“El crecimiento económico ha sacado de la pobreza a millones de personas y mejorado las vidas de muchas más durante el último medio siglo. Sin embargo, resulta cada vez más evidente que un modelo de desarrollo humano basado únicamente en el progreso económico es incompleto. Una sociedad que no logra atender a las necesidades humanas básicas, equipar a los ciudadanos para mejorar su calidad de vida, proteger el medioambiente y brindar oportunidades a muchos de sus ciudadanos no puede ser considerada exitosa. El crecimiento inclusivo exige tanto el avance económico como el social”. Esta frase no es del presidente Gabriel Boric, ni de otro líder de la izquierda chilena. Es una frase de Michael Porter, profesor de Harvard, en “Por qué importa el progreso”, www.nacion.com publicado el 01.05.2015.
El profesor Michael Porter, es creador del INDICE DE PROGRESO SOCIAL, desarrollado junto a Scott Stern, profesor del MIT, y con la ONG Social Progress Imperative. Académicos, organizaciones sociales, empresas y sindicatos, de varios países del mundo, aportaron con sus experiencias, para mejorar la calidad de las políticas públicas. Se concluyó que los modelos de desarrollo humano basados únicamente en el crecimiento económico son incompletos; las naciones que prosperan brindan derechos personales, nutrición y atención médica básica, sostenibilidad del ecosistema y acceso a educación avanzada, entre otros bienes, y es posible medir el progreso hacia la provisión de estos beneficios sociales. El INDICE DE PROGRESO SOCIAL nació en 2015, y con el informe publicado en 2020, se completan estudios que abarcan desde 2011, una década de información sobre progreso social. Actualmente son 163 países del mundo, respecto de los cuales se realiza el estudio, incluido Chile.
El Índice de Progreso Social, responde a la necesidad de medir los avances y retrocesos de los países, en cuanto al progreso social. Este concepto, se define como “La capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades humanas básicas de sus miembros, proporcionarles elementos para que puedan mejorar la calidad de sus vidas y crear las condiciones para que todos puedan desarrollar su potencial”.
El progreso social se mide a través de 3 dimensiones las que agrupan 12 componentes que contienen mediciones de variables muy específicas. (www.socialprogress.org)
Dimensión 1: Necesidades humanas básicas
• Nutrición y asistencia médica básica: porcentaje de desnutrición, tasa de mortalidad infantil y materna, muertes por enfermedades infecciosas.
• Agua y saneamiento: acceso a agua potable en zonas urbanas y rurales, acceso a infraestructura de saneamiento (baños y alcantarillado).
• Vivienda: disponibilidad de vivienda accesible, acceso a energía eléctrica.
• Seguridad personal: tasa de homicidios, niveles de crímenes violentos, criminalidad percibida, muertes en accidentes de tráfico.
Dimensión 2: Fundamentos de bienestar
• Acceso al conocimiento: tasa de alfabetización, matriculación educación primaria, matriculación educación secundaria, paridad de género en escuelas.
• Acceso a información y comunicaciones: porcentaje de usuarios de internet, tasa de suscripción a telefonía móvil, libertad de prensa.
• Salud y bienestar: esperanza de vida, mortalidad por enfermedades no contagiosas, tasa de suicidio.
• Sostenibilidad ambiental: emisión de gases de efecto invernadero, muertes atribuibles a contaminación atmosférica, tratamiento de aguas residuales.
Dimensión 3: Oportunidades
• Derechos personales: derecho a la propiedad privada, derechos políticos, libertad de expresión, libertad de reunión.
• Libertad personal y de elección: libertad de culto, porcentaje de matrimonio adolescente, percepción de corrupción.
• Tolerancia e inclusión: tolerancia religiosa, hacia inmigrantes y hacia homosexuales.
• Acceso a educación superior: años de educación superior, inequidad en la obtención de la educación, universidades de importancia mundial.
Todas estas mediciones se obtienen a partir de datos de libre acceso que fueron publicados por organismos especializados de la ONU (como FAO, OMS, PNUD, UNESCO), así como por el Banco Mundial, Foro Económico Mundial, Health Data, Gallup Polls, Freedom House, Higher Education.
Los hallazgos del índice de progreso social revelan que:
1. Existe una relación positiva entre el PIB per cápita y el índice de progreso social.
2. La relación entre el desarrollo económico y el progreso social no es lineal. En los países con ingresos muy bajos, pequeñas diferencias en el PIB per cápita se asocian con grandes avances en progreso social. Sin embargo, conforme los países tienen ingresos más altos, el progreso social puede crecer o estancarse.
3. La exclusión de indicadores económicos permite analizar de forma rigurosa la relación entre el PIB per cápita y el desarrollo social. El índice de desarrollo humano (IDH) había entremezclado indicadores económicos y sociales, lo cual dificultaba la separación entre la causa (crecimiento económico) y el efecto (desarrollo social).
Los resultados para cada ítem se ponderan con puntajes de 1 a 100, y en base a esa puntuación se elabora el ranking anual. En el caso de Chile, para el año 2020, se encuentra en el ranking 37 con 83,34 puntos. Siendo el número uno del ranking, Noruega con 92,73 puntos. En un lapso de 10 años, grosso modo, se puede apreciar que nuestro país, sólo ha subido un puesto en el ranking de progreso social, del lugar 38 al 37. La mejor ubicación en el ranking la obtuvo en 2005 y 2018 en que ocupo el lugar 35. En la dimensión Necesidades humanas básicas, obtiene un puntaje de 87,51, observándose que desde 2011 es prácticamente el mismo. En la dimensión Fundamentos del bienestar obtiene un puntaje 81,66, donde se aprecia un aumento de siete puntos desde 2011. En tanto en la dimensión Oportunidades, Chile obtiene sólo 77,36 puntos, marcando una diferencia ostensible con las otras dimensiones medidas. En esta dimensión de oportunidades, en un lapso de 10 años el puntaje de Chile aumentó cuatro unidades.
El índice de progreso social, aporta información muy valiosa para los desarrolladores tanto del sector público, como del sector privado. Es una vara técnicamente apropiada para medir la eficacia, de la acción gubernamental, y es muy atingente a los desafíos del gobierno del presidente electo Gabriel Boric.
Ernesto Sepúlveda Tornero