En esta emergencia del coronavirus que se vive en nuestro país, el Gobierno ha tomado medidas importantes en el plano económico.
Por ejemplo, para proteger el empleo de trabajadores que podrían quedar cesantes debido a la emergencia, ha inyectado dinero para que el Fondo de Cesantía pueda ayudar a los cesantes, entregándoles una suma de dinero por algunos meses, inferior a lo que ganaban.
Y el Gobierno, preocupado porque la epidemia ha servido para que muchos comerciantes suban exageradamente los precios, les ha hecho un llamado a no aprovecharse de la situación.
En Argentina, su presidente Alberto Fernández también se ha preocupado de estos dos temas. Y ha dispuesto lo siguiente:
Primero, quedan prohibidos los despidos de trabajadores bajo cualquier excusa.
Segundo, ha prohibido alzas de precios, so pena de duras penas para los especuladores.
Dos maneras distintas de enfrentar el mismo problema.
La solución chilena, de permitir los despidos y mejorar el fondo de cesantía y pedir a los comerciantes que no suban los precios, se debe a que Chile tiene otro virus, que fue contaminado durante la dictadura de las Fuerzas Armadas y que se llama economicismo. El virus llegó con los Chicago boys, con su doctrina neoliberal, para quienes lo importante es el dinero.
Por eso, como en Argentina no están contaminados, los despidos y la especulación simplemente se prohíben.
En Chile, el ministro de Agricultura dice que está bien que suba el pan, pero recomienda no más de un 3 por ciento. Que está bien que suban las verduras, siempre que no se más de un 5 por ciento.
Estamos contaminados también con el otro virus.