La fragilidad es un síndrome caracterizado por una disminución de la resistencia y de las reservas fisiológicas del adulto o adulta mayor ante situaciones estresantes. Es consecuencia del acumulativo desgaste de sus sistemas. A nivel mundial, se estima que afecta a entre un 10 y un 20% de la población mayor de 60 años, y en Chile se habla de un 10%. Uno de los componentes clave es la sarcopenia, conocida como la pérdida de masa muscular esquelética asociada al envejecimiento.
La poca actividad física y la baja fuerza muscular, influyen en este estado de propensión a sufrir accidentes. Una persona que no tiene fragilidad puede tropezar y caer, pero se incorpora, mientras que una que sí la tiene, puede sufrir una fractura que le genere discapacidad en forma abrupta, o llegar a la hospitalización, quedando expuesta a adquirir una neumonía, como le ocurre a muchas personas mayores que terminan falleciendo por esta causa.
“La sarcopenia es una afección que está presente en el adulto mayor, y tiene bastantes factores que pueden llevarte a perder el equilibrio, pues esta debilidad muscular va generando riesgo de caída”, afirma Anais Guerra Godoy, estudiante de 4° año de Kinesiología de la Universidad de Magallanes (UMAG), que está desarrollando su proyecto de investigación de cuarto año junto a otras 11 compañeras y compañeros, a partir de un estudio destinado a medir la fragilidad de las personas mayores de la región, que se realiza en el Centro Asistencial Docente e Investigación (CADI-UMAG).
“En Magallanes y en Chile, no hay muchos estudios relacionados con este grupo de personas”, agrega la estudiante Heather Dannic Dobson, “y también sabemos que a medida que van pasando los años, este grupo en Punta Arenas va aumentando, mientras la cantidad de jóvenes va disminuyendo, por lo tanto, es importante investigar a este segmento, y una tremenda oportunidad para las personas mayores saber esta información”.
El trabajo en el que participan Anais y Heather es encabezado por el profesor Felipe Retamal Matus, junto a la jefa de carrera de Kinesiología, Alejandra Fernández Elgueta, y con la guía de un equipo de la Universidad de Valencia, España, donde Retamal está cursando su Doctorado. “Estamos buscando variables físicas que te permitan predecir en el futuro si es que una persona pudiera terminar teniendo una fragilidad corporal o una discapacidad. Y lo estamos evaluando en personas que están activas, que están en la comunidad, que son mayores de 60 años y que se desenvuelven de manera muy normal en el día a día”, explica el también Coordinador de la Unidad de Kinesiología del CADI-UMAG.
Hasta ahora, el equipo docente estudiantil ha evaluado a 240 personas, seleccionadas en conjunto con el Servicio Nacional del Adulto Mayor y la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas, a partir de una muestra no probabilística intencionada que incluyó a usuarios y usuarias de los programas de envejecimiento de las distintas carreras de la UMAG. Las mediciones apuntan a averiguar cómo está su estado físico, y serán aplicadas nuevamente, en un año más.
“Hemos pasado por varias etapas de rehabilitación, por las diferentes patologías que tiene cada uno, artritis, artrosis y otras más que son propias de los años, y otras que son las que se van adquiriendo a raíz de las mismas que tenemos, porque van derivando y aumentando”, cuenta la usuaria Vilma Córdoba Vivero. “Nos hacen sacar más actividad y más fuerza, más fortaleza”, asegura. Similar opinión tiene María Miranda Obando, que fue derivada por su psicólogo al CADI-UMAG. “Es un apoyo tremendo que uno recibe acá, y he descubierto que puedo compartir con otra gente, porque yo me había encerrado en mí misma. Hemos pasado por hartas etapas, y todo nos fortalece más. Yo por ejemplo estaba con mis piernitas atrofiadas por el hecho de estar en la casa, y acá uno ya camina un poquito más y se va fortaleciendo todo lo que es muscular”, valoró.
Según Retamal, los resultados preliminares confirman que la fragilidad afecta a alrededor de un 10% de la población regional sobre los 60 años de edad, cifra similar a nivel nacional. También indican que la fuerza muscular es un factor fundamental. “Una persona que tiene una buena cantidad de masa muscular está mucho mejor preparada para desempeñarse en la vida diaria”, sentencia el académico, lo cual a su juicio permitiría avanzar en políticas públicas de prevención, que focalicen sus esfuerzos, por ejemplo, en aumentar la fortaleza física durante el envejecimiento.