El terremoto de Chillán de enero de 1939 dejó al descubierto la imperiosa necesidad que tenía Chile de modernizar el modelo económico de la época. El mundo se encontraba en crisis y era necesario tomar medidas para sentar las bases de la industrialización del país.
Así nace la Corporación de Fomento a la Producción Corfo, quien fuera la creadora de importantes empresas públicas estratégicas y un órgano esencial para el apoyo de la inversión privada.
Así nacieron las primeras centrales hidroeléctricas, refinerías, la Planta Celulosa Arauco, la Compañía de Acero del Pacífico, la Industria Azucarera Nacional (Iansa), la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) y Televisión Nacional de Chile, tras identificar los sectores productivos nacionales más importantes en la agricultura, ganadería, electricidad, comunicaciones, minería y pesca.
La Corporación entregó herramientas para ayudar a las empresas a generar empleos e impulsó la investigación y la asistencia técnica a la industria con la creación de Sercotec, Inacap y el Instituto de Fomento Pesquero, IFOP.
Al cambiar el milenio, el foco de la Corporación giró a las empresas de menor tamaño. Para elevar su competitividad, la de las cadenas productivas y la del entorno empresarial, formando redes entre sí. Otro de los desafíos asumidos fue lograr la inversión de capitales extranjeros en las diversas regiones del país.
Cumplidas estas metas, el reto del siglo XXI sigue siendo impactar el desarrollo, pero desde otra mirada, ya que nuestra economía abierta al mundo tiene que ampliar su base para convertirnos en un país más competitivo.
Hay que dejar de explotar los recursos naturales y mejorar la diversificación productiva del país, a través del fomento a la inversión, la innovación y el emprendimiento, fortaleciendo además el capital humano y las capacidades tecnológicas para alcanzar el desarrollo sostenible y territorialmente equilibrado.
Esa es parte de nuestra misión para nuestros próximos 80 años: ser una agencia de clase mundial que articula en forma colaborativa ecosistemas productivos y sectores con alto potencial para proyectar a Chile hacia la nueva economía del conocimiento, en el siglo XXI.
Con estos cambios no sólo buscamos mejorar nuestra cobertura. Queremos atender a los emprendedores e innovadores con el sentido de oportunidad y urgencia que merecen. Sabemos que estamos en un mundo que cambia vertiginosamente, por lo que debemos mantener este esfuerzo de renovación constantemente. Una Corfo siempre en movimiento, más simple, más ágil y más cercana.