Alguien comentó hace unos días que el antiguo edificio del hospital regional era un elefante blanco.
Me puse a buscar en internet y encontré que elefante blanco es “cosa que cuesta mucho mantener y cuya utilidad es escasa o nula”.
Bien dicho, entonces, por la persona que hizo esta declaración.
Ahora, que estos paquidermos ficticios existen, no es como los elefantes de verdad, por razones naturales. En este caso, alguien o algo los crea.
En el caso del antiguo hospital, el elefante ha sido creado por las autoridades, quien quiera que ellas sean.
La enorme cantidad de gente que ha protestado porque no se toman medidas con el antiguo edificio, no ha encontrado respuesta de la autoridad que corresponda, y el lugar sigue siendo un símbolo regional del vandalismo y de la desidia burocrática.
Pero no es el único elefante blanco. Otro edificio que podría recibir el título es el de la antigua sede del Servicio de Salud, en Chiloé con Menéndez, destruida por un incendio.
Y hay más. Otro elefante blanco, según la definición, es el edificio, terminado hace más de un año, del consultorio Tomás Fenton, en Las Naciones y que, según dicen, no se puede entregar por problemas administrativos, que es la manera elegante de decir problemas burocráticos.
Ojo, que en el futuro podríamos tener más elefantes blancos, y eso no más les digo.