Camilo Bustos
Navarro, de 24 años, es el usuario más joven de INDAP Magallanes.
Conocido en Punta Arenas como el “Chico de los Pollos”, produce huevos
de campo y cuenta con un invernadero donde cultiva plantas medicinales y
ornamentales y hoy innova con el tomate limachino, para que la
comunidad de la zona austral conozca su sabor. “Estoy probando y pienso
que voy por buen camino”, dice mientras muestra orgulloso un macetero de
botella plástica reciclada por el que asoman varias plántulas y a sus
pies una decena de tiestos atesoran las semillas. “Creo que es posible
producir tomate limachino, una especie que estaba perdida.
Hace poco más de tres meses Camilo ingresó al Programa de Desarrollo
Local (Prodesal) de Punta Arenas. Desde ahí, junto a otros 17 jóvenes,
busca tomar la posta de la agricultura en la región y entusiasmar a las
nuevas generaciones. Para lograrlo -dice- se necesita paciencia y
responsabilidad.
La historia avícola de Camilo comenzó a los 7 años, cuando su padre
le regaló tres gallinas. “Me dio la responsabilidad de cuidarlas. Yo iba
al colegio en la mañana y por las tardes me hacía cargo de ellas. Desde
entonces, cada fin de año, con la plata que había juntado, compraba
tres pollos en la avícola del señor Alfredo Ñanculef, un antiguo
criador. Le preguntaba todo y me enseñaba. Hoy con internet se facilitan
mucho más las cosas”, asevera.
Cuando cursaba cuarto medio trabajó y estudió al mismo tiempo.
Compró un plantel de pollos y con lo que ganó adquirió una incubadora y
luego otra más grande. Hoy tiene 1.500 gallinas, además de varios patos y
gansos, dos ñandúes y un par de caballos, y la gente le va a comprar
huevos a su parcela de casi 2 hectáreas, ubicada en el sector sur de la
capital regional.
“El ‘Chico de los Pollos’ me dicen mis amigos y la gente que viene a
comprar. También me pueden llamar por teléfono y salgo a repartir”,
explica, para luego dar su número por si hay interesados “en tener
huevos frescos durante las fiestas de fin de año o el verano” (+56 9
61302 816).
Camilo también comercializa sus productos en las ferias que organiza
INDAP en distintos servicios públicos y espera que las ventas aumenten
ahora que la municipalidad facilitó los establecimientos educacionales
dos veces al mes.
Su día laboral se extiende desde las 9 a las 22 horas y a veces
hasta la medianoche. “Algunos dicen que empiezo tarde, pero no saben
hasta la hora que me quedo. Me gusta lo que hago, me siento realizado y
ya tengo en mente levantar otro invernadero”, dice apuntando hacia una
estructura de pilotes.
Uno de sus grandes desafíos es encontrar agua, para lo cual baraja
las alternativas que propone INDAP: la construcción de un pozo
subterráneo o bien cosechar aguas lluvias. Hoy riega sus plantas con
agua potable y el costo es considerable. “Quiero seguir avanzando y
aportando con lo que hago a la comunidad”, aspira.
Para Petar Bradasic, director (s) de INDAP Magallanes, la historia
de Camilo es digna de elogio y demuestra de manera exitosa que en la
agricultura hay espacio para los jóvenes. “Ellos tienen energía,
innovación y no descansan hasta conseguir logros concretos. Nosotros
tenemos varios instrumentos que apoyan el emprendimiento con un énfasis
especial en los jóvenes y las mujeres. Los interesados pueden acercarse a
las distintas agencias de área que hay en la región”, instó.