En este breve recorrido es Imposible separar la historia y el trabajo de la impronta que produce el paisaje. ¿Por qué? Lea la nota:
Para llegar o salir de la isla de Tierra del Fuego hay que cruzar en barcaza el Estrecho de Magallanes, en una navegación que puede tardar dos horas y media si se hace desde Punta Arenas y sin viento. O, bien, treinta minutos si es por Punta Delgada, la parte más angosta del canal bioceánico que separa el Pacífico del océano Atlántico, pero ahí el tiempo aumenta a cinco horas considerando los kilómetros tierra que hay que avanzar, tanto para llegar al cruce, como a la capital de la provincia.
Si todo sale bien puedes observar delfines e incluso, si andas de suerte, toparte con un grupo de ballenas durante el cruce. Una vez en Porvenir, capital de la provincia de Tierra del Fuego, en la región de Magallanes, a una cuadra de la plaza principal, un visible cartel que atraviesa una de las paredes laterales del antejardín te anuncia que estás en la Agencia de Área de INDAP, la más austral del país.
Katterine, Fabián o Carlos te abrirán la puerta. Cada uno tiene historias que llenarían varias páginas de un libro. Y en el trabajo son un equipo que teje, con la fibra de la solidaridad y la paciencia, el compromiso y los valores de INDAP en el extremo sur de Chile.
“Hay harto de azar. Por ejemplo, en una jornada del Inia Kampenaike (en el continente) tenía presupuestado estar a las 16 horas de regreso en Porvenir. Todo iba bien, pero falló el ferry por cruce de combustibles primero, y luego por camiones, al final llegué pasada las diez de la noche. Otras veces es la marejada, la escarcha o las rachas de viento que superan los 100 kilómetros por hora”, cuenta Carlos Cárdenas Vergara, 42 años, ejecutivo de Área. A poco de egresar de la universidad, trabajó en Aysén y el año 2011, llegó a Porvenir.
“Me dijeron, textual: `tres años en Porvenir, y después Punta Arenas`… Y acá sigo”, dice entre risas.
En la isla grande de Tierra del Fuego -compartida mitimota con la Argentina-, a ratos todo cobra un tono amarillo: el coirón, el guanaco, las plumas del carancho, el atardecer y el viento que levanta telas casi invisibles sobre la ruta. “Acá se hace una ganadería extensiva, las distancias que recorremos son enormes y los costos muy elevados. Imagínate cuántos millones valen varios kilómetros de alambre para los cercos. Ese mundo baqueano que no está en ningún otro lugar de Chile es el que me gusta, con perros ovejeros, piños gigantes de ovejas. Hoy, estamos en etapa de encaste; o sea, los animales viven su parte amorosa, por eso, en estos días retumba harto la isla”, explica en broma Cárdenas que lleva ya 17 años trabajando en el servicio.
Antes del boom ganadero, un centenar de mineros auríferos reflejaba la avanzada colonizadora en Tierra del Fuego, todavía hay pirquineros que mantienen el espíritu de antaño en el Cordón Baquedano.
Sin embargo, la ocupación de los campos fueguinos parte con la instalación en 1885 de la sociedad Wehrhahn y Cía que estableció dos estancias: Porvenir y Gente Grande, en las costas de la bahía. Esta última destaca por su casa de administración, la más antigua de Tierra del Fuego, que mantiene aún la fachada de inicios del Siglo XIX.
Más tarde, los ojos de José Nogueira también se pusieron en la Isla. Las concesiones adquiridas por sus sucesores, Sara y Mauricio Braun dieron paso a la creación de la Sociedad Explotadora Tierra del Fuego, con el tiempo llegó a ser el asentamiento ganadero más grande del mundo con tierras en toda la región, inclusive Argentina.
Funcionaria comprometida
El viernes 10 de febrero, cerca de las 18 horas, el director regional (S) de INDAP, Gabriel Zegers, envió un correo a todos los funcionarios de Magallanes, requiriendo voluntarios para viajar de urgencia a apoyar administrativamente a las regiones afectadas por graves incendios. “Se requiere apoyo a partir de este lunes y durante aproximadamente un mes”, apuntó la misiva. Katterine Magdalena Diaz González, 33 años, fue la primera en arreglar las maletas y ofrecer su apoyo.
“La solidaridad es parte de la convivencia en la oficina y en la isla. Así que no lo pensé mucho. Veía cómo la gente sufría y me ofrecí para partir de inmediato”, confiesa Diaz, casada y un hijo.
Katterine ingresó el año 2016 a INDAP. Es la secretaria del Área y cumple varias funciones administrativas, atención de público y apoyo a los ejecutivos. “Lo que más me gusta es el lado social, el trabajo directo con la gente, por eso hoy curso la carrera de Servicio Social en la Universidad Central. Nuestros usuarios son hinchas de INDAP y siempre reconocen nuestra labor. Eso me llena de orgullo”, dice.
Finalmente, el apoyo que ofreció Katterine a las regiones afectadas por incendios en los meses estivales no fue requerido.
De Santiago Centro a Porvenir
A Fabián Salazar Sanhueza, 48 años, lo primero que le llamó la atención fue que la capital provincial de Tierra del Fuego no tiene semáforos. Harto auto y ninguna luz roja, verde o amarilla. Ninguna de las tres comunas de la provincia la tiene. Y lo que más le gustó la cantidad de lagos y ríos para practicar la pesca deportiva.
“El cambio es fuerte. Imagínate llegué de Santiago centro a Porvenir. Costó acostumbrarse. Pero hoy, estamos más tranquilos”, sentencia de entrada el jefe del área más austral del país.
Una breve reseña formal diría: Ingresó a INDAP el año 2005 a Ancud, Chiloé. Despedido en el primer gobierno de Piñera, y reincorporado en el segundo de Bachelet, el año 2014. Desde entonces está en Porvenir. Casado, tiene un hijo de siete años que nació en Rusia. Sí, porque se casó con una mujer de esa nacionalidad, pero esa es una historia que da para otra nota.
“Es una vida totalmente distinta a la que cualquiera se pueda imaginar. Un pueblo chico, con distancias grandes. Un lugar lleno de historia, en donde el paisaje moldea la cultura y las formas de trabajar”, dice Salazar.
En todo el país, INDAP cuenta con 114 agencias de Área, dispersas en todo el territorio. Esta unidad básica de atención permite ejecutar, y acompañar técnicamente a campesinos, ganaderos y todos quienes participen como usuarios de INDAP en el sector silvoagropecuario.