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CLEMENCIA SEÑOR PRESIDENTE

El martes recién pasado en su segundo día como mandatario de los Estados Unidos, el
presidente Donald Trump asistió junto a su familia, miembros de su gobierno, esposas, y las más
altas autoridades de la nación al servicio de oración en la Catedral Nacional de Washington. Un
servicio religioso tradicional en la democracia del país del norte, que se ha efectuado otras diez
veces anteriores en el templo de la iglesia episcopal. El sermón fue dirigido por la obispa Mariann
Edgar Bude, primera mujer en estar al frente de la Diócesis Episcopal de Washington DC, a cuya
cabeza está desde 2011. El sermón como es usual duró unos quince minutos, en sus últimos cuatro minutos, la obispa Mariann Bude, fijó su mirada en el presidente Trump, y hablándole directamente, le hizo un ferviente llamado, implorando que tuviera clemencia, con los millones de personas migrantes que residen en los Estados Unidos. También rogó piedad por las personas que integran las minorías sexuales. “En el nombre de Dios, le pido que tenga misericordia con gente en nuestro país que tiene miedo ahora». «Gente que recoge las cosechas, que limpia nuestras oficinas. Que trabajan en granjas y en empacadoras de carne. Que lavan la loza luego de que comemos en
restaurantes. Y que trabajan en turnos nocturnos en hospitales». «Podrán no ser ciudadanos, o tener la documentación apropiada. Pero la vasta mayoría de los migrantes no son criminales. Ellos pagan impuestos, son nuestros vecinos, son fieles miembros de nuestras iglesias, mezquitas, sinagogas y templos”. Esta tranquila y serena oración, fue motivada por las numerosas “órdenes ejecutivas”, firmadas en las horas previas por el presidente Trump, que, entre otras, priva de nacionalidad a los hijos e hijas de migrantes irregulares, nacidos en territorio estadounidense. Y ordena deportaciones masivas de población migrante en condición irregular. Las palabras del sermón, tuvieron una rápida reacción de Trump, quien a través de su cuenta en la red social X, sostuvo que el sermón no había sido para nada emocionante, que la obispa era una radical de izquierda que odiaba a Trump, y que había hecho mal su trabajo. Algunos de sus colaboradores, sugirieron incluso que la obispa podría ser deportada, aunque ella tiene nacionalidad estadounidense.
A miles de kms hacia el sur del continente, vivimos una explosión de crimen y delincuencia sin
precedentes, asociada a organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas, a los secuestros y al tráfico de personas. Nada parece más apropiado para enfrentar esta amenaza a nuestra
convivencia, que ofrecer medidas extremas de fuerza, expulsiones masivas de migrantes irregulares, o el cierre de fronteras. Pero al igual que el gran vecino del norte, la realidad es más compleja.
También en nuestro país, existe un segmento importante de personas migrantes, incorporadas a la
estructura productiva del país. En los Estados Unidos desde hace décadas de las cosechas de
temporada de los estados del sur, las realizan trabajadores migrantes. Muchos de ellos en condición irregular, ya que son conducidos a través de la frontera, sólo para cumplir estas labores agrícolas, Su
condición irregular, favorece un valor hora de trabajo muy inferior al que exigiría un trabajador
estadounidense. Y así sucede en múltiples labores, como las que enumera la obispa Bude, la gente
que limpia oficinas, los que trabajan en frigoríficos y mataderos, los que lavan la loza en
restaurantes, los que trabajan en turnos nocturnos en hospitales. El discurso simplista, que asocia la
condición migrante con la actividad delictiva, es el combustible con el que prosperan las alterativas
políticas ultra conservadoras. La polarización del discurso político ha fracturado en dos la sociedad
norteamericana, y el presidente Trump inicia su mandato, con un respaldo inédito en ambas cámaras
del congreso, pero con el apoyo de sólo el 50% del voto popular. Al igual que en su primer mandato,
resolvió que los Estados Unidos ya no formará parte de la OMS, y que se saldrá del Acuerdo de
París sobre cambio climático. Dos medidas que el presidente Biden, revirtió una vez asumido. La
democracia más antigua del planeta, a lo lejos nos sirve de espejo. Pese al entusiasmo que produce
en un segmento de personas del mundo conservador, también existe en ese mismo sector, otras
personas que miran con distancia las políticas de Trump. Cito por ejemplo al doctor Mañalich, ex

ministro de Salud del difunto presidente Piñera, quien ha manifestado su rechazo enfático a la
designación de un declarado anti vacunas como Robert Kennedy, en la secretaría de Salud. Demás
está decirlo, que para una economía pequeña como la de nuestro país, cualquier atisbo de
proteccionismo en el país del norte, es una señal de alerta. El crecimiento económico de Chile, que
ha sido tan esquivo en los últimos diez años, depende de la apertura de mercados. Lo que se ha
conseguido con un trabajo de joyería de los gobiernos de Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet,
donde se suscribieron los tratados de libre comercio que hoy permite a nuestras exportaciones
ingresar con arancel cero, al Asia pacifico, a la Unión Europea, y por cierto a américa del norte,
Estados Unidos, México y Canadá.
