El alcalde Radonich está en estado de suspensión, esperando, como en el antiguo circo romano, que los puntarenenses levanten el dedo gordo, o lo apunten hacia abajo.
Si el alcalde hubiera hecho un análisis de su gestión, tal vez habría puesto una columna de éxitos y otra de fracasos. Seguramente la de éxitos sería por lejos más larga que la de los fracasos.
Entre los fracasos, uno que es un símbolo es la parada de locomoción colectiva ubicada en el acceso del mall. Ahí hay un letrero que dice parada de buses y de colectivos, pero en realidad es ocupada por taxis.
Da como pena ver salir del mall a personas cargadas de paquetes, que salen del recinto comercial pasando de lado entre los taxis estacionados, para subirse al colectivo o a la micro en la mitad de la calzada.
Para ser justos, hay que decir que no es solo un fracaso del alcalde Radonich. Ninguno de sus antecesores logró tampoco ponerle el cascabel al gato.
El problema se debe, a lo mejor, a que la municipalidad no tiene suficientes inspectores para lograr que los vecinos se porten bien.
Decía, por otra parte, que la parada del mall es un símbolo, porque esa situación se repite en otros sectores de la ciudad. En calles alejadas del centro, es común ver que las paradas de la locomoción colectiva están ocupadas por autos particulares. Es que con tantos autos que hay en Punta Arenas, cada automovilista se estaciona donde primero encuentra. Para qué hablar de los autos encima de las veredas, muchas veces dejando sin espacio a los peatones.
Como el problema parece insoluble y no solo hay que criticar sino proponer soluciones, le sugerimos al alcalde Radonich que lo mejor que puede hacer es sacar el letrero de parada del mall.