No siempre los trabajadores tienen la capacidad de darse cuenta que les están metiendo el dedo en la boca, sobretodo cuando creen en «la palabra» de su empleador sin tener nada más a cambio, y como sufren cuando esa palabra no es cumplida.
Aun hay muchos con tendencia a creerse el discurso de la amistad entre empresa y trabajadores. Si nos va bien todos ganamos, dicen cuando demandan mayor producción o agilidad en el despacho y la atención, pero obtenido el resultado los únicos que ganan son ellos, los que poco o nada hicieron.
El trabajador es testigo de que podrán subir y subir las ventas y los ingresos de la empresa, pero eso no se refleja en aumentos de sueldos ni mejores condiciones económicas, a lo más un bono de vez en cuando, pagado al margen de la liquidación mensual y que solo sirve como un tapabocas porque al mes siguiente se vuelve a los miserables ingresos.
No hay relación familiar entre patrones y trabajadores, a lo más se puede construir un buen equipo de trabajo, pero la familia del trabajador siempre serán aquellos que participan con él de los ingresos mensuales y la distribución de los mismos.
Ahora, seamos claros, si se puede construir una familia en el lugar de trabajo. Es la familia de los que carecen de muchas cosas, una familia de clase que para fortalecer lazos y fijar metas debe necesariamente avanzar hacia la construcción de organización, una familia que verá como los suyos esbozan una sonrisa cuando el esfuerzo y la decisión de luchar por lo que se merecen, se va reflejando en pequeños triunfos.
Por cierto, la tarea es titánica, pero si no la intentamos jamás nos daremos cuenta de lo que somos capaces.
2.-. Repítalo una y mil veces, no importa si quienes le escuchan se cansan o fastidian.
Sin trabajadores las empresas no funcionan, es la fuerza humana la que hace funcionar todas las estructuras de una empresa.
Sin trabajadores que producen y entregan servicios, por muy gigantescas que sean las empresas, siguen siendo espacios muertos, llenos de la mejor tecnología pero inertes pues para funcionar necesitan de la actividad humana.
Cada ser humano que pone su fuerza de trabajo a disposición del objetivo establecido por el patrón es quien, en definitiva, posibilita que salgan productos o servicios que al ingresar en el proceso de oferta y demanda generan las utilidades que hasta ahora solo van a un puro bolsillo.Por eso es que no tiene el trabajador otro camino que la organización para romper este ciclo nefasto. Solo la unidad con otros como él hará posible que se vea una luz al final del túnel.
Nos asustan con esto de la robótica y la inteligencia artificial y ya escriben que en el mundo se perderán hasta el 50% de los empleos actuales. Nosotros debemos tener claro que si así sucediera podrían haber jornadas de 4 horas por día y nadie quedaría desempleado. Solo se requiere que los patrones renuncien al 50% de las ganancias que con nuestro trabajo les generamos.
Imposible dirán muchos, pero no lo es. Porque con toda la robótica e inteligencia artificial, siempre será necesaria en alguna parte del proceso, la inteligencia humana, las manos y cerebros de los trabajadores.
Por eso somos lo más importante. Convencernos es la tarea más difícil, una vez que lo logremos no nos para nadie.