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Jugos y pulpas con identidad magallánica: El proyecto de agricultores asociados que busca triunfar en chile

La Cooperativa Campos de Hielo está escribiendo una nueva página en la historia agroalimentaria de la zona austral. Con el respaldo estratégico de INDAP) y FIA, la organización dio un salto cualitativo: la puesta en marcha de una moderna sala de procesos para transformar frutos patagónicos —como calafate, ruibarbo y frutilla— en jugos y pulpas de alta calidad.

Este proyecto, financiado mediante el programa AgroInnova de FIA, no solo agrega valor a la producción local, sino que apunta a mercados nacionales con un diferencial clave: productos 100% magallánicos, naturales y libres de pesticidas. Para ello, la cooperativa ya dispone de infraestructura especializada, que incluye pulpadora, prensa en frío, sistemas de agua industrial y equipos de congelamiento, garantizando estándares óptimos desde la cosecha hasta el envasado.

«Es una sala pequeña, pero con gran potencial», explica Julia Muñoz, integrante de la directiva de la cooperativa. El objetivo es claro, procesar los excedentes de cultivos como el ruibarbo y la frutilla, evitando el desperdicio y abriendo puertas a nuevos mercados.

«Este proyecto nació con el apoyo clave de FIA, mientras que INDAP aportó la prensa en frío, un equipamiento esencial que tuvimos que traer desde China y que nos costó mucho conseguir y tardó en llegar», relata Muñoz. La inversión total superó los 30 millones de pesos, distribuidos entre las instituciones colaboradoras y la propia cooperativa, demostrando un modelo de financiamiento asociativo que prioriza el desarrollo local.

¿Quién no ha imaginado disfrutar de un jugo de calafate recién exprimido, con su intenso color morado y su alto poder antioxidante? O del ruibarbo, una planta resistente que, convertida en pulpa, podría ser la base de mermeladas, bebidas y postres innovadores. Estos productos, cultivados en condiciones casi prístinas y con técnicas cada vez más agroecológicas, tienen un valor agregado indiscutible: son naturales, sostenibles y con identidad territorial, explicó Clarina Helmer, jefa de Área de Puerto Natales.

Gabriel Zegers, director regional de INDAP, destaca que el proyecto «busca cerrar ciclos productivos utilizando descartes de fruta, de muy buena calidad, para elaborar pulpas y jugos. Se trata, en esencia, de aplicar los principios de la economía circular en la agricultura magallánica, donde cada fruto tiene un propósito y nada se pierde”, indicó.

Aunque el entusiasmo es palpable, el camino recién comienza. La cooperativa aún está en fase de pruebas, con la asesoría técnica de la Universidad de Los Lagos para ajustar procesos y garantizar calidad. «Estamos ansiosos por avanzar», reconoce Muñoz, mientras esperan los primeros resultados que les permitan escalar la producción.

El mercado inicial será Puerto Natales, pero la ambición va más allá. «El siguiente paso es llegar a Punta Arenas y, por qué no, al resto de Chile», comenta Zegers. En un país donde los consumidores valoran cada vez más los alimentos saludables y con origen certificado, los jugos y pulpas magallánicas tienen una oportunidad única.

La historia de la Cooperativa Campo de Hielo es un reflejo de la resiliencia y el espíritu innovador de los agricultores de Magallanes. Frente a un clima adverso y un aislamiento geográfico que complica la logística, ellos han encontrado en la tecnología y el trabajo asociativo una fórmula para crecer.

No se trata solo de vender jugos; se trata de poner en valor una tierra única, de reducir desperdicios, de crear empleo y, sobre todo, de soñar en grande. Como dice Julia Muñoz: «Esta es solo la primera puerta que abrimos». Y detrás de ella, seguramente, vendrán muchas más.