El 13 de septiembre de 2023 fue publicado en el diario oficial el Decreto N° 43 del
ministerio del interior y seguridad pública, que aprueba el reglamento que fija la política
nacional de zonas extremas. La decisión de la actual administración recoge la experiencia del
plan especial de desarrollo de zonas extremas (PEDZE), iniciativa del segundo gobierno de la
presidenta Michelle Bachelet. La medida fue implementada a partir de 2014, en la región de
Arica Parinacota; la provincia de Palena y comuna de Cochamó, en la región de Los Lagos; la
región de Aysén; y la región de Magallanes y la antártica chilena. Con una vigencia inicial de
tres años, dada la importancia y el impacto que han tenido sus inversiones, en tres
oportunidades, tres sucesivos gobiernos, prorrogaron su vigencia. En 2017 la propia
presidenta Bachelet, en 2020, lo hizo el presidente Piñera, y en 2023, lo acaba de hacer el
presidente Boric. El plan de desarrollo de zonas extremas, ha permitido realizar proyectos
que, por su magnitud y su costo, eran totalmente inviables en las regiones extremas. Una
decisión esencial, fue incluir en el plan de zonas extremas, la evaluación de los proyectos bajo
un enfoque costo-eficiencia, y no con evaluación costo-beneficio, en el Ministerio de desarrollo
social.
Estamos tan acostumbrados a la pelea sin fin, en las trincheras políticas, que pasan
desapercibidas las buenas noticias. La decisión de la administración del presidente Boric, de
transformar los planes especiales de desarrollo, en una política nacional de zonas extremas,
es por lejos, la mejor noticia que hemos tenido en muchos años. Es formalizar a través de una
política pública, lo que ha se había dado en los hechos, y que tres gobiernos de distinta
orientación política lo habían ratificado. El reglamento de la política nacional, establece
nuevos criterios para que una región sea considerada zona extrema. Se incluye un criterio de
distancia a la capital del país, así, zonas que se encuentran a más de 1.500 Kms. de
Santiago, son reconocidas como zonas extremas. Bajo este criterio, a las regiones extremas,
ya existentes, se incorpora la región de Tarapacá. Asimismo, se considera zona extrema, los
territorios que la Constitución política, define como territorios especiales, la Isla de Pascua y el
Archipiélago de Juan Fernández, ambos en la región de Valparaíso. El decreto N° 43 que crea
la política nacional de zonas extremas, prorroga por dos años la vigencia de los planes de
desarrollo existentes, y define las condiciones en tiempo y forma, para que las regiones
extremas, formulen su nuevo plan de desarrollo. Se mantiene la evaluación costo-eficiencia
para los proyectos del plan, y se establece una vigencia de diez años, para los planes que se
presenten, cumpliendo los principios que informan la política nacional, la tipología de
proyectos y el enfoque de derechos, que ella establece.
Para la región de Magallanes y de la antártica chilena, desde donde se escriben estas
líneas, el plan de desarrollo de zonas extremas, ha sido la oportunidad para pavimentar las
rutas de tierra del Fuego, el equivalente a la doble vía, Santiago-Valparaíso, en la segunda
isla más grande de Chile. Ha sido notable el cambio en la calidad de vida, para sus
habitantes, la mejoría en seguridad y comodidad de los desplazamientos. La construcción del
primer centro de excelencia en Biomedicina de la Patagonia austral chileno-argentina, el CADI
UMAG, que, con sus laboratorios de biología molecular, fue clave en el combate a la
pandemia SARS COVID 2. En la ciudad más austral del planeta, Puerto Williams, comuna de
Cabo de Hornos, gracias al plan de desarrollo de zonas extremas, se construyó el muelle
multipropósito, que es hoy una realidad. Es el primer puerto que el estado construye en los
últimos 30 años.
Uno de los objetivos del plan de zonas extremas de Magallanes, es potenciar a la
región como puerta de entrada a la Antártica. Para lograr este objetivo, se ha desarrollado no
sólo, proyectos de inversión, sino también articulaciones virtuosas, entre el gobierno regional
de Magallanes, e instituciones del mundo científico, con las fuerzas armadas, que brindan el
apoyo logístico imprescindible en la Antártica. Y en especial con la Universidad de Magallanes
y con el INACH, el Instituto Antártico chileno, dependiente del Ministerio de relaciones
exteriores, es la única entidad pública cuya casa matriz, su núcleo central, se encuentra en
Punta Arenas. Gracias al trabajo profesional, abnegado, de cientos de personas de las
instituciones mencionadas, se ha logrado superar múltiples barreras, y próximamente se
licitará la construcción del proyecto emblemático del Plan, el Centro Antártico Internacional,
CAI.
En la región de Magallanes y de la antártica chilena, los gobiernos de la presidenta
Bachelet, del presidente Piñera y del presidente Boric, con sus intendentes regionales, y luego
con el gobernador regional electo, han estado transversalmente apoyando el plan de
desarrollo de zonas extremas. Esa es la singularidad que se ha dado, y que hay que
preservar. Es lo que hace a una política pública exitosa, la posibilidad de trascender a los
gobiernos de turno. Es lo que permitirá, trascender en el tiempo al nuevo plan de desarrollo de
Magallanes, que está pronto a ver la luz. En efecto, en cuanto se publicó la política nacional
de zonas extremas, el gobierno regional de Magallanes, inició la elaboración del nuevo plan
de zonas extremas. Se dio la circunstancia virtuosa que quien lideró el proceso de elaboración
del primer plan de desarrollo, el intendente Jorge Flíes, del período 2014 al 2018, es hoy el
gobernador regional electo por el voto popular, quien lidera esta vez, el proceso de
elaboración del plan que se ejecutará por los próximos diez años. Para algunos que tuvimos
el privilegio de colaborar en el plan de 2014, estamos doblemente honrados de aportar
nuestra expertise en la materia, al nuevo plan. Desde ya, felicitamos a los cientos de
profesionales, y las personas, que participaron en el proceso, en las diez comunas.
Es muy esperanzador, ser testigo de cómo los alcaldes y alcaldesas, concejales y
concejalas, de la región de Magallanes, participaron activa y entusiastamente, en la
generación del plan de desarrollo de zonas extremas. Sentados en una misma mesa, con
pensamientos y colores diferentes, pero unidos con un propósito común, mejorar la calidad de
vida de los hombres y mujeres de nuestra bendita tierra. Como he dicho muchas veces antes,
en este espacio, Chile necesita con urgencia mejorarse de sus rencores, y del estado de rabia
persistente, necesitamos encontrarnos en lo que nos une. En la zona extrema de Magallanes,
hicimos este aprendizaje, sin el concurso de todos y todas, la región no sale adelante. Sin la
participación de todos los colores y pensamientos, no hay desarrollo ni progreso posible, en la
zona extrema.
Ernesto Sepúlveda Tornero