El 18 de octubre de 2019 marca el inicio de una jornada de agitación, movilización y protesta contra el sistema, que se extendió como ninguna hasta entonces y que forzó, porque es una consecuencia del estallido, el llamado acuerdo por la paz social y la nueva constitución a mediados de noviembre de 2019, en el que participàron la mayoría de los partidos politicos con representacion parlamentaria con excepción, según publicaciones de prensa, del PC y la FRVS.
Lo sustancial de dicho acuerdo fue la convocatoria a construir una nueva constitución, por lo que se eligió una Convención Constituyente donde hubo muchas candidaturas independientes mayoritariamente contrarias al sistema, que lamentablemente no lograron coordinar un total acuerdo en acción y gestión con los partidos con posiciones de izquierda, aunque igual se llegó a un texto que fue plebiscitado y rechazado por el 62 % del electorado que participó.
La razón de ese rechazo es simple, mientras los que estaban por el Apruebo se descueraban en público, los del Reclazo utilizaron los medios de comunicación que están desde siempre a su servicio y convencieron a la gente de que el blanco era negro.
Luego de esto un nuevo acuerdo político, en donde sí participaron todos los partidos con representación parlamentaria y otros en formación, estableció un itinerario para elegir expertos y convencionales.
Para ambos casos estuvo prohibida la participación de independientes por fuera de los partidos.
Tanto en la comisión de expertos como de convencionales la mayoría de los escaños fueron ocupados por la derecha y el mal llamado centro, quedando los partidos de gobierno en representación minoritaria.
Por estos días se termina de elaborar un nuevo texto por el que habrá que votar a favor o en contra en diciembre de este año.
2.- Durante todo este proceso estrambótico, no hubo prácticamente respuesta a los dramas populares que provocaron el estallido social. Ni mejoras legales ni económicas, nada que indicara que los que legislan y mandan habían entendido de verdad el significado del estallido. Solo más carros de policia, más personas investidas de policías, más facultades para las policías incluyendo mejoras salariales, pero nada para demostrar que se habían escuchado las exigencias de los millones que salieron a la calle.
Seamos justos también y reconozcamos que los indignados y hastiados de todo, tampoco fuimos capaces de generar un referente que nos interpretara y poco o nada han crecido las organizaciones sociales, poblacionales y sindicales.
En palabras muy simples, estamos como al principio, quizás un poco mejor o quizás un poco peor.
Para que quede claro.
Nada va a cambiar profundamente después de diciembre, sea que gane el «en contra» sea que gane el «a favor». Seguirán los patrones explotando al asalariado, los sin casa demandando viviendas dignas, todos pidiendo mejor salud y pensiones dignas, marchas en fechas conmemorativas, compromisos de no bajar la guardia, etcétera.
Hasta que se vendrá un nuevo estallido, y como al parecer no se ha entendido la lección de que hay que educar y construir los nuevos instrumentos para reemplazar a lo viejo, tropezaremos con la misma piedra e iniciaremos un nuevo circuito, cuyo resultado podría incluso ser previsto.
O cambiamos nosotros y nos unimos todos en torno a intereses comunes, o el sistema seguirá imponiendo sus condiciones