Las cotizaciones sindicales son de propiedad de la organización y por ende de todos los trabajadores. No son una cuenta de ahorro a la que los trabajadores tienen acceso en tiempos o fechas determinadas y tampoco una fuente de ingresos para ser gastada en gestiones de cualquier tipo, si antes no fueron presentadas en un presupuesto de gastos aprobados por los trabajadores.
Por cierto que es una obligación de los socios del sindicato suplir las pérdidas de ingresos en que incurren los dirigentes, sobre todo cuando deben gestionar durante su tiempo de trabajo, pero es bastante claro también que los organizados deben conseguir en sus contratos colectivos que las empresas se hagan cargo del pago de las horas que se ocupan en gestión sindical.
Los trabajadores pueden y deben acercar su sindicato a federaciones, confederaciones o centrales sindicales si así les parece, pero deben tener muy claro la cotización que van a pagar a la organización de grado mayor, de la misma manera que deberían conocer los beneficios que adquieren al ser parte de tal o cual organización. Por cierto no hablamos de beneficios económicos, pero es claro que el apoyo, la asesoría, el descanso y la recreación deben ser parte de las preocupaciones de las organizaciones de mayor grado.
2.- Ninguna organización sindical de base debe entregar a una organización mayor la administración de sus recursos. Estos deben ser cautelados por la directiva sindical, principalmente por el tesorero, quien tiene la obligación de rendir cuenta periódica de los ingresos y egresos del sindicato. Ciertamente que desde que se derogó la norma que permitía que las autoridades del trabajo se hicieran parte de acciones de revisión en caso de reclamo de los socios del sindicato, se abrió la puerta al aprovechamiento y la corrupción, pero los trabajadores aún pueden ser vigilantes de sus recursos y no permitir que estos sean dilapidados.
La clave de un buen sindicato está en la educación de sus socios, el conocimiento de los deberes y los derechos, la organización de equipos de trabajo, el control de sus ingresos y bienes.