Cuando se preparan en Chile, las candidaturas presidenciales para fines de año, es más urgente que
nunca, que se vuelva a centrar el debate, en los temas país, las ideas y propuestas que requieren de
acuerdos amplios. Durante la actual administración, todo indica que se logrará por fin cerrar un
acuerdo transversal entre las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Tardíamente
comprendió el ejecutivo que sacar adelante al menos una de sus reformas emblemáticas, requeriría
hacer concesiones al adversario. El acuerdo conseguido en pensiones que se votará en sala del
senado hoy lunes, es un remedo de lo que contemplaba el proyecto original del gobierno. El cual
siempre se supo que carecía de votos, pero se dejó pasar tres años de gobierno, librando
escaramuzas en los medios por parte de la cartera de trabajo y la asociación de AFP. Se perdió un
tiempo valioso, que hoy ha faltado para analizar con detención las indicaciones al proyecto original.
Aun así, la reforma que se aprobará, no deja contento a ningún sector, lo que algunos ven como una
virtud. También puede ser una debilidad, que anticipa que el tema no va a quedar cerrado a
discusiones futuras, con un nuevo parlamento. No obstante, lo anterior, desde este espacio hemos
clamado durante años por el dialogo y el entendimiento, y este constituye un esfuerzo en esa línea.
A destiempo, con torpezas y frases para el bronce, que, de lado y lado, torpedearon las
conversaciones, pero algo se avanzó. Es como el pago de la deuda histórica a los profesores,
anunciada con bombo y platillos por el ministro Cataldo. Pero en la práctica es el abono de una suma
muy menor a lo adeudado. Una cifra simbólica, que, para percibirla, obliga a los profesores renunciar
a sus demandas judiciales u otras acciones de cobro. Es una muestra más de que el discurso
maximalista, hace agua cuando se está en el gobierno. Se requiere gestión pues compañero. Y esa
asignatura parece que no todos la aprobaron.
Pero hay que ser positivos, ya se anuncia la construcción de nuevos programas de gobierno, nuevas
propuestas para buscar el apoyo ciudadano. El sector conservador cuenta desde hace un año al
menos, con una candidatura indiscutida, que, salvo una sorpresa por su extremo derecho, no debiera
impedir el avance de doña Evelyn a la primera vuelta presidencial. Por el lado del progresismo, todo
es más farragoso, la participación en la actual administración, deja múltiples compromisos de
campaña pendientes. Por lo que la confección de cualquier programa futuro, debe pasar por un
sinceramiento a cargo de los equipos técnicos. El cable a tierra que es imprescindible, para
reconectar con los sueños y también con los dolores de la gente. Lo único cierto, es que la
presidencial de este año, se definirá entre alternativas con experiencia de gobierno. Ya el país probó de las mieles de la pura y prístina juventud, con los resultados a la vista. Un tercio según las
encuestas se mantendría afín al presidente Boric, muy meritorio, atendidas las circunstancias, pero
insuficiente para fundar un nuevo gobierno.
Los desafíos del presente son múltiples y requieren mantener el incipiente dialogo que permitió el
avance de la reforma de pensiones. Ojalá alcanzara el ímpetu para cerrar la reforma al sistema
político. La dispersión en más de 25 mini partidos impide articular acuerdos, y la existencia de
parlamentarios con micro votaciones, inhibe discusiones de fondo. Así como la reforma de pensiones deja en pie de guerra a No más AFP, a CENDA y a la Fundación Sol. Si prospera la reforma política, provocará el rechazo de los mini partidos y parlamentarios con votaciones enanas, que ya gozaron del maná del poder y la influencia, y no lo quieren perder.
El impactante sermón de la obispa Bude, nos inspira a pedir a quienes detentan el poder en Chile,
tengan clemencia, tengan piedad, por los millones de trabajadores y trabajadoras que luchan cada
día por sus familias, sin saber si van a seguir teniendo trabajo, si van a poder llegar a sus casas, si
van a poder llegar a fin de mes. Ojalá tengan clemencia, y le den un pequeño alivio a la gente,
dejando de lado las reyertas estériles, y sigan construyendo un clima de diálogo que permita
destrabar las reformas que Chile necesita.
Ernesto Sepúlveda Tornero