptadas por los gobiernos, se alejan ostensiblemente de la línea de la economía clásica. Agotadas toda la batería de soluciones neoliberales, los gobiernos se han entregado sin disensos internos, a la aplicación de políticas con un rol activo del estado. Esto es quizás, lo más importante. Los caminos para resolver los graves problemas en que estamos en Latinoamérica, no son los mismos de siempre. Hay que ser audaces, hay que ser conscientes. La clase política, y las elites sindicales, deben estar a tono, con el desafío. Enfrentar la realidad sin ataduras ideológicas. De la discusión racional y con tolerancia, saldrán las soluciones locales para los problemas globales.
Ernesto Sepúlveda Tornero