A nivel global, las turberas son clave para mitigar los
efectos del cambio climático, ya que contienen grandes volúmenes de carbono en su
estructura, casi el doble de lo que almacenan los bosques. La degradación de estos
ecosistemas –producto de incendios forestales, de prácticas de extracción de turba y
musgo, o de la invasión de especies exóticas como los castores, entre otras presiones–
tiene como consecuencia la liberación de ese carbono a la atmósfera, además de efectos
sobre la hidrología de cuencas y la biodiversidad.
Cómo mejorar la gestión y manejo de las turberas en el Parque Karukinka, al sur de Tierra
del Fuego, es la pregunta que espera responder el equipo de WCS Chile, respecto de dos
presiones que hoy enfrentan estos ecosistemas: los cambios hidrológicos asociados a la
presencia del castor y los efectos del cambio climático.
Un equipo de WCS Chile, liderado por la directora del Parque Karukinka, Melissa
Carmody, y la colaboración de los investigadores, PhD Jorge Hoyos, PhD Alejandro
Miranda y PhD Brian Reid (expertos en dinámica de humedales, ecología del paisaje y
análisis espaciales), realizarán entre 2025 y 2026, una experimental investigación a gran
escala en el parque con el objetivo de entender cómo la presencia y eliminación de
represas de castores afecta la hidrología e intercambio neto de gases, en los ecosistemas
de turberas impactados.
“Hemos formado una alianza con un equipo de científicos líderes en la ecología y
dinámica de humedales que, junto a los guardaparques de Karukinka, nos permitirá
identificar los mejores sitios para llevar a cabo el experimento, instalar instrumentos y
mantener el trabajo de campo durante los dos años que dura el proyecto. Creo que el
conocimiento que vamos a generar acá es clave para entender mejor la dinámica
ecológica de estos ecosistemas, de los cuales aún no sabemos mucho, pese a que
convivimos con ellos todos los días”, comentó Melissa Carmody.
Durante la primera etapa del proyecto se instalaron 54 sensores de nivel freático,
distribuidos en seis turberas: dos de ellas sin presencia de castores (sitios control); dos
con represas de castor y, por último, dos sitios donde se removerán las represas. Esto
permitirá conocer la variación del nivel de agua subterránea, en cada sitio, en función del
manejo que se haga de las represas de castores.
Además, se instalaron dos cámaras de subsidencia, que permiten conocer las variaciones
del volumen de estas turberas en el tiempo, lo que también es un indicador de cambios en
el nivel de agua. Los niveles altos de agua subterránea favorecen la producción y emisión
de metano (CH₄) y reducen las emisiones de dióxido de carbono (CO₂), mientras que los
niveles bajos de agua subterránea aumentan la oxidación de la turba, a través de la
actividad microbiana, incrementando las emisiones de CO₂ y reduciendo las de CH₄.
“Esta investigación es el primer experimento a gran escala desarrollado en las turberas de
Karukinka, y me atrevo decir que también a nivel de las turberas Patagónicas. Estamos
materializando la visión de que Karukinka cumple el rol de laboratorio natural para
informar decisiones de manejo basadas en ciencia. Por otra parte, evidenciamos la
importancia de las alianzas con socios de diferentes áreas del conocimiento, para
entender los problemas complejos asociados a la dinámica de ecosistemas y co-diseñar
propuestas y soluciones”, comentó Nicole Püschel, encargada de Cambio Climático y
Biodiversidad de WCS Chile.
El proyecto busca, además, capacitar al equipo de WCS Chile, quienes, conociendo la
metodología de trabajo, podrán mantener el monitoreo de estas turberas a largo plazo y,
potencialmente, escalar la investigación a otras áreas del parque.
¿Eliminar o no las represas de castor?
Estos humedales son grandes reservorios de carbono y si, como consecuencia de las
represas del castor y los correspondientes cambios en la hidrología del área, se está
liberando este carbono a la atmósfera, entonces, ¿es mejor para las turberas y su
biodiversidad, eliminar las represas de una vez, desmantelarlas por fases o dejar que se
desarmen pasivamente?
Otra de las importantes preguntas que espera responder el proyecto, es si las
proyecciones de las precipitaciones en la zona, producto del cambio climático, ¿afectarán
la hidrología de las turberas de Karukinka?
Las respuestas a estas interrogantes permitirán informar acciones de manejo y control de
amenazas, no solo para la conservación de las cerca de 75.000 hectáreas de turberas del
parque, sino que, además, aportarán a la conservación del resto de las turberas de la
Patagonia.
Investigación colaborativa
La investigación cuenta con la participación de científicos de las siguientes instituciones:
Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), Universidad de la Frontera (UFRO),
Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) y Centro de Hidrología y
Ecología del Reino Unido (BioPole).