El domingo 15 de marzo durante la mañana, el ministro de Educación indicó la suspensión de las clases en todos los niveles y para todo el país, situación que se ha mantenido hasta el momento en que se escribe este texto.
La primera indicación de apoyo o de “soporte” a distancia fue la llamada página web “aprendo en línea”, ya que se señalaba, que incluía material y contenidos referentes al curriculum nacional.
Lo efectivo es, que al día siguiente, en muchas comunidades educativas, los y las docentes se reunieron para tomar decisiones y complementar pareceres sobre como continuar el proceso educativo, por un tiempo incierto, pero que el ministerio indicaba como “breve”, incluso señalando un adelanto de vacaciones y presentando una fecha de retorno.
Por su parte, volviendo a los y las docentes, iniciaban el proceso de convertir sus clases presenciales en apoyos a distancia, desde la guía subida a una plataforma, hasta llegar a las sesiones online.
Este proceso nuevamente evidenciaba, la capacidad de adaptación y sobrellevar las dificultades del profesorado del país, pero sin recibir ni las indicaciones desde la autoridad de educación, ni tampoco una política nacional de clases telemáticas o a distancia, señalo esto, para profundizar en la improvisación en que se ha sumergido el sistema educativo en su conjunto, con soluciones locales y pertinentes a cada comunidad, pero sin una directriz común desde el nivel central.
Es más, cuando se escucha al Ministro de Educación referirse al proceso de enseñanza en estos tiempos de pandemia, sólo se refiere a la necesidad del retorno a clases, e incluso de tildar de cómodos a los docentes, por trabajar desde casa.
No creo necesario detallar las múltiples funciones que un o una profesional de la educación debe realizar, sino en lo que ha significado el o la docente para sus estudiantes.
¿Quién ha pensado o idea un plan de acompañamiento para los docentes?, la respuesta ministerial fue un documento llamado “bitácora docente”, que a pesar de sus buenas intenciones, en nada se condice con una realidad practicable, ya que propone momentos de “autocuidado”, en personas donde la “vocación” nuevamente suple las fragilidades humanas, donde hombres y mujeres, por tiempos prolongados han olvidado sus propias necesidades y miedos, para ser un apoyo real para las familias del país.
Esta pandemia ha desnudado muchísimas situaciones y realidades, muchas de ellas ya conocidas por las comunidades educativas, pero no es suficiente con conocerlas, una vez más éstas comunidades han buscado como solucionarlas, pero nuevamente sin el adecuado apoyo estatal, me refiero a falta de alimentación, soporte en salud mental, brecha de conectividad digital, distancia para el retiro de apoyos desde los establecimientos, brechas en escolaridad de familiares, para poder apoyar a sus hijos e hijas en los hogares.
Ahora, ¿cuál es la solución?, sin duda preguntar más a las comunidades educativas, en lugar de sólo exigirles evidencias de los trabajos. Menos planillas que llenar y más propuestas o apoyos para llegar a los y las estudiantes. Mas colaboración a la labor docente y menos duda de cómo utilizan sus horas de teletrabajo.
Se ha hablado y valorado firmemente la labor del personal de salud en esta pandemia, cosa que en ningún caso se puede desmerecer. Pero falta desde las autoridades del ramo, un reconocimiento real a los y las docentes, que se oriente a un apoyo a su labor, que no necesariamente es económico, sino que se origina y nace en la confianza de que en cada rincón del país, buscan cumplir su misión, sin los insumos necesarios, ni el respaldo que se merecen.
Se avecina un receso más que necesario en un par de semanas, ojalá el regreso, sea para finalizar de buena forma los procesos educativos junto a las familias y no un nuevo proceso en donde se sospecha de su labor, o deban comenzar a defender a estudiantes, frente al riesgo de repitencia, por no haber tenido a mano las mismas ventajas que otros.
Profesores y profesoras de Chile, toda mi admiración y respeto.
Javier Muñoz Vidal
Licenciado en Educación
Docente
Colectivo Vanguardia Comunitaria