En una emotiva atmósfera, presidida por la Seremi de Justicia y DD.HH., Michelle Peutat
Alvarado, y el Obispo de Punta Arenas, monseñor Óscar Blanco Martínez (O.M.D.), junto a
funcionarios de Gendarmería y a una veintena de internos del Complejo Penitenciario de Punta
Arenas, se efectuó la inauguración de una gruta de la Virgen de la Merced y un memorial que
recuerda a funcionarios fallecidos del Centro de Estudios y Trabajo (CET Abierto).
Esta bendición a un costado del acceso a esta unidad penitenciaria contó con la especial
presencia del Superior de los Padres Mercedarios en Chile Fray Mario Salas Becerra y de Ada
Rodríguez Arriarán, una feligresa de Antofagasta, principal gestora en la obtención de la
imagen de Nuestra Señora de la Merced, Protectora de los Cautivos.
En la oportunidad, el suboficial mayor Cristian Zurita Monares, Jefe de Unidad (S) del CET, y el
sargento 2° David Concha Mella, expresaron el sentir de toda una institución, al dedicar este
memorial en recuerdo de dos integrantes fallecidos del CET del Complejo Penitenciario de
Punta Arenas: el gendarme José Manuel Alcarruz Prado y el teniente Álvaro Cáceres Mosqueira
(ex jefe de la unidad), fallecidos en 2012 y 2017, respectivamente. Junto con destacar que esta
fecha coincidiera con la visita que realizó a esta región el Papa Juan Pablo II, el 4 de abril de
1987, manifestaron con emoción que ambos ex camaradas siguen presentes en su recuerdo y
corazones.
En su mensaje, Fray Mario Salas destacó que la Virgen de la Merced entra de nuevo en nuestra
historia, a través de esta réplica de la antigua efigie de su patrona (que está en el museo
salesiano Maggiorino Borgatello), que data de cuando Punta Arenas era una colonia penal. “De
ahí su vinculación con los cautivos, y es un honor estar acá representando a esta comunidad
mercedaria en Chile, y hemos traído un regalo y como dijo alguien aquí, que la Virgen de la
Merced sea un regalo, una luz de esta comunidad de hermanos”, subrayó.
A su vez, el Obispo Blanco destacó que la Virgen es la madre de Jesús, cuya muerte y
resurrección acabamos de celebrar, y nos trae alegría y esperanza en un mundo mejor: “Nos
recuerda que la vida siempre puede más que la muerte. La imagen de la Virgen de la Merced
también tiene que ver con esta dimensión de la misericordia de Dios. Y el que esté en este lugar
además es un signo de esperanza para la gente que está coartada de libertad acá y también
para la gente que aquí trabaja”.
Por su parte, la Seremi Michelle Peutat agradeció a todos quienes hicieron posible hoy esta
actividad, destacando la labor del CET de Gendarmería: “nos hemos encontrado en muchas
instancias donde han trabajado y demostrado un gran compromiso con la comunidad,
colaborando con algunas juntas de vecinos, clubes del adulto mayor, volviendo a insertarse en
una sociedad que muchas veces también es bastante excluyente”.
Junto con expresar su alegría porque este espacio haya llegado a buen puerto, recalcó también
la importancia, independiente si somos creyentes o no, de expresar una creencia religiosa,
también en lo referido a los caminos de la reinserción, y tuvo palabras de reconocimiento por
aquellos funcionarios a quienes se honra: “es importante siempre expresar un reconocimiento
para ellos y sus familias”.
Luego de depositar una ofrenda floral en este nuevo espacio de contemplación, la benefactora
Ada Rodríguez expresó su gran gratitud, pues tras verse aquejada de dos enfermedades
autoinmunes. Con 30 kilos menos y estando en estado crónico, un día le llegó una imagen de la
virgen a su celular, enviada desde Punta Arenas por una hermana. En el proceso sufrió incluso
una hemorragia y un tumor agresivo, ante lo cual también se encomendó a la Virgen y salió
adelante con el mejor de los pronósticos.
Fueron cuatro años de gestiones para sacar adelante esta imagen de la Virgen de la Merced con
ayuda del padre Salas, logrando financiar tres réplicas: una se fue a África, otra a Santiago y la
tercera se queda en Magallanes: “Yo creo que ella quería eso, porque yo no me explico.
Entonces la virgen quiere estar ahí, y gracias a Dios ya está acá”. En el corazón de la institución
penitenciaria, donde hoy se abre un pequeño sitio de oración y recogimiento.