El film “A time to kill”, año 1996, dirigida por Joel Schumacher, que se traduce al español como “Tiempo de matar”, es película ambientada en el pueblo de Canton, a fines de la década de los 90’ del siglo pasado. Canton, es sede del condado de Madison, en el estado de Misisipi. Al año 2000, contaba con cerca de 12 mil habitantes, de los cuales más de 9 mil se reconocían de raza afroamericana, en tanto sólo 2.500 personas se reconocían de raza blanca. Un 34,8% de la población se encontraba bajo el umbral nacional de pobreza.
La trama muestra al protagonista como un joven abogado, Jake Brigance, interpretado por Mathew Mc Conaughey, quien ha heredado el estudio de un famoso abogado, ya retirado, interpretado por Donald Sutherland.
La escena que gatilla el nudo central de la película, muestra como dos hombres jóvenes de raza blanca, atacan a una niña afroamericana. En escena se muestra que la golpean y atan, luego en el transcurso de la película, se narra en detalle el ataque. Violación, intento de ahorcamiento, y posterior lanzamiento del cuerpo a un río. Tonya tiene sólo 10 años, y contra lo que podían anticipar sus atacantes, sobrevive, y los identifica.
Los dos autores, son detenidos en un bar, por el sheriff, que es un hombre afroamericano.
Por la tarde de ese día, Carl Lee, padre de Tonya, interpretado por Samuel L. Jackson, visita la oficina de Brigance, a quien éste conoce, por haber defendido a un pariente suyo en el pasado. La conversación se centra en la brutalidad de lo ocurrido, Brigance se manifiesta impactado porque conoce a la niña, y porque él mismo es padre de una niña pequeña. Finalmente, Carl Lee, le pregunta al abogado, “¿Jake, si yo estuviera en un problema, tú me ayudarías? A lo que el abogado responde afirmativamente.
Más tarde Jake llega a su casa, donde lo espera su esposa e hija. Le comenta a ella, “No puedo dejar de pensar en lo que hicieron esos animales, y que pueden salir libres y andar en las calles”. Y le cuenta sobre la visita de Carl Lee, y sobre lo que le dijo, y le comenta “Da la impresión de que quiere hacer algo, tal vez matar a esos muchachos”. Su esposa, le dice, “alguien debería hacer algo, como contárselo al alguacil”.
Durante esa noche, se muestra a Carl ingresando al edificio de los tribunales de justicia de Canton, en un paneo se muestra que se detiene a mirar una inscripción del piso. En el centro del edificio, en el piso, está pintado el escudo del estado de Misisipi. Un águila custodiando una bandera, y una inscripción en latín “Virtute et armis”, valor, virtud y armas.
Al día siguiente, se inicia el juicio en contra de los atacantes de Tonya. Toda la comunidad se congrega en el palacio de la Corte de justicia. En medio del público y periodistas, son ingresados los acusados. De pronto, surge desde el interior del edificio, Carl Lee. Presuntamente se habría quedado oculto allí toda la noche. Porta un fusil M-16, con el cual ametralla a los dos acusados, y es herido también un alguacil.
Allí se inicia, la parte central de la película, centrada en el juicio. Carl Lee, es visitado en la cárcel por Jake. Allí Lee, le recuerda su promesa que le ayudaría, si estuviera en problemas. Le cobra la palabra, y Jake no puede retractarse, aunque no es su especialidad el juicio por homicidio.
El factor racial, está fuertemente presente durante toda la película. Se hacen contrastes visuales, entre la extremadamente blanca, y confortable vida de Jake y su familia, con la modesta vida que lleva Carl, y su familia, todos afroamericanos. Con ocasión del juicio, en la iglesia bautista a la que asiste Carl, se inicia una campaña de recolección de fondos, para ayudar a su familia. A la sazón Carl, se da cuenta que el pastor ha sido contactado por la NAACP (National association for advancement for the colored people), quienes pretenden usar su caso, para reimpulsar en todo el país, la lucha por los derechos de la gente de color. De hecho, a propósito del costo de la defensa que hará Jake, y que él no puede costear, les pide reunirse. En esta ocasión confronta a la poderosa organización, y al equipo de abogados de primer nivel que desean tomar su caso. Lo central aquí es que, por buscar figuración para su causa, han olvidado y abandonado a su familia, la que no ha visto un centavo de lo recolectado en la iglesia. Carl Lee opta por la defensa de Jake, aunque sea un abogado blanco.
Familiares y amigos de los fallecidos, aparentemente simpatizantes de los “supremacistas blancos”, contactan al Klu Klux Klan, con quienes organizan ataques tanto a la oficina, y casa de Jake y de su secretaria. A su pasante (una jovencísima Katherine Fuloph), la secuestran y golpean. También esta organización intenta transformar, la muerte de los dos jóvenes, en una razón para avivar la causa, de la segregación racial, y de la no integración.
El film nos muestra una vez más, el funcionamiento de las cortes de justicia en Estados Unidos. El juez, al inicio del juicio informa que, en el estado de Misisipi, no se permite “La violencia vigilante”, y “Se da inicio al juicio en contra de Carl Lee Haily, por la muerte de……. Un ser humano, y de …………, otro ser humano”. El sistema de justicia de Estados Unidos, descansa sobre la noción de justicia, que el propio pueblo, tiene e imparte. El jurado es seleccionado por sorteo, y es el encargado de dictar el veredicto: Guilty or nor guilty. Un sistema muy distinto a nuestro proceso penal. Los tecnicismos legales, y la elocuencia, o los recursos discursivos del fiscal y del abogado defensor, son determinantes. Así como saber objetar o seleccionar a los jurados correctos.
Los hechos son claros y no admiten cuestión alguna, Carl Lee disparó y dio muerte a dos “seres humanos”. Lo que se debe determinar es si es culpable de homicidio y debe ser condenado a muerte, o no. El hecho de que los fallecidos, hubieran cometido una violación y ataque atroz a una menor de edad, no es materia de este juicio. Sin embargo, constituye la base de la defensa, para tratar de probar que Carl Lee, actuó privado de razón. En un arranque de demencia, que le hizo perder la capacidad de distinguir el bien del mal.
En el resumen, que hacen el fiscal y la defensa, en su alegato final, ante el jurado. El fiscal expone como el acusado Carl Lee Haily, actuó con total control, planificando y llevando a cabo, el ataque mortal contra los dos jóvenes. Sosteniendo que su determinación de tomar la justicia en sus propias manos, que llevó a cabo planificada y fríamente, no podría entenderse como el acto de alguien privado de razón. En tanto, Jake Brigance, destinó su tiempo, a hacer una reseña detallada del ataque, las lesiones, y los actos de crueldad que cometieron los fallecidos, con la pequeña Tonya. Haciendo uso de recursos de imaginería, hizo a todo el jurado cerrar sus ojos, para que sintieran, todo lo que la niña sintió. Esto produjo una gran emoción en los jurados y en el propio Jake, el que, con lágrimas en los ojos, concluye su exposición, diciendo: “Ahora imaginen que era una niña blanca”.
El resultado de la votación del jurado, declara inocente a Carl Lee Haily, y lo deja en libertad.
Considerando que el jurado está constituido por ciudadanos, por el pueblo, podríamos inferir que su pronunciamiento se basa en las normas morales de la comunidad de Canton, estado de Misisipi. Bajo esa norma moral, el haber perpetrado un ataque bestial contra una niña de 10 años, era un crimen de gran magnitud, y atentaba gravemente en contra de los valores de la comunidad misma. “Virtute et armis”, virtud, valor y armas, la enseña del escudo del estado de Misisipi, refleja de algún modo, el proceso de composición, el equilibrio, que los miembros del jurado hicieron. No se estableció que Carl Lee Haily, tomó la justicia por propia mano, caso en el que debía ser condenado a muerte. Se asumió, en definitiva, como justificada su acción. Es probable, que se haya aceptado formalmente el argumento de la demencia momentánea. Lo que en el juicio no se aclara.
Lo que resulta evidente, es que en la conversación de Carl Lee Haily y Jake, existe indicios de un actuar racional, de alguien que planifica una acción, conociendo las consecuencias. Razón por la que las anticipa, y busca procurarse defensa posterior. La conversación de Jake con su esposa, demuestra la existencia de una norma moral, no explícita, donde Jake reconoce que si su hija pequeña fuera atacada, él no se quedaría sin hacer nada. Es una especie de validación de la autocomposición, en casos de extrema gravedad como el que se comenta.
Desde el punto de vista ético, tanto Carl Lee como Jack Brigance, infringen normas éticas. Ambos están conscientes, de que sostuvieron una conversación previa al ataque mortal, donde se reconocía una premeditación. Una evaluación de riesgos, y búsqueda de remedios futuros, que no se condicen con el actuar de un loco o demente. Desde este punto de vista, ambos mintieron ante la corte. En el caso de Brigance, la falta ética es mayor, por cuanto, él fue puesto en antecedentes, de que Carl Lee algo iba a hacer. “Tal vez ataque a esos muchachos”, le reconoce a su esposa. Pero no hizo nada, hecho que su esposa le recrimina, una vez que conoce del ataque. “Tal vez si hubieras informado al alguacil, esos muchachos estarían vivos ahora. Y tú no estarías involucrado en este juicio”, le dice con claridad meridiana su esposa. El reproche ético que se le puede hacer a Jake, es porque no actuó preventivamente. No hizo nada por evitar que pudiera ocurrir un mal, del cual tenía indicios fundados de que podía sobrevenir. Por otra parte, mintió o encubrió un crimen, del cual estaba en antecedentes, y mintió argumentando locura o demencia. Él sabía, que el crimen fue cometido en pleno uso de sus facultades por Carl Lee Haily.
El factor racial, es invocado durante todo el film, por Carl Lee, incluso hostigando a Jake, de que, pese a que lo estaba defendiendo, eran distintos. No eran amigos, ni conocían sus casas ni sus familias se visitaban. Surge entonces el cuestionamiento acerca del valor de la vida. El discurso del supremacismo blanco, es totalmente contrario a reconocer, su condición de seres humanos, nacidos con iguales derechos, y una dignidad inalienable. Desde esa lógica, que degrada a los miembros de otras etnias, u origen racial, a seres inferiores, estaba justificado, o no era punible lo que los atacantes hicieron a Tonya. En tanto, desde el punto de vista de la NAACP, el caso de Carl Lee Haily, permitiría avivar la confrontación en todo el país, fortaleciendo el activismo por los derechos de las personas de color.
En el estado de Misisipi existe la pena de muerte, por tanto, los atacantes de Tonya, de haber enfrentado un juicio, podrían haber recibido la pena capital. Lo que se trasunta en todo el film, es que casos como ese, fallados por jurados mayoritariamente blancos, quedarían sin castigo. Del mismo modo, se da a entender que el caso de Carl Lee Haily, sería sancionado con la pena de muerte por un jurado del condado de Canton, dada su composición racial.
La resolución del caso, con la liberación de Carl Lee Haily, abre una interrogante, sobre el tipo de mensaje que se quiere entregar en la película. Es un llamado a la autocomposición? ¿A buscar la justicia por propia mano?, ¿o es sólo un llamado de atención, sobre las aberrantes diferencias de trato, dependiendo del color de piel? La necesidad de dialogo interracial, de encuentro entre personas de distinto origen étnico, tal vez resulte ajeno a nuestra realidad latinoamericana. Pero el debate moral y ético, asociado a la idea de justicia, nos llega muy cerca, si lo asociamos con los migrantes, con las minorías sexuales, o con los pobres.
Ernesto Sepúlveda Tornero