Amigos y amigas, recientemente se ha conmemorado el día nacional de la prensa en
Chile. Es el día 13 de febrero, fecha que recuerda el lanzamiento de “La aurora de Chile”,
el 13 de febrero del año 1812. Este importante momento de nuestra historia, sucede por
obra del prócer de nuestra independencia José Miguel Carrera. Con la perspectiva del
tiempo, para quienes amamos la historia, la figura de Carrera, surge como la figura
determinante, para impulsar la separación definitiva de Chile, del dominio español. Fue la
osadía y el arrojo de Carrera, el que terminó con los titubeos de la primera junta de
gobierno. José Miguel Carrera, fue el primer comandante en jefe del Ejército, Director
Supremo en 1811. Durante su gobierno, que se extiende entre 1811 y 1813, se decretó la
Libertad de Vientre, dando paso a la manumisión de los esclavos negros. Fundó el Instituto
Nacional y la Biblioteca Nacional. En 1812 se dicta el Reglamento Constitucional
Provisorio, que rige desde el 26 de octubre de 1812 hasta el 6 de octubre de 1813. En el
ámbito de la lucha por las ideas, y haciendo carne el espíritu de la ilustración. Carrera logró
traer a Chile la imprenta. La creación del primer periódico, constituye una reivindicación de
autonomía cultural de la corona española, que había prohibido la adquisición de la
imprenta, pese a múltiples solicitudes efectuadas a las autoridades. El potencial
revolucionario de difundir las ideas ilustradas, era combatido, con prohibiciones de
circulación de libros, y por cierto con la inexistencia de periódicos, ni siquiera folletos
impresos. El celo y el rigor de las prohibiciones, habían impedido por siglos, el avance en
Chile, considerando que la imprenta llegó a México en 1540, casi tres siglos después
llegaba a Chile. La primera imprenta fue importada por un empresario sueco-
norteamericano, y luego fue adquirida para el estado, por la suma de seis mil pesos.
Carrera, tenía el firme propósito de sacar un periódico, que difundiera las ideas de la
libertad y de la república. La tarea fue encomendada a un religioso, fray Camilo Henríquez,
quien escribe y dirige, “La aurora de Chile, periódico ministerial y político”, según reza en
su portada. El propio Camilo Henríquez, escribe en la primera edición “Está ya en nuestro
poder el grande, el precioso instrumento de la ilustración universal: ¡la imprenta!».
La publicación de “La aurora de Chile”, constituye un hito trascendental de nuestra
historia, ya que sintetiza de manera notable el espíritu de José Miguel Carrera, quien, desde
el primer instante, impulsa la idea de conseguir la independencia total de Chile, de la
corona española. A diferencia del bando más moderado que sólo estaba dispuesto, a
organizar una junta que administrara el reino, hasta la liberación de Fernando VII,
prisionero del ejército napoleónico, tras la invasión y derrota de las tropas españolas en
- La decisión de formar cortes, o juntas, nació en la propia península, para intentar
preservar el poder al monarca ausente. La idea fue replicada con entusiasmo en Chile,
inicialmente, con el declarado propósito de permanecer fieles a Fernando VII, pero luego
gracias al impulso y osadía de José Miguel Carrera, se entra en abierta oposición con el
bando realista. Y ya no hay vuelta atrás, pese a la contra revolución conservadora, que logra
reimponer transitoriamente a las autoridades españolas en Chile, durante el período mal
llamado reconquista. Resulta paradójico, el enorme despliegue de recursos que realiza la
corona, para retener a la modesta capitanía general de Chile, bajo su dominio. Tropas,
armas, caballos, naves, atravesando el atlántico, o cruzando la cordillera, para sojuzgar a un
puñado de criollos insurrectos. Y es que, la población de nuestra tierra, era por ese
entonces, bastante exigua.
Es curioso, pero la incógnita de cuantos somos en Chile, nos ha rondado desde los
albores de la república. Por cierto, era desconocido el número de habitantes, para los padres
de la patria, por lo que la determinación del número de diputados que se elegiría para el
primer congreso nacional en 1811, se hizo de manera discrecional. Sólo sería hasta 1813,
cuando Carrera deja el poder, en que una nueva Junta de Gobierno compuesta por
Francisco Antonio Pérez, José Miguel Infante y Agustín de Eyzaguirre, ordenó la ejecución
del primer censo de población de Chile. Han pasado 211 años, y el censo de población que
iniciará este año 2024, enfrenta dificultades similares. En 1813, una de las primeras
dificultades para realizar el censo, fue la desconfianza y rechazo de las personas a ser
encuestadas. En esa época se pensaba que los datos serían utilizados para el cobro de
impuestos, o para reclutar la tropa para la guerra. En 1813 se luchaba encarnizadamente con
las tropas realistas, por lo que no se pudo efectuar el censo ni en Santiago ni en
Concepción, provincias donde se concentraban las tropas realistas, preparando la contra
revolución conservadora.
En resumen, las ideas libertarias y anti monárquicas, que circulaban profusamente
en Europa y los Estados Unidos, en Chile, tenían un alcance limitado, debido a la población
escasa, pero también, debido al aún más escaso número de personas que sabían leer y
escribir. El esfuerzo titánico de traer una imprenta desde Nueva York hasta Santiago de
Chile, se coronó con éxito por la publicación de “La aurora de Chile”, la que circuló en 62
ediciones, entre el 13 de febrero de 1812 y el 1 de abril de 1813. Fray Camilo Henríquez,
estampa una frase en latín, en las ediciones desde junio de 1812, “ ¡Luce beet populos,
somnos expellat, et umbras!», que significa «Con su luz bendice a los pueblos, aparta el
sueño y las sombras». Un mensaje que resume el espíritu libertario de Carrera, Henríquez, y
otros próceres decididos a cortar con la corona.
La “Aurora de Chile”, circulaba con un número de 500 ejemplares por edición, salía
cada jueves, se vendía en la oficina de correos y en el almacén de don Roque Allende. Su
costo de la suscripción, era de 6 pesos por semestre para residentes en Santiago, y de 9
pesos por semestre, para residentes en Provincias.
En tiempos en que los medios de prensa, son sometidos a las presiones económicas
de los grupos de poder, y donde la independencia y la libertad de los medios, parecen estar
en riesgo, el recuerdo del prócer José Miguel Carrera y de Fray Camilo Henríquez, deben
iluminarnos, para enfrentar sin temor la lucha, para que la verdad bendiga con su luz al
pueblo, y se aparten de él el sueño y las sombras.
Ernesto Sepúlveda Tornero