El año 2014, en una decisión política, inédita del estado central, la presidenta Bachelet, nos reconoció el derecho a decidir nuestro propio destino. Eso fue ni más ni menos, la tarea de implementar el plan de desarrollo de zonas extremas. La oportunidad de definir, en el territorio de Magallanes, de manera participativa y transversal, el contenido y alcance del plan de inversión pública, más importante de nuestra historia. El Plan especial de desarrollo de zonas extremas (PEDZE), no sólo, estableció una nueva forma de evaluar los proyectos en el Ministerio de Desarrollo social, sino que consideró el financiamiento, a las iniciativas surgidas de la propia ciudadanía. Por vez primera, no fueron los tecnócratas de las oficinas ministeriales, quienes decidían lo que se podía o no se podía hacer, en las zonas más apartadas del centro del país.
Ese impulso iniciado el 2014, se ha extendido saludablemente hasta hoy, gracias a la extensión de vigencia, del Decreto presidencial que les dio origen. En el caso de Magallanes, los proyectos formulados, fueron de una magnitud mayor que en las otras regiones extremas. La inversión en ciencia y tecnología, rindió frutos vigorosos, y ha salvado vidas. El CADI UMAG, (Centro docente asistencial Umag), es una muestra. Iniciativa que en su momento se debió defender, arduamente tanto en la SUBDERE como en el ministerio de desarrollo social. Simplemente, no se entendía, la importancia que podía tener contar con un Centro de excelencia en biomedicina, en un lugar como Punta Arenas. El tiempo nos dio la razón, y este centro ha sido pieza clave, en la masificación de los PCR, dentro de la campaña de prevención del Covid.
Sería largo de enumerar, cada uno de los 37 proyectos únicos, del Plan, que luego se desplegaron en todas sus etapas, de estudio, diseño, y ejecución, a través de estos años. Sólo consignar que la Fibra Óptica Austral ya es una realidad, y que se iniciará pronto la construcción del muelle multipropósito de Puerto Williams. Obras con visión de futuro, que pudimos desarrollar, gracias a que decidimos en la región lo que queríamos hacer. Asimismo, será realidad, aquel sueño de más de 50 años atrás, el ensanchamiento del Paso Kirke. Algo que, de sueño, se transformará en realidad, gracias a un trabajo metódico y responsable, iniciado en el gobierno anterior, y continuado en este.
La enseñanza fundamental del plan de zonas extremas, es que en la región se cuenta con la capacidad técnica y de gestión, para llevar adelante iniciativas ambiciosas, incluso iniciativas inéditas, como el CADI UMAG o la apertura del Paso Kirke. Es también un estándar para las autoridades regionales, para la sociedad civil, y para la empresa privada. Cuando una región completa se pone detrás de un proyecto de futuro, se pueden vencer todas las dificultades. Y la principal dificultad es el centralismo. Se pudo llegar hasta aquí, con el Plan de zonas extremas, con proyectos en pleno desarrollo, y otros por iniciar, es porque hubo un impulso apoyado, por las fuerzas sociales y políticas en su conjunto. Juntas de vecinos, clubes del adulto mayor, agrupaciones de agua potable rural, colegios profesionales, Asociaciones gremiales de empresarios, la academia, la comunidad toda de la región.
Pero, el Plan de zonas extremas, no sólo fue un trabajo avocado a obras de infraestructura. Recibimos la misión, de hacer una reingeniería de las leyes de excepción, porque así lo pidió la ciudadanía en sendos encuentros provinciales. Ese trabajo conllevó reuniones, con universidades, sindicatos, empresarios, y demás organizaciones de la sociedad civil. También se pidió sus propuestas a los partidos políticos, del oficialismo y de oposición. Todo lo cual, fue procesado por una secretaría técnica especializada, la que elaboró la propuesta que se presentó al ejecutivo. En esta, se realizaba una reformulación de los beneficios de las denominadas “Leyes de excepción”, incorporando objetivos e indicadores de cumplimiento, es el “ESTATUTO DE MAGALLANES”. Asimismo, se presentó una propuesta para una nueva Corporación de desarrollo de Magallanes. Instancia que fue solicitada en todos los encuentros efectuados en la región, donde se recordaba el saludable impulso de la CORMAG.
Estas propuestas, no alcanzaron a ver la luz, en el proceso legislativo, debido a que se produjo el cambio de administración. Sin embargo, resulta del todo pertinente, retomar ese trabajo, en el cual se empleo tiempo y dedicación, tanto del sector público como de los privados. Particularmente es importante, retornar a ese punto, a propósito de las conclusiones de la “Comisión tributaria”; del ex ministro Briones. Donde haciendo gala, de un centralismo radical, un grupo de economistas santiaguinos, ha propuesto, hacer tabla rasa con las leyes de excepción, que hoy tenemos en la región.
Existe consenso de que no podemos eludir las tareas pendientes, el riesgo es evidente, que sea un grupo de profesionales en Santiago, quien defina si tenemos o no zona franca, o si un empresario puede o no acogerse a la ley Navarino o a la ley Austral. Hacer patria en la zona extrema, también implica eso, saber defender con fuerza nuestros puntos de vista, nuestras razones, y nuestro modo de vida. Es ahora, cuando debemos retomar la propuesta de “Estatuto de Magallanes”, que englobe al conjunto de beneficios tributarios y aduaneros, y retomar también la propuesta de la nueva Cormag.
Quienes aspiran a representarnos, en los cargos de elección popular, deben asumir este desafío. Continuar sobre lo ya construido, avanzar desde donde hemos logrado llegar como región. Los consensos existentes, hay que fortalecerlos y ampliarlos. El desarrollo de la región, bien vale, ser puente de entendimiento entre los que hoy se enfrentan. Los logros conseguidos en el plan de zonas extremas, nos pertenecen a todos, y son la prueba de podemos soñar una región distinta, y construirla en conjunto.
Ernesto Sepúlveda Tornero