El proyecto surge como iniciativa de agrupaciones de pescadores artesanales que se acercaron a la diputada Javiera Morales para plantearle la necesidad de proteger los bosques submarinos que albergan la biodiversidad de la región, como son los erizos de mar, ostiones y centollas, lo cual sostienen parte de la economía de Magallanes.
Al respecto, el titular del Comité de Crustáceos, Jorge Oyarzún, indicó que “es una gran aspiración de más de 15, 20 años, de muchos dirigentes antiguos, la protección de las algas pardas desde Puerto Edén a Cabo de Hornos, porque hay 94 especies en la pesca artesanal que se protegen ahí, tanto mamíferos, bentónicos, crustáceos. Esto también habla muy bien de la región, que tiene una mirada sustentable con los recursos naturales de Magallanes”.
El propósito de la iniciativa es, por una parte, que el Estado reconozca el valor de las algas pardas en los ecosistemas marinos. También como fuente de alimento para el ser humano y del desarrollo de actividades económicas, las cuales deben realizarse según la capacidad de conservación y recuperación de este recurso.
Por otro lado, se prohíbe la extracción de algas mediante la técnica del “barreteo”, que es la extracción de las algas de raíz, en las regiones de Aysén y Magallanes. Solo se podrá recolectar, transportar y comercializar aquellas algas que se encuentren varadas naturalmente en el borde costero.
La diputada Morales señaló que “Magallanes alberga un ecosistema marino mundial de algas pardas, que no ha sido alterado por la crisis climática, lo que hace más urgente otorgarle una protección permanente. Agradezco la propuesta de los pescadores, que nos demuestran que el desarrollo económico puede y debe ir de la mano del cuidado al medioambiente. No son contradictorios, como muchas veces nos lo pintan, sino conservamos en el futuro no tendremos con qué desarrollarnos”.
En Chile no existe una regulación específica que aborde el cultivo, recolección y extracción de las algas pardas, lo cual ha provocado su extracción ilegal mediante el “barreteo” y ha generado un grave daño a los ecosistemas marinos del norte de nuestro país. Este recurso tiene gran valor debido al alginato, elemento que se utiliza en la elaboración de distintos productos farmacéuticos, cosméticos y alimenticios